La Escuela Europea de Humanidades ha iniciado la tercera edición de sus Encuentros, en los que 4 parejas de ponentes debatirán en profundidad temas de actualidad. Las tardes del martes 28 y del miércoles 29, en el Palau Macaya, se debatirá sobre "¿Qué es nuevo?", partiendo de la base de que hay una sobrevaloración de la novedad, hasta el punto que muchas cosas se presentan como nuevas, y no lo son, y algunas novedades nos pasan desapercibidas. Estas actividades, que han llenado la sala de actos del Palau Macaya, presentada muy acertadamente como un ring de boxeo, con los ponentes cara a cara rodeados de espectadores, han sido impulsadas por la Obra Social "la Caixa".

El mito de la novedad

El filósofo Santiago Zabala, uno de los organizadores del encuentro, ha explicado que estas sesiones parten de un cuestionamiento en profundidad del tema de la novedad. El filósofo ha apuntado que no hay nada absolutamente nuevo, y además, ha afirmado que la novedad está sobrevalorada. Para Zabala no es evidente que una cosa nueva sea mejor obligatoriamente. Y justamente por eso se ha preguntado sobre porque hay tanta obsesión por la novedad. También el filósofo Paul B. Preciado ha afirmado que las novedades son pocas, y proceden más de la "cooperación cognitiva" entre grandes conjuntos de población, que de un genio aristocrático. La expectación que ha despertado el debate y las participaciones del público han puesto de manifiesto una profunda desconfianza hacia la novedad.

Optimismo relativo desde la ciencia

El biólogo evolutivo Tomàs Marquès-Bonet, desde su experiencia científica, sí que ha apostado por la existencia de novedades esenciales. Y ha afirmado que la vida es una novedad a nivel universal, y los humanos son una novedad absoluta en el mundo de la Biología (sobre todo por el rápido desarrollo de su cerebro en un breve periodo de tiempo). Marqués-Bonet ha destacado que también hay episódicamente innovaciones en el campo científico, y ha puesto como ejemplo el descubrimiento de la hibridación entre los sàpiens y los neandertales y los denisovanos. Sin embargo ha puntualizado que no hay ninguna invención que parta de la nada. Y ha afirmado que aunque los científicos buscan siempre la novedad, al fin buena parte del conocimiento que confeccionan son sólo pequeñas aportaciones que se vienen a sumar a un conocimiento que progresa colectivamente.

Las viejas preguntas de siempre de la Filosofía

El estudioso de la Literatura Antonio Monegal, que ha debatido con Tomàs Marqués-Bonet, ha presentado una visión mu distinta. Ha apuntado que en la ciencia hay un conocimiento acumulativo, en tanto que las humanidades tienen unas dinámicas regresivas, en las que se debe recurrir al conocimiento acumulado. Según Monegal, generalmente en la ciencia las preguntas ya respuestas no hace falta conocerlas. En cambio, en las humanidades, los paradigmas coexisten, y a menudo hace falta mirar atrás y reincidir en viejas preguntas, para las que nunca acabamos de tener respuestas definitivas. Monegal se ha cuestionado si en las humanidades realmente necesitamos nuevas respuestas, y ha afirmado que a menudo siguen siendo válidas las viejas preguntas y algunas de las viejas respuestas. Monegal ha vinculado la ilusión por la cosa nueva con una dinámica asociada al consumo. Con la hipervaloración de la novedad, para Monegal, se quiere estimular el deseo de aquello que es nuevo, y eso afectaría al consumo de ropa con la moda, pero también a las relaciones humanas (el consumo del cuerpo del otro)... Monegal ha dejado claro que las mejoras científicas y tecnológicas no van asociadas necesariamente a una mejora de la sociedad: ni más democracia, ni más respeto de los derechos, ni mejor reparto de .la riqueza...Y Monegal ha reclamado un cambio de cultura, en la que la ética regule la aplicación de las novedades técnicas o científicas, porque, por más novedades que tengamos, "seguimos desnudos delante del mundo".

Peligros obvios

Tomàs Marquès-Bonet ha dejado muy claro que la ciencia y la tecnología, que ofrecen muchas posibilidades positivas, también las tienen negativas. Y en la situación actual, afirma que buena parte de las novedades científicas no serán accesibles a todos. En el caso de la manipulación genética (pero también en el campo de la inteligencia universal) esto podría conducir a una humanidad de primera, situada en los países ricos, y una de segunda en el resto del Planeta. Monegal ha destacado que hay muchos problemas con las novedades que están llegando, como el riesgo de que la robótica nos deje sin trabajo (Paul B. Preciado ha añadido la capacidad de la humanidad de destruir las especies del Planeta). Marqués-Bonet ha asegurado que hay muchas posibilidades de que la especie humana colapse en el futuro, porque es lo que han hecho las especies dominantes en el pasado, porque tienen tendencia a destruir sus entornos. En cualquier caso, ha habido consenso entre todos los ponentes presentes que que hacen falta medidas políticas. Las novedades dictadas por criterios de mercado no pueden ser aquello que decida el camino de la humanidad.