Llullu, el segundo hijo de Màrius Serra, nació con una grave encefalopatía. En 2008 el escritor le dedicó Quieto (en castellano en Anagrama), su libro más personal y más intenso, en el que describía cuál había sido su vida con su hijo. Menos de un año después, el Llullu moría. Ahora la editorial Empúries celebra los 10 años de Quiet (en qué se han vendido 30.000 ejemplares) con la publicación de una reedición catalana revisada por el autor. Y, paralelamente, Qui ets? llegará como obra de teatro al Lliure de Montjuïc del 5 al 10 de febrero.

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Màrius Serra y Joan Arqué. Foto: ACN.

Satisfacción pese a todo

En Quieto, Serra buscó una forma narrativa de explicar "el ambivalente estado emocional que provoca tener un hijo que no progresa adecuadamente. Un estado a menudo expuesto a los aguijones del dolor, pero en qué predomina el gozo y un cierto abobamiento". Serra asegura que tener un hijo así es "una putada", pero que en su compañía encontró el placer de disfrutar de cosas que hasta entonces le eran indiferentes. Para hacer este libro, el autor rescató escenas concretas fijadas en la memoria y las puso en movimiento. 10 años después de la publicación, y tras la muerte de Llullu, Serra se muestra muy satisfecho por la publicación de su libro más personal. "Haber escrito y publicado eso o no haberlo hecho, cambia radicalmente el luto", ha explicado Màrius Serra.

¿De "Quieto" al "Qui ets?"

El libro, hace 10 años, se presentó en un gran acto benéfico en el Auditori, Mou-te pels quiets, en el que en compañía de Pau Riba y otros artistas, Màrius Serra intentó sensibilizar sobre estas enfermedades. A partir de este acto, donde algunos actores hicieron recitaciones del texto, Serra empezó a plantearse su potencial dramático. De esta forma, se ha convertido en un relato teatralizado que se representará en el Lliure de Montjuïc bajo la dirección de Joan Arqué, y con interpretación de Judit Farrés, Roger Julià y Òscar Muñoz. Una obra que el Lliure presenta como "un canto a la vida" y que ya no se titula Quiet, si no Qui ets?. En uno de los juegos de palabras que tanto gustan a Serra (el hombre de los "mots encreuats"), se quiere remarcar que en el contacto con un niño "quieto", el que está en contacto con él descubre "quién es", porque la vida, en contacto con estos enfermos, te cambia. Serra promete que quien vaya al Lliure de Montjuïc encontrará "dolor", pero en ningún caso un drama.