Sí, no hemos llegado ni a la mitad del 2022 y es demasiado pronto para decir que una serie es la mejor del año. Sólo es una afirmación provisional, a la espera de que llegue alguien y la supere. De momento, sin embargo, no hay ninguna duda. Porque Severance es absolutamente fascinante. Una de aquellas series que te coge y no te suelta, sumergiéndote en un mundo creado de forma meticulosa para que cada uno de sus detalles esté allí donde tiene que estar, creando un todo perfecto. Interpretaciones, banda sonora, fotografía y, sobre todo, la original premisa inicial se alinean como lo hacen los astros para crear un thriller psicológico angustiante que todo el mundo tendría que ver en Apple TV+.

Separación de conciencia

¿Qué pasaría si una vez entraras en el trabajo, dejaras de recordar algo de tu vida personal, y al salir olvidaras todo lo que has vivido en el trabajo? Eso es lo que les pasa a los trabajadores de la empresa Lumon después de una pequeña operación quirúrgica por la cual viven un proceso de separación de su conciencia (severance). El yo que se encuentra en la oficina, por lo tanto, no conoce nada de su yo de fuera. ¿Podríamos decir que son dos personas diferentes?
 

Severance 2La apuesta de Apple TV+ está protagonizada por Adam Scott. / Apple TV+

Ya de entrada, la idea que nos presenta el debutante guionista Dan Erickson es interesante por los debates morales que plantea sobre el equilibrio entre la vida laboral y personal, pero es que además va revelando nuevas capas de misterio respecto del cual se esconde detrás de este experimento a lo largo de los nueve episodios de la primera temporada. Los motivos que los han llevado a coger el trabajo, la docilidad de los trabajadores delante de sus superiores o las relaciones con personas que están dentro y fuera crean conflictos cautivadores que forman un gran rompecabezas.

Prisión de paredes blancas

Y en el centro de todo, protagonista también de unos títulos de introducción espectaculares, encontramos a Mark, que lidera uno de los equipos de Lumon. Él entró a trabajar hace dos años, después de la muerte de su mujer, de manera que con la separación busca apagar el dolor durante unas horas al día. El papel le pega como un traje hecho a medida a Adam Scott, a quien reconoceréis de Parks and Recreation, aunque si a alguna serie de Greg Daniels nos recuerda Severance es a The Office. Y no, no es por la comedia, sino por tener a un grupo de trabajadores cerrados en una oficina sin saber exactamente qué hacen. En este caso, son Irving (John Turturro), Dylan (Zach Cherry) y la recién llegada Helly (Britt Lower), que será la primera en rebelarse contra la prisión de paredes blancas en la que les ha tocado vivir.

Y es que las oficinas y pasillos de la empresa generan una sensación asfixiante, obra de la excelente dirección de Ben Stiller y Aoife McArdle, que nos recuerdan un poco a la estética de Sam Esmail en Mr. Robot y Homecoming, al mezclar una cuidada fotografía con escenarios distópicos. Porque esta estética perfeccionista, que también encontramos en la banda sonora, es la que mejor transmite la disonancia entre la pretendida perfección del sistema - digámosle severance, digámosle capitalismo - y la oscuridad que realmente esconde detrás. Así, tocando las teclas adecuadas y ninguno ni una más, Severance se convierte en una feroz crítica al sistema a través de un misterio inquietante que mantiene al espectador enganchado a la pantalla a lo largo de toda una temporada, que ya sabemos que tendrá continuación.