El miércoles pasado, La Vanguardia y El Periódico hicieron volar las promesas de Mariano Rajoy, vendiéndolas en sus portadas como "sensatez", unos, y "lluvia de millones", otros. Este martes les ha atravesado la afilada realidad de los presupuestos: los engañaron o se engañaron —por las razones que sean: nos engañaron.

Este miércoles se esperaría de estas cabeceras una actitud de ajuste de cuentas, un gesto de indignación, un ademán severo. Nah. Este miércoles no hay nada más bucólico, pastoril y tierno como las portadas, editoriales y artículos del director de los dos diarios más vendidos en Catalunya. El día que tenían que sonar como La Consagración de la Primavera, de Stravinski, tocan La Primavera, de Vivaldi. El día que se esperaba Highway to Hell, de AC/DC, salen cantando Still Loving You, de Scorpions.

El Periódico ni abre su primera con los presupuestos. Lo pone en el llamado "segundo piso" y prefiere dar el primero a la guerra en Siria, donde la novedad es, sorpresa, que El Assad utiliza armas químicas y mata niños. Qué malo es. Los presupuestos los titula así: "La inversión estatal cae y se concentra en Cercanías". Sin embargo, ojo, el 72% de todo el gasto en Rodalies se hará en Catalunya, dice un subtítulo. Se trata del 72% de 374 millones. Estamos salvados.

La primera frase de su crónica principal es "La lluvia de 4.200 millones en infraestructuras para Catalunya hasta el 2020 que anunció la semana pasada el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, empieza a cuenta gotas". Grandes. Sí hay lluvia, eh. Pero a cuenta gotas. No se entiende cómo el titular no es "La lluvia de millones empieza a cuentagotas". Tienes que quererlos.

La Vanguardia sí abre portada con la cosa. El titular es "La inversión en Catalunya queda por debajo del 2016", cosa que se aclara en el subtítulo "Montoro asegura que el incremento se notará en las cuentas de 2018". Ah. Paciencia.

No se podía saber

Todo eso no se podía saber. La última noticia que reunía en un mismo titular las palabras "Estado", "invertir" y "Cercanías" decía que el Estado había roto el compromiso de invertir en Cercanías 306 millones "urgentes" antes de 2016. Era octubre de 2014 y eran urgentes porque venían precedidos de cuatro accidentes importantes, imputables a deficiencias debidas a la falta de recursos para mantener la red ferroviaria.

La anterior noticia era del 2011: el gobierno Rajoy cancelaba el Plan de Cercanías prometido dos años antes por el gobierno Zapatero al Govern tripartit. Eran 4.000 millones y en dos años invirtieron 280 (un 7%). Grandes.

A pesar de estos antecedentes, ambos diarios hablaron de "sensatez" y "lluvia de millones". Porque no se podía saber.

Los editoriales de este miércoles son otro baño de agua sulfurosa. En los dos casos hablan de las promesas incumplidas en los párrafos finales, con disgusto, como quien no tiene más remedio y arrastrando las piernas, bordeando el charco por miedo a mancharse de barro. En Brasil dicen empurrando com a barriga. En general, los diarios son como las personas: sabes que escriben obligados o estrechos de culo cuando tardan en ir al grano, como es el caso.

Vale la pena leer el último párrafo del editorial de El Periódico:

"No se escapa tampoco a esta dinámica el capítulo de la inversión en infraestructuras, sometido en este ejercicio a un escrutinio especial tras la conferencia del presidente del Gobierno en Barcelona la semana pasada. El conjunto de la inversión pública cae un 10,4%. Con todo, y de acuerdo con lo anunciado por Mariano Rajoy, la caída en Catalunya es mucho menor, de manera que aumenta su peso respecto el conjunto de España hasta el 13,5% del total. Una tendencia que aún es más aguda en el caso de Cercanías donde la red de Barcelona acapara el 72% de la inversión total en esta materia. No ocurre lo mismo en el caso del corredor mediterráneo, que un año más se queda por detrás del corredor atlántico. Las cifras absolutas no ayudan a visibilizarlo, pero se percibe un inicio de cambio de tendencia en la línea de lo anunciado para los próximos cinco años".

Un gran solo de violín: "la caída en Catalunya es muy menor"; "aumenta su peso (...) tendencia que es todavía más aguda en el caso de Cercanías", y el corredor mediterráneo queda por detrás del atlántico pero, meh, "se percibe un cambio de tendencia en la línea de lo que se había anunciado [Rajoy en Barcelona]". Leído el editorial, no se entiende cómo el título de portada no es mayor, más festivo y más optimista.

En su editorial, La Vanguardia explica que "la prioridad (...) es la reducción del déficit público hasta el 3,1% del PIB, con el fin de garantizar el crecimiento de la economía y del empleo". En realidad, esta cifra de déficit es la que manda Bruselas. Por eso "no es suficiente con el importante aumento de la recaudación fiscal" y, por tanto, el gobierno español "se ha visto obligado a sacrificar nuevamente las inversiones en infraestructuras".

Ay pobres, qué disgusto. ¿No lo sabían eso hace una semana, en el gobierno central? ¿Si lo sabían por qué Rajoy prometió algo?

El diario de los Godó no se priva de notar que "un año más, y sea por las razones que sean, los presupuestos generales del Estado incumplen el compromiso...", etcétera. Por las razones que sean. Un año más. Otro. Esta situación es "es todavía más decepcionante porque se conoce escasos días después de que [Rajoy] anunciase inversiones para infraestructuras por valor de 4.200 millones...". Pero no pasa nada porque "el ministro de Hacienda dijo (...) que se avanzará de manera más decidida en esta línea en el presupuesto de 2018 (...)".

Como diciendo ¿no ves qué buenos chicos son, malpensado?

Avisos y comidas

Los artículos de los respectivos directores son sensacionales. Ninguno está dedicado al proyecto de presupuestos del Estado, el tema del día, ni a la guerra de Siria, el otro tema del día según ellos mismos. Vale a decir que las noticias sobre las cuentas públicas se publicaron antes de comer y, como los diarios cierran páginas cabe a medianoche, quizás no tenían bastante tiempo para los presupuestos (o para Siria, un país complicado).

El director de El Periódico dedica su pieza a asustar a los funcionarios que tengan la tentación de colaborar en nada relacionado con el referéndum de independencia. Sin duda, ejercerá la misma severidad o más cuando quiera escribir sobre presupuestos engañosos o gobiernos incumplidores, por ejemplo.

El director de La Vanguardia habla de lo que le gusta comer a Quim Monzó y como es de difícil compartir mesa con este escritor. Ñam.

¿Por qué estas cabeceras toman esta actitud pastoril y comprensiva con un gobierno que engaña y decepciona? Conocían los precedentes incumplidores del Gobierno español. Estaban avisados. ¿Por qué hicieron crecer sus promesas transformándolas en "lluvia de millones" y "sensatez"? Tal vez porque mirar la realidad fijamente demasiado tiempo es insoportable, que decía C.S. Lewis. O tal vez todo se explica con una foto:

soraya hernandez vidal folch carol sergi alcazar

Foto de Sergi Alcàzar