Han tenido que pasar seis años para que The Cure volviera a los escenarios barceloneses, pero ha valido la pena. Robert Smith y los suyos no han decepcionado durante un maratoniano concierto que se ha alargado casi tres horas, pero que no ha aflojado en ningún momento. De hecho, los ánimos del público, que prácticamente ha logrado el sold out del Palau Sant Jordi, tan solo han ido in crescendo a medida que avanzaba la noche, cuando a las puertas de la madrugada el grupo ha ofrecido algunos de sus hits más pop, que todo el mundo conoce y consiguen arrancar un baile incluso de aquellos más agotados. In between days, Just like heaven y, obviamente, Boys don't cry, han completado una noche inolvidable.

Pero la banda británica, que poco a poco se acerca a su medio siglo de vida, no ha limitado el repertorio a los clásicos. De hecho, la primera mitad de los 165 minutos de concierto ha querido recordar el origen del grupo, con un componente gótico seductor para su fanbase más pura y entregada que ha asistido al concierto vestida para la ocasión y sin esconderse. At night y A strange day, además del ya mítico A forest, han llevado la esencia de lo que muchos denominan la trilogía de álbumes goth que The Cure compuso en plena errática y depresiva juventud para catapultarlos a la adoración de toda una generación.

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Robert Smith durante el concierto en el Palau Sant Jordi / Foto: Lorena Sopêna / Europa Press

También ha habido motivos para el optimismo. Y es que, en medio de la euforia por las sinfonías oscuras y desesperadas, la banda ha compartido varias novedades. Los fans, que esperan un álbum nuevo desde que Robert Smith y compañía publicaron 4:13 Dream (hace ya catorce años!), han podido probar qué les espera. And nothing is forever y A fragile thing han dado por válidas las palabras del líder del grupo, que ha asegurado que el próximo disco será "oscuro e increíblemente intenso", una especie de retorno a los orígenes para The Cure. Pero no todo serán delirios suicidas, porque en las nuevas melodías también hay un componente muy maduro y nada errático. Si todo el próximo álbum sigue este hilo, salga cuando salga, los fans podrán estar bien contentos. Y, mientras tanto, pueden escuchar a The Twilight Sad, el artista invitado que ha encendido los ánimos y ha evidenciado con la crudeza de su música por qué The Cure es también su grupo preferido.

El concierto no solo ha sido escandalosamente brillante en su música, sino que también por su puesta en escena. A la sesentena de edad, Smith canta y toca con un ademán absolutamente adulto (a pesar de no poder evitar que, ante un público entregado, se le filtre su habitual timidez de niño pequeño); también Simon Gallup, que ha estado en el grupo casi desde el principio, ha sido un protagonista silencioso pero omnipresente sobre el escenario. Y, fuera del escenario, todo reconocimiento tiene que ir dirigido a Spider-Man: un espectador se ha disfrazado del hombre araña y sorprendido a Smith durante su interpretación de Lullaby, con las telarañas del videoclip replicadas en la pantalla gigante. Ni el superhéroe del cómic ha querido desperdiciar la oportunidad de escuchar a un auténtico superhéroe de la música.