El corredor de Karts es la comedia que podemos ver hasta el 16 de enero en La Beckett. Un texto original de Marc Artigau i Queralt escrita especialmente por Parking Shakespeare, una compañía creada en 2009 bajo el concepto anglosajón de hacer llegar las obras del autor de Stratford-upon-Avon a parques públicos. Ellos lo han hecho en el Parque de los Tilos de la Estación del Norte coincidiendo con el buen tiempo. Excluidos, en principio, del Grec, han acabado convirtiéndose en un clásico de los clásicos del festival, llegando a protagonizar su clausura en el 2019. Parking Shakespeare también se dedica a otros autores, lo hace durante el invierno. Entre ellos encontramos nombres como Büchner, Schiller o Simon Stephens.
La sala de arriba de La Beckett es exactamente el interior de un taller mecánico de coches. Sus paredes originales medio pintadas y abandonadas nos recuerdan a aquellos talleres de barrio y familiares en vías de extinción. Herramientas, mesas de trabajo, estanterías (quizás todo un poco demasiado ordenado) conforman el universo ideal para revisar el motor de una etapa de nuestra historia más reciente: el pujolismo. Aunque nuestro exhonorable presidente no es mencionado en ningún momento. Yo tampoco lo mencionaré por si acaso.
¿El hipnotizado que lo deshipnotice buen deshipnotizador será?
Interpretativamente, Parking Shakespeare construye un montaje que se desarrolla con rigor y buen ritmo. Ester Cort construye uno de los personajes más jocosos interpretando a una hipnotizadora dominatriz. Santi Monreal es la víctima, el mecánico, un hombre simple, un garrulo que no quiere problemas y acaba refugiándose en su lugar ideal de descanso: una pista de karts que dibuja a una sociedad anclada en un mundo infantil e idealizado. Un buen arañazo a nuestro inconsciente colectivo. Al dolor de un pueblo que prefiere continuar hipnotizado y repetir sin pensar: "El trabajo bien hecho no..."