Hoy llega a los cines Un simple accidente (persa: Yek Tasadof-e Sadeh), la nueva película del cineasta iraní Jafar Panahi, galardonado recientemente con la Palma de Oro de Cannes 2025. Pero esta película no es solo un estreno más: es la última lección de un artista que lleva años conviviendo entre la creación clandestina y la represión política.

Una película y muchos significados

Panahi construye un thriller dramático que empieza con un hecho que puede parecer menor: en un viaje nocturno con su mujer e hija, un hombre, Eghbal, atropella accidentalmente a un perro. El coche se queda averiado, y al pedir ayuda en un taller, se encuentra con Vahid, un antiguo prisionero político que asegura reconocer a un oficial de la inteligencia que lo torturó en la prisión. A partir de aquí, la historia se complica: secuestro, dudas sobre la identidad, otros testimonios, y la obligación moral de decidir si llevar a cabo una venganza o permitir el olvido. El film está lleno de momentos tensos, pero también de humor negro y reflexión: no es solo un juego de venganza, sino una meditación sobre la memoria, la identidad, la culpa y la justicia en un país donde casi no existe una vía clara para obtenerlas.

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Jafar Panahi ganó la Palma de Oro de Cannes con Un simple accidente / Foto: Stefano Spaziani / Europa Press

Jafar Panahi no es un director cualquiera. Lleva más de dos décadas trabajando bajo las restricciones del régimen de la República Islámica de Irán

Jafar Panahi no es un director cualquiera. Lleva más de dos décadas trabajando bajo las restricciones del régimen de la República Islámica de Irán. En 2010 fue condenado a seis años de prisión, 20 años sin poder hacer películas, escribir guiones, viajar o conceder entrevistas. Estas condenas, más allá de los castigos judiciales, fueron maniobras políticas para truncar su voz. En 2022 fue detenido de nuevo, por protestar por el encarcelamiento de cineastas como Mohammad Rasoulof y Mostafa Ale Ahmad. Estuvo preso unos siete meses e hizo una huelga de hambre. El régimen le había impuesto también la prohibición de salir de Irán. A pesar de todo esto, Panahi no se ha detenido. Ha continuado rodando clandestinamente (sin permisos oficiales), haciendo películas que llegan al público internacional, aunque a menudo se publican fuera del país o en festivales internacionales. Un simple accidente es uno de estos proyectos “ilegales” en el sentido de que no ha tenido autorización oficial para el rodaje. 

Un simple accidente es una reivindicación del derecho a representar la violencia que muchos han vivido, pero también una declaración de fe en el poder del cine como arma de denuncia y de memoria

Estrenar hoy esta película significa muchas cosas: es una reivindicación del derecho a representar la violencia que muchos han vivido, pero también una declaración de fe en el poder del cine como arma de denuncia y de memoria. Panahi mismo ha dicho que Un simple accidente es “un mensaje sobre el futuro: el régimen se ha autodestruido por dentro, solo le queda el cuerpo”. El hecho de que la película ganara la Palma de Oro en el Festival de Cannes refuerza la dimensión simbólica: Panahi ha estado imposibilitado de viajar fuera de Irán durante casi quince años, hasta que recientemente se levantó la prohibición. Esta distinción internacional no solo premia la obra como arte, sino como acto de resistencia política.