El verano de la marmota. El periodo estival de los vendedores ambulantes del top manta se repetía una vez y otra los últimos años: la mejor época para la supervivencia despachando productos en la calle se volvía una pesadilla por la persecución policial y el embate mediático.

Este verano de la marmota tocó fin el año pasado.

Nadie tuvo un verano normal.

Los manteros tampoco.

Un sindicato top

La Barcelona sin turistas supuso el fin de su negocio en la calle. Es decir, otro tipo de pesadilla: la única vía que el colectivo tenía para ingresar dinero para enviar remesas en sus familias, se veía también decapitada -un ciclo, perdonen el umbralismo, narrado por un servidor al libro Vida mantera. Retrato circular de la venta ambulante (Dakar-Barcelona)-. Afortunadamente, desde hace un lustro, en Barcelona existe el único Sindicato de manteros del mundo, reconocido así por el mismo Bob Brown, fundador de los Black Panthers de Chicago.

Gracias al Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, muchos de los manteros –otros se marcharon a probar suerte en las campañas de la fruta– encontraron amparo bajo una caja de resistencia común y muchas actividades alternativas en la calle: principalmente la marca Top Manta, una cooperativa que tiene su sede en el Raval desde el 2017 y que ha permitido tres manteros dejar la calle de forma estable, además de ayudar a un buen número de vendedores a reducir las salidas.

De momento, el Sindicato da trabajo indirectamente con la marca a 15 personas, además de hacer cursos del sector textil: patronazgo, confección y serigrafía, para 25 personas más que acabarán la formación pronto para sumarse al mercado laboral.

Parada|Puesto Sindicato Manteros Sitges - ACN
Parada de ropa de la marca Top Manta creada por exvendedores callejeros migrantes. Foto: ACN

La manta

Los manteros dedicaron parte de la pandemia a tejer mascarillas y batas para un sistema sanitario en el cual muchos de ellos ni siquiera tenían acceso por el muro que supone la ley de Extranjería, que no les permite conseguir papeles. Ellos mismos lo denunciaban a la campaña y proposición no de ley "#Regularizaciónya", a la cual se adhirieron 1.200 entidades del Estado.

El mismo Sindicato espera que este no vuelva a ser un verano normal.

Espera que no se vuelvan a hablar de persecuciones policiales, del juego del gato y el ratón entre vendedores y agentes de seguridad, de instrumentalizaciones políticas de su actividad. Una realidad que ha retratado con extrema elegancia y tenacidad el fotoperiodista Àngel García al proyecto documental The Blanket (la manta).

Únicos en el mundo

Los integrantes del Sindicato creen que, después de cinco años desde su nacimiento (en octubre harán seis) a raíz de la muerte en Salou del mantero Mor Sylla, este puede ser el primer verano donde "se hable más de lo que son que de lo que hacen". "De su marca y sus actividades autónomas que de los problemas racistas que genera la actividad en la calle".

"Este verano esperamos que haya una mejora. Siempre hay esta visión y prejuicio sobre nuestra delincuencia con la llegada del calor. Empiezan las persecuciones. Tanto policiales como mediáticas, y políticas. Esperamos que todo lo que se ha hecho desde el Sindicato y desde Top Manta sirva para cambiar las miradas y concienciar aquellos que siguen con el pensamiento de que somos delincuentes que no quieren trabajar, sin pensar nunca los porqués".

Las palabras son de Aziz Fayé, miembro de la cooperativa del Sindicato y uno de los talleristas de costura y serigrafia de la cooperativa Top Manta. Fayé también es uno de los fundadores del Sindicato, la persona que acompañó a Bob Brown por las calles de Barcelona en su visita para conocer el colectivo, padre de dos gemelos –juegan de fondo mientras se produce esta entrevista– y un migrante que antes de los 30 años había cruzado en patera tres veces el Atlántico para llegar a Europa y ayudar a su familia en el Senegal. El tercer viaje prosperó. Y con otros vendedores montó una asociación pionera y única en el mundo.

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Nuevo modelo de zapatillas deportivas de la marca Top Manta. Foto: ACN

Hacerlo como toca

Fayé espera que este reconocimiento exterior, incluso el papa Francisco ha alabado su tarea, también "llegue por fin aquí". Que se hable del éxito de sus nuevas zapatillas deportivas y "no de unos problemas legales que ellos no han escogido", ya que quieren "ser los primeros a hacer las cosas como toca, pagar impuestos y dar ejemplo".

"It's not about doing it, it's about doing it right" (no es sólo hacerlo, es hacerlo como toca), dice el eslogan del nuevo calzado de Top Manta, en un guiño a la multinacional del símbolo niké. "La campaña ha ido muy bien –dice Fayé mientras uno de sus hijos le reclama, de fondo, la atención–, una campaña donde se respeta los derechos de los trabajadores. La campaña ha sido una excusa para tirar el mensaje por todo el mundo y denunciar injusticias: las grandes empresas siguen explotando, sobre todo en los países en vías de desarrollo. Los países enriquecidos siguen utilizando sistemas racistas que no respetan los derechos de las personas migrantes. Impiden la libre circulación. De aquí nace nuestro spot", acompaña Fayé.

Han despachado 400, de zapatillas deportivas, y tienen decenas más encargadas.

"Tenemos más de 1.000 pedidos que estamos fabricando. Todo aquel que quiera puede hacer un pedido, pero no queremos tener stock. A medida que la gente realiza el pedido, fabricamos", explica. Poco a poco. Fayé asegura que hay manteros que todavía están saliendo por las noches a hacer venta ambulante. Son muy pocos y no lo hacen cada día. Durante el día es muy puntual porque hay mucha vigilancia policial. Además, destaca, hay todavía poca presencia turística. Por eso, dice, siguen con las reivindicaciones políticas. "Hasta que no se pueda trabajar de manera legal, se seguirá ejerciendo la venta. O sino buscaremos alternativas desde el Sindicato".