El Born Centre de Cultura i Memòria ha presentado uno nuevo formado de debate, Referencias, que pretende llevar a Barcelona las grandes voces a nivel mundial del debate sobre la memoria. Cada curso, entre octubre y mayo, seis grandes personalidades del mundo de la literatura, del arte, de la filosofía o de las ciencias sociales, llegarán a la capital catalana para participar en jornadas sobre varios temas relacionados con la memoria del pasado. Hoy este programa se ha iniciado con una primera experiencia piloto, bajo el tema "Mal de memoria", con la presencia de Marie-Claire Lavabre, del CNRS de París. Con esta charla Lavabre ha querido analizar el boom de la memoria que se difunde por el mundo entero. Esta es una actividad promovida por el Comisionado de Programas de la Memoria del Ayuntamiento de Barcelona y ha sido comisariada por Enric Berenguer y por Marta Marín-Dòmine, la autora de Fugir era el més bell que teníem.

¿De qué se habla cuando se habla de memoria?

Lavabre, especialista en la memoria del comunismo, pero también en debates teóricos sobre la memoria (por ejemplo, en  América Latina), ha disertado sobre "Memoria e identidad colectiva". Ha destacado el papel cada vez más importante de la memoria en la vida política: en Francia y en el Estado español, pero también en la América Latina, en Sudáfrica... Ha destacado que cada vez hay más veces minorias que se niegan a identificarse en la memoria mayoritaria. Pero al mismo tiempo, a destacado la confusión que hay en relación con la memoria: "Cuándo se habla de memoria no se sabe si se habla del efecto del pasado sobre el presente, o del efecto del presente sobre el pasado".

La memoria, ¿un deber?

"Hoy en día encontramos por todas partes el debate sobre la memoria: sobre las dictaduras, sobre la esclavitud, sobre las migraciones, sobre el colonialismo, sobre la discriminación de las minorías, sobre las guerras civiles, sobre el genocidio...", explica la historiadora del CNRS. Pero Lavabre también ha querido destacar que no todo el mundo está de acuerdo con la necesidad de mantener la memoria, en el llamado "deber de memoria", ya que hay los que prefieren el "pacto de silencio" para evitar los conflictos sociales (aunque apunta que el silencio no es el olvido). Hay que ver hacia dónde evoluciona esta tendencia, todavía bastante reciente. "El fenómeno memorial es una realidad nueva", apunta Lavabre, aunque reconoce que el uso político del pasado ha existido desde siempre.

Los primeros del curso 2019/2020

Para el curso próximo, las primeras sesiones del Referencias irán a cargo de Lydie Salvayre y Christian Laval. Salvayre, hija de republicanos españoles refugiados en Francia, ganó el Goncourt en el 2014 con No llorar (ed. Anagrama), una novela sobre la guerra civil y el exilio en que juega un papel clave el problema de la relación entre memoria e historia. En el Born CCM hablará de un tema que conoce bien: "Literatura y memoria". El sociólogo Laval, especialista en Marx, ha escrito mucho sobre la revolución soviética; se le conoce sobre todo por un libro escrito con el filósofo Pierre Dardot: La sombra de octubre, 1917-2017, publicado en castellano por Gedisa. Laval hablará, justamente, de las luces y sombras de la revolución de octubre.

Tiempos extraños

Ernest Belenguer, comisario de Referencias, ha afirmado que debates como los de este ciclo, son ahora más necesarios que nunca, porque recientemente "hemos vivido momentos extraños", en qué se ha parecido retornar a los discursos políticos de los años 1930. Afirma que el negacionismo y el revisionismo han empezado a formar parte del centro del discurso político y a contaminar el conjunto del debate político e histórico. Ha destacado la difusión del nacionalismo antisemita en países como Hungría, la rehabilitación de la figura de Pétain y del régimen de Vichy en Francia, o incluso la relativización de la figura de Mussolini en Italia... Ha recordado, a pesar de todo, que "el negacionismo también es un ejercicio de memoria histórica". A nivel catalán y español ha destacado que en los últimos tiempos se ha roto el "pacto de silencio" de la transición y se ha puesto de manifiesto la nostalgia del franquismo. Para Berenguer estos cambios de los nuevos tiempos "nos obligan a cambiar nuestra perspectiva sobre la historia y sobre la memoria".