Este artículo nace de dos ideas: la primera es que hace nueve años que se estrenó Fleabag. Hace unos cuantos días que X está lleno de memes y de cortes de los momentos más emblemáticos. La descubrí tarde, que yo siempre llego tarde a las cosas buenas. La vi confinada y me entró tan bien como los vinos que tuve que abrir aquella primavera de 2020 y de la vida detenida. La segunda idea es esto tan complicado y tan valioso: saber reírse de la propia desgracia, hacer humor de uno mismo y de lo que te duele o te avergüenza o te pincha aunque no sepas muy bien por qué (cuando lo sabes, quizá es más fácil empezar la parodia).

Ahora quizá os preguntéis si sabéis reíros de vosotros mismos. Yo reconozco que poco. Adoro a quien sabe hacerlo y adoré a Fleabag (que no tiene nombre) rompiendo la cuarta pared y preguntando, después del comentario de uno de sus amantes, si ella no tendrá el ano demasiado grande. Primero puedes pensar que haciendo humor de ti mismo mostrarás tu propia vulnerabilidad. Y claro, pero eso, al contrario de lo que pueda parecer, te hace menos vulnerable. Si no sé reírme de mí, si no sé mirarme y mostrar también las grietas, es que me tomo demasiado en serio. Tanto, que quiero hacer creer que no las tengo. El humor y la tragedia. Reírse de lo trágico (y entendedme, hablo de tragedias de las que se puede hacer humor en una mesa con amigos) también es un mecanismo de supervivencia. Porque pones distancia y duele menos. Al final, todo va a parar al ego. Y el humor es una manera de desarmarlo. Por eso, cuando unas líneas más arriba decía que yo aún sé poco de reírme de mí misma, iba a añadir que quizá es timidez. La timidez es una gran escudera. Pero no, en el fondo, es ego. El ego merecería un artículo aparte. Sobre todo por sus múltiples e insólitas formas (la necesidad, la sinceridad): “es que necesito decírtelo, por mí, para estar bien”. Mira, pues yo no lo necesito, no sé qué quieres que te diga.

Las ruinas

Está ese famoso pódcast, La Ruina, en el que invitan a la gente a explicar las anécdotas más incómodas y ridículas. Ya lo dicen ellos: la miseria tiene premio. Además, siempre invitan a gente famosa a contar sus ruinas. Es clásica la del pedo republicano de Marc Giró en el Hotel Puerta América. Se dejó llevar en el ascensor y cuando llegó abajo, entraba la reina Letizia con dos guardaespaldas. Imaginaos la gracia con la que explica el pedo, la alimentación madrileña del momento, a base de callos y cañas, y cómo mantuvo el tipo para no delatar que aquello era suyo. Saber reírte de ti mismo también es, sobre todo, una manera de protegerte. Especialmente de lo que puedan pensar o decir. Si has hecho broma de tu fracaso, mira, ya vas vacunado. Me parece que era Quim Monzó quien decía que si no nos reímos de nosotros mismos, lo harán los demás; y entonces no tiene tanta gracia. Es lo que le pasaba a Fleabag, que para esconder el sufrimiento, bromeaba. Y de cara, como para una amiga que sabes que te reirá las gracias de las desgracias. Eso sí, cínica y egoísta como ella sola. Y pensándolo bien también he visto que podría darle otra vuelta al asunto. El humor, reírte de ti mismo, es un síntoma de inteligencia. Enseñar las flaquezas para hacerlas pequeñas también es explicar que te importan menos. Mostrar inteligencia y demostrar que los infortunios no te afectan, ¿qué es, en el fondo, también? Exacto: ego. Ya he dicho que se esconde como un ladrón.

Si has hecho broma de tu fracaso, mira, ya vas vacunado. Me parece que era Quim Monzó quien decía que si no nos reímos de nosotros mismos, lo harán los demás; y entonces no tiene tanta gracia

He pensado muchas veces cuál sería la ruina que contaría. La más terrible, la más vergonzosa. Pensadlo. La que tendría números de llevarse el premio. Y a ver si la podéis sacar en la próxima cena con amigos. La mía, hace más de diez años. Mark Twain decía que la diferencia entre la comedia y la tragedia es solo el tiempo. Y cuanto más te adelantas, más ganas la segunda, para afrontarla y morderla como si fuera pan caliente. O ahora que hace calor, como si fuera un plato de ensaladilla rusa.