Hace un par de meses, el Festival de Berlín otorgaba su premio de interpretación a Sofía Otero, la protagonista de 20.000 especies de abejas. Un récord de precocidad, la actriz tenía sólo ocho años, en la historia de Berlinale. Hace sólo unos días, Yamine Lamal se convertía en el jugador más joven, tiene 15, en debutar en Liga con el primer equipo del Barça. Y hace algo más de un mes, las hermanas Joana y Mireia Vilapuig estrenaban Selftape, una serie original de Filmin que Sofía y Yamine harían muy bien en observar con atención.

Si bien es verdad que el mundo del cine y el del fútbol tienen muy poco que ver, es igualmente cierto que la gestión de los focos cuando uno es demasiado joven para recibirlos puede desestabilizar cualquier cerebro en formación. En el caso de Otero, la familia y la directora de la película decidieron que no diera entrevistas, mantenerla alejada de la prensa y de una exposición excesiva. Veremos lo que sucede con el jugador azulgrana. Sin embargo, ambos casos son bien representativos de la prisa excesiva con la que se crean ídolos, bajo la amenaza de crear, también, juguetes rotos.

El ejercicio de la autoficción

Pero centrémonos en Selftape. La serie pertenece a la autoficción, ese género que hibrida realidad y fábula (¿qué es verdad y qué es mentira?), en la que protagonista y personaje se llaman igual, y que implica altísimas cuotas de desnudez emocional. Ejemplos hay a patadas, de Curb Your Enthusiasm o Louie a ¿Qué fue de Jorge Sanz?, Mira lo que has hecho o Maricón perdido. El caso que nos ocupa está muy presente en nuestras memorias: una, Mireia (Sabadell, 1997), protagonizó la película Héroes (2010), una nostálgica mirada a los años 80 con un reparto adolescente del que saldría parte del equipo después responsable del rotundo éxito de la serie Polseres vermelles (2011-2013), que protagonizaría Joana (Sabadell, 1994) y donde también aparecería Mireia.

Ambas pasaron a formar parte del (acotado) star system del audiovisual catalán. “Nos damos cuenta de que tuvimos una fama analógica, de firmar autógrafos y hacernos fotos con cámaras con flash, de que nos dedicaran pancartas. Facebook estaba empezando y éramos novatas. Ahora hay otro tipo de fama”, dice Joana. “Mucho más salvaje”, recoge Mireia: “Ahora estamos sobreexpuestas, lo que ocurre es bestial. Hago la reflexión de que si nosotros vivimos lo que vivimos sin redes sociales, y en un ámbito muy concreto como era Cataluña... era una fama muy reducida en el espacio. Y pienso en actores y actrices que pueden vivir algo similar ahora, es loquísimo”.

Ahora estamos sobreexpuestas, lo que ocurre es bestial

En la ficción de Selftape, las hermanas Joana y Mireia Vilapuig han continuado sus carreras de formas muy distintas: una no deja de hacer castings ni de frustrarse por las negativas continuas. La otra sí ha logrado un nuevo éxito en una serie noruega, pero la vida no le va mucho mejor, y decide regresar a Barcelona para encarar una especie de reset. Como las actrices que las interpretan, las Joana y Mireia de ficción vivieron un éxito precoz y el vértigo del día después, y compitieron entre ellas por los mismos personajes, y la serie pone el foco en ese tránsito.

Qué manera de abriros en canal, creo que habéis sido muy valientes. ¿Os ha sacudido mucho el proceso de creación de Selftape?
Mireia:
Creo que sí había una valentía detrás del proyecto pero nosotras no hemos sido muy conscientes de ello cuando lo llevábamos a cabo. Estábamos abriendo una puerta de nuestro pasado, intentando comprenderlo, y buscando levantar un proyecto común para reconciliarnos con todo lo que vivimos. También haciendo el ejercicio de ficcionarnos, de crear una serie y un universo. Pero viendo ahora cómo la gente lo ha recibido, como llega el mensaje de forma tan directa, es muy bonito ver que este viaje que hacen las Joana y Mireia de la ficción y que, de alguna manera también hicimos nosotras, llega y se traslada desde esa honestidad y esa verdad.
Joana: Yo creo que hemos hecho mucha piña entre las dos. Conociéndonos tanto, al haber hablado tanto, en el momento de creación con el equipo y a la hora de exponernos, sabíamos muy bien cómo protegernos una a otra.

Estábamos abriendo una puerta de nuestro pasado, intentando comprenderlo, y buscando levantar un proyecto común para reconciliarnos con todo lo que vivimos

Es que no hay medias tintas con un proyecto así. Os une o...
Joana:
¡nos separa! (risas)
Mireia: Ha habido momentos de todo tipo, eh... Hemos tenido que hacer un proceso muy bestia de relación, de comunicarnos mucho. De aprender en qué momento debíamos ser hermanas, en qué momento amigas y en qué momento compañeras de trabajo. Y esto ha sido todo un trabajazo. Llevábamos mucho tiempo preparándonos para ese momento, sabíamos que cuando nos dieran luz verde teníamos que estar listas para no encontrarnos en medio del proceso haciendo malabares con nuestras cosas. Ya lo suficientemente difícil era todo lo demás para sumarle problemas entre nosotras.

No me parece tan importante qué es ficción y qué es realidad, porque el alma de Selftape está muy vinculada a sus experiencias vitales, y el resto entiendo que son matices.
Joana:
Sí, es verdad que todo lo que explica la serie está muy vinculado a un sitio muy sentido, aunque también haya cosas que no hayamos vivido. En el proceso de guión con Ivan Mercadé, Mireia y yo aportábamos la parte más emocional, sabíamos si una escena nos tocaba o si la encontrábamos demasiado ficcionada, sabíamos cuál era la línea de lo que nos interpelaba o lo que no.
Mireia: Nos parecía importante que toda esa parte ficcionada estuviera anclada en la verdad. Luego, cuando estábamos rodando, nos sorprendíamos de que las escenas más difíciles eran, precisamente, las que son más reales. En las más ficcionadas podíamos utilizar más fácilmente nuestros recursos como actrices. Fue un proceso muy interesante.

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Selftape, o los peligros que el éxito llegue demasiado pronto

Selftape utiliza grabaciones caseras familiares, y también recupera algunas entrevistas que os hicieron en el momento del boom. Y son bastante impresentables. Toda una bofetada a la prensa...
Joana:
Yo creo que cero. De hecho, hemos leído algunos titulares tipo la revancha de las Vilapuig, y nunca lo hemos hecho desde ahí. No queríamos señalar a los periodistas. Se trataba de dar contexto a los personajes, nunca lo hicimos desde un lugar de venganza...
Mireia: Sí hay una denuncia, eso no lo escondemos. Estas imágenes dan un contexto, pero también las ponemos sobre la mesa para que se genere debate y la gente se cuestione cómo se permitía hacer según qué preguntas a dos niñas. Nosotras entonces tampoco éramos conscientes de ello, ni nosotras ni nuestros padres, ni nuestro entorno, ni los propios periodistas... Lo hemos sido diez años más tarde, revisando las imágenes. Entonces no nos dimos cuenta de que todo aquello era inadecuado. También puede ocurrir que dentro de diez años revisamos cosas de Selftape, o de las entrevistas que hacemos ahora mismo, y pensamos que hay cosas que tampoco están bien. El paso del tiempo es el que da la perspectiva y marca la evolución de las cosas. El uso de todo este material tiene que ver con el momento en que Joana y yo trabajábamos en la venta de Selftape, tratando de encontrar financiación, y pensamos que era un footage muy potente para utilizar.

Viendo vuestra serie mucha gente descubrirá la figura del coordinador de intimidad en un rodaje, vital a la hora de filmar escenas de sexo.
Mireia:
En Estados Unidos, en Inglaterra, es una figura bastante consolidada, pero en España no. De hecho, con Selftape era la primera vez que nosotras teníamos un coordinador de intimidad. Y fue un viaje, entender que podemos trabajar en las escenas sexuales más protegidas, desde un acompañamiento. Si en las escenas de peleas o bélicas hay un profesional que asegura que los actores no se hagan daño, en las escenas sexuales todo acaba en manos de los directores, que suelen ser hombres, y al final es un espacio en el que te sientes poco protegida y es importante tener cuidado. Estamos contentas porque en la promoción de Selftape está saliendo mucho este tema, y nos gusta que se haga eco y que esta figura esté en el punto de mira, es importante.

Teníamos que encontrar cuáles eran las líneas rojas que queríamos cruzar, cuáles no, y hasta qué punto íbamos a llegar, con un trabajo personal muy intenso de ambas

Entiendo que la clave del proyecto es el momento en que decidís poner toda la carne en el asador. ¿Tuvisteis muchas dudas de hasta qué punto queríais desnudaros emocionalmente?
Mireia:
Sí, muchas dudas, muchas. Pasaron años desde la primera idea y cuando nos pusimos en serio, entendimos que debíamos hacerlo con todas las consecuencias. Teníamos que hablar mucho entre nosotras de cosas que nos incomodaban. No teníamos ni idea de qué era la autoficción, lo descubrimos cuando nos dimos cuenta de qué tipo de serie queríamos hacer. Que los personajes protagonistas se llamaran Joana y Mireia fue una decisión muy importante, que te coloca en un sitio de responsabilidad respecto a la historia que quieres contar. Poner personaje y actriz en el mismo plano, pero al mismo tiempo querer separarlas, es un trabajo muy complejo. Teníamos que encontrar cuáles eran las líneas rojas que queríamos cruzar, cuáles no, y hasta qué punto íbamos a llegar, con un trabajo personal muy intenso de ambas.
Joana: La tontería esta del nombre... estuvimos mucho tiempo pensando en cómo llamar a los personajes y no acabábamos de encontrarlo, y es que nos estábamos escondiendo, nos daba miedo. No tenía sentido que no se llamaran Joana y Mireia, y el día que lo decidimos... uf, fue un día heavy. Y tuvimos que digerirlo, porque suponía muchas cosas. Pero después, escribiendo el guión, hablábamos de los personajes en tercera persona, disociándolos de nosotras, tomando distancia.

Era arriesgado para vuestra propia relación como hermanas.
Joana:
Sí, ha sido un proceso... es que me da cosa llamarlo terapéutico, es una manía mía, pero sí ha sido un viaje duro. Hemos cambiado muchísimo. Cuando pienso en cómo era antes de hacer Selftape, creo que soy una persona completamente distinta.
Mireia: ¿Y yo? (risas)
Joana: Tú también, tú también. Desde fuera podrá parecer que me ha pasado más a mí, pero tú también.
Mireia: Sí, hemos hecho un buen viaje

Cuando pienso en cómo era antes de hacer Selftape, creo que soy una persona completamente distinta

¿Con qué referentes de ficción habéis jugado?
Mireia:
Nuestros referentes son mujeres creadoras que se ponen también frente a la cámara. Michaela Coel en Podría destruirte, Phoebe Waller Bridge en Fleabag, Leticia Dolera en Vida perfecta... Y Young and Promising, que es una serie noruega que siempre recomendamos, fue un descubrimiento chulísimo que nos dio mucha energía.
Joana: ¡Y Girls, que siempre es un referente!

¿Y ahora qué? ¿Han sonado más los teléfonos con ofertas después de estrenar la serie?
Joana:
Como actrices no...
Mireia: Si desde aquí podemos decir que estamos abiertas a...
Joana: ¡No lo digas! (ríe)
Mireia: No lo digo, de momento no nos ha llegado nada, pero no hace ni un mes que hemos estrenado. Ya llegará.
Joana: Todo a su tiempo. Nos han llegado algunas cosas como creadoras, y ahora es también el momento de decidir. Crear una serie es una montaña tan alta... Creo que necesitamos tiempo para que las cosas se pongan en su sitio, que las hayamos digerido y volvamos a estar plenas para seguir creando cosas o hacer lo que nos apetezca.