El silencio ha sido el protagonista inesperado de ¿El último concierto?, una cita que ha unido a más de 125 salas de música de todo el Estado español para combatir la "situación dantesca" que están viviendo a causa de las medidas contra el coronavirus. El objetivo: pedir auxilio a los gobiernos para evitar la desaparición de muchos de estos espacios.

Escenarios vacíos, otros en proceso de montaje, salas cerradas y artistas en silencio, con las mascarillas puestas, han sido las imágenes que se han visto en esta cita especial, celebrada a través de streaming, con el objetivo de visibilizar la situación de las salas, cerradas desde hace meses por las restricciones relativas a la Covid-19.

En la web oficial del concierto se podía acceder a conexiones en directo en varias salas participantes de todo el país, pero estas ventanas sólo te conducían a escenarios en silencio, imagen inequívoca del mensaje que han querido enviar. "Sí, estás escuchando bien. Si no aplican medidas urgentes, las salas de conciertos se quedarán en silencio", se podía leer.

Desde el comienzo de la pandemia han cerrado 16 salas de las 280 que se calcula que está repartidas por todo el territorio la Asociación Estatal de Salas Privadas de Música en Directo (ACCES), pero muchas están agotando sus últimos recursos y antes de fin de año el desastre podría ser generalizado.

"Las salas de conciertos están viviendo, sin lugar a dudas, la situación más crítica y nunca experimentada del sector hasta el momento y ya son más de 8 meses los que la mayoría de ellas permanecen cerradas", señala un manifiesto publicado por las salas.

Con el concierto silencioso de hoy quieren pedir que se las reconozca "como bien cultural", porque muchas de las salas "no podrán sobrevivir en estas condiciones de endeudamiento más allá del 2020, a no ser que puedan recuperar la actividad con unas condiciones mínimas que no provoquen más pérdidas que las actuales".

Una situación "fatídica"

Las salas de música están metidas legalmente en el mismo ámbito que el ocio nocturno, lo cual los obliga a cerrar "mientras que auditorios, teatros o cines están abiertos con limitaciones", lamentan desde ACCES.

Los propietarios de las salas más pequeñas han tenido que solicitar créditos personales, pero es un recurso insostenible a medio plazo, señala la Plataforma, formada por ACCES, Aragón en Vivo, ASSACC (Catalunya), Kultura Live (País Vasco) y La Noche en Vivo (Madrid).

"Durante este fatídico 2020 desde marzo y hasta a final de año se han cancelado más de 25.000 actuaciones, que han afectado además de 5.000 trabajadores directos de las salas y a miles de músicos y profesionales de la música en directo al no tener actividad".

Las pérdidas acumuladas hasta fin de año serán de 120 millones de euros, y la mayoría de las salas no podrán aguantar más tiempo cerradas. Desde el pasado 2 de noviembre, sus fachadas muestran carteles negros con el año en que abrieron sus puertas y un 2020 como posible fecha de su último espectáculo.