La Virreina Centre de la Imatge inaugura, simultáneamente, tres exposiciones. Y si bien una de ellas forma parte de un programa más clásico, de historia de la fotografía, que este espacio ofrece habitualmente, las otras dos están dedicadas a sendos artistas que por primera vez están en un centro museográfico. La exposición central es la dedicada a Lorenza Böttner, comisariada por Paul B. Preciado: Réquiem por la norma. Está dedicada a una artista chilena de familia alemana, que vio sus brazos amputados cuando tenía ocho años, al electrocutarse cuando subía a un palo eléctrico. Sin embargo, Böttner siempre se negó a considerarse discapacitado. Además, aunque había nacido hombre y mucha gente tendía a concebirla como una persona asexual, plantó cara a las convenciones y empezó en travestirse y a afirmarse como mujer, hasta el punto de cambiarse su nombre de Ernst Lorenz, por Lorenza. Siempre se concebió como artista, pero sólo ahora sus obras llegan a una sala de exposiciones. Junto a esta muestra, una pequeña exposición muy relacionada con ekka, Organoléptico, del argentino Duen Sachi, que pretende hacer una crítica al concepto occidental del cuerpo y descolonizarlo. Completa el trío de exposiciones Survivals programmes, todo un clásico de la fotografía social inglesa de los años 1970, que se puede ver por primera vez, íntegra, en el Estado español.

Lorenza Böttner. Sin título. Virreina

Lorenza Böttner. Sin título (1982), fotografía en blanco y negro.

El artista que no renunció nunca a nada

Lorenza Böttner (1959-1994) se crio en Alemania, adonde fue llevada por su madre con el fin de beneficiarse de la mejor atención posible después del accidente. Allí Böttner nunca quiso considerarse un discapacitado y reivindicó su voluntad de ser artista, hasta el punto de ingresar en la Escuela de Arte de Kassel. Su propia historia y personalidad fue el principal motivo de su obra, realizada con la boca y con las manos. Practicó la pintura, con las manos y con la boca, y también la fotografía y la performance. Pero generalmente practicó su arte en la calle, fuera de los espacios donde habitualmente se hace el arte hegemónico. Y si se ha podido organizar esta exposición es porque la madre de la artista, Irene, ha guardado buena parte de su obra y se ha constituido en su máxima defensora. El comisario de esta muestra Paul B. Preciado, afirma que esta iniciativa quiere sacar a la luz una historia "que ha sido ocultada por la historia normativa del arte". Esta exposición se ha podido realizar gracias a una larga tarea de investigación que ha tenido el apoyo de la propia Virreina y del Ministerio de Cultura del gobierno federal alemán. Paul B. Preciado considera que la vida de Böttner es ejemplar, y que refleja "la construcción de una subjetividad disidente".

Lorenza Böttner i Johanes Koch, Sin título (1983)

Lorenza Böttner y Johanes Koch, Sin título (1983), fotografía en blanco y negro.

Petra era Böttner

Böttner llegó a Barcelona a finales de los años 80, primero para pasar temporadas, y después se estableció aquí. Durante un tiempo hacía "pintura bailada", pinturas que pintaba con los pies mientras bailaba. No se organizó ninguna exposición de su obra hasta después de su muerte, porque nunca pudo entrar en los circuitos convencional. Parece ser que se sintió bien acogida en la capital catalana, donde sus planteamientos sobre el sexo despertaban interés en algunos círculos, tras décadas de represión nacional-católica. Böttner, que viajó mucho, siempre se movía en círculos artísticos, y en Barcelona hizo amistad con Javier Mariscal. Este, además de dibujar a Cobi, la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, también creó a Petra, la mascota de los Juegos Paralímpicos. Y parece ser que la creó mediante diálogos con Böttner. Fue Böttner quien encarnó Petra, en las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos.

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Petra de Mariscal. Foto: Vàngelis Villar.

Böttner desde todos los ángulos

La exposición de la Virreina muestra un amplio catálogo de la obra de Böttner. Desde vídeos de sus performances, hasta el documental sobre su vida grabado con el cineasta Michael Stahlberg (Lorenza - Portrait of an Artist - Docu Short). También hay numerosos materiales biográficos, desde su infancia hasta su prematura muerte, a causa del sida, con 34 años. Porque en Böttner, vida y obra se confunden por completo: hizo performances en que se presentaba como la Venus de Milo, hizo series de retratos, como Face Art, donde retrataba su ambigüedad sexual, pintó cuerpos sin brazos y sin piernas (y también piernas y brazos sin cuerpos)... El gran tema artístico de Lorenza Böttner era Lorenza Böttner, aunque en alguna ocasión pintó otras obras de tema social, como los maltratos a los afroamericanos en Estados Unidos.

Lorenza Böttler Face Art, Kassel 1983

Lorenza Böttler. Face Art, Kassel 1983.

Sin escapatoria

Preciado apunta que aquello excepcional más excepcional de Böttner no es la calidad de su obra, sino la creación de un espacio en que el cuerpo disfuncional puede representarse al margen del freak show o de la patologizació.n Böttner no aceptaba ser reconocida como inválida o discapacitada, porque rechazaba los marcos normativos que separaban entre lo normal y lo patológico (de la misma forma que negaba la división entre hombre y mujer). Lo más sorprendente es que alguien así, si ha sido conocido hasta ahora por alguna cosa, es por haber encarnado a Petra durante los Juegos Paralímpicos. La artista Böttner quedó oculta bajo la máscara y no tuvo acogida institucional. Poc después de los Juegos enfermaba gravemente y moría, marginada del mundo artístico. Hoy, por fin, la Virreina quiere dar a conocer qué había por debajo de la máscara de Petra.

5Somatico Acasia

Duen Sacchi. Somático con acacias, rotulador sobre papel, 29,7 x 42 cm.

La venganza póstuma contra el Virrey Amado

El artista y activista trans Duen Sacchi (Aguaray, Argentina, 1974) ha presentado hoy Organoléptico, una exposición que trata de estudiar la invención del cuerpo anatómico occidental. Pero esta exposición, para Sacchi, también pretende constituir una historia de la melancolía occidental, que según el artista está estrechamente relacionada con la historia de la piel y de la colonia. A través de objetos, dibujos y, sobre todo, estampamientos murales, Sacchi muestra la metamorfosis vivida en los cuerpos de nueve personajes. Entre ellos no podía faltar uno, el del Virrei Amat, el personaje que encargó el Palau de la Virreina, financiado según Sacchi, "mediante el expolio histórico del Sur". Sacchi ha recordado que el Virrei Amat había encargado las famosos "pinturas de casta" (una serie de cuadros en que se clasificaban las diferentes "razas" y sus mestizajes), un elemento determinante de la construcción del cuerpo colonizado. Y ha afirmado que quería llevar su figura hasta la Virreina como una especie de escarnio póstumo. Sacchi ha mostrado también su satisfacción de exponer justamente ahora su obra, porque ha argumentado que su creación está en estrecho diálogo con la de Paul B. Preciado, el comisario de la exposición sobre Lorenza Böttner.

Lunch, Maryhill, Glasgow, Scotland, 1975 © Chris Steele Perkins

Lunch, Maryhill, Glasgow, Scotland, 1975 © Chris Steele-Perkins.

La dureza de un bienestar inexistente

Entre 1974 y 1979 el Exit Photography Group, un colectivo compuesto por Nicholas Battye, Chris Steele-Perkins y Paul Trevors se propusieron documentar la vida de las clases populares británicas, en un intento de dejar constancia de su pauperización. Este magnífico trabajo documental dio lugar a la muestra Survival Programmes: In Britain's Inner Cities (Programas de supervivencia en los barrios de clase obrera británicos), que se expuso por primera vez y presentó en forma de libro en 1982. El proyecto combinaba las fotografías con la reproducción de una serie de diálogos con gente de barrios marginales a través de las cuales se veía su situación: la pobreza, los problemas de vivienda, el paro, las tensiones raciales, la crisis de Irlanda del Norte... Un intento de dar la palabra a los excluidos del sistema que tuvo una gran resonancia en Gran Bretaña y que todavía no se había podido ver aquí.

Falls Road, Belfast, Northern Ireland,1978 © Chris Steele Perkins

Falls Road, Belfast, Northern Ireland,1978 © Chris Steele-Perkins.

En el corazón de la miseria

Survival programmes entra en el corazón de la vida de las personas. Los fotógrafos retrataban a la gente en sus casas, en sus lugares de ocio, en sus trabajos... Y las grabaciones permitían, al mismo tiempo, reflejar sus almas, al permitir que explicaran sus inquietudes más profundas. Este proyecto permite constatar cómo, pese a los proyectos sociales, la situación de los pobres en las zonas industriales de Gran Bretaña a finales de los años 1970, incluso antes de la subida de Margaret Thatcher al poder eran terribles. El Exit Photography Group estaba convencido de que parte de su trabajo era, justamente, dejar constancia de lo que pasaba con el fin de denunciar una situación. En aquel momento la pobreza afectaba duramente en muchos barrios centrales de las grandes capitales. Los miembros del grupo, de forma profética, ya anunciaban que quizás, al cabo de un tiempo, los pobres se desplazarían hacia las periferias urbanas y dejarían los centros para los ricos. Y apuntaban que lo principal era acabar con la pobreza, y no desplazarla. Su trabajo sobre los barrios obreros británicos se ha convertido "en un clásico de la cultura fotográfica documental inglesa de los años 70". Desdichadamente, también tenían razón en su análisis.

 

Fotografía de portada: Lorenza Böttner, Sin título (sin fecha), fotografía en blanco y negro.