Este domingo por la mañana moría Carme Junyent, una personalidad prócer de la lengua y la cultura catalanas. Casi todo el mundo reconocía su prestigio científico, influencia social y autoridad profesional. Los diarios impresos —salvo El Punt AvuiAra—, no tanto. La Vanguardia, este lunes, no dice nada en portada. Le dedica un obituario de media página —una pieza excelente, sí— junto a las esquelas, entre las que figura también la de la filóloga desaparecida. Nada más. La sección de cultura se abre con el calendario de los estrenos teatrales de la temporada, sigue la crónica del festival de cine de Venecia sobre la última película de David Fincher, y una última página con un reportaje sobre la biblioteca de un pediatra famoso.

La indiferencia de la versión impresa de La Vanguardia de este lunes a la figura y el legado de un referente de la lengua y la cultura catalanas será saldada los días que vienen con firmas y piezas —sin ninguna duda— pero este lunes el diario ha quedado bien retratado. Lo que nos dice La Vanguardia este lunes, sin embargo, es que Carme Junyent no vale las páginas frías cerradas hace dos o tres días que no han querido levantar para dedicárselas. Nos dice que Carme Junyent no merece el trabajo y la atención del diario de referencia de Catalunya, un título que, guste o no, todavía retiene. Y no es verdad: las merecía más que la temporada de teatro, el festival de cine y la biblioteca del médico —o el galardón a la mejor futbolista europea de Aitana Bonmatí, que el viernes ocupaba una promoción por debajo de la cabecera a toda plana. Sabe mal sobre todo porque Carme Junyent era un referente —como también lo es Aitana, sí señor— en un país tan falto de figuras de respeto. En fin. La Vanguardia no es un diario cualquiera pero este lunes se comporta como un diario cualquiera.

El Periódico tampoco se mata pero al menos publica una notita en primera página. El Punt AvuiAra dedican espacios generosos, espacios de referencia, y hacen el esfuerzo de estar a la altura del personaje. Da más pena, mucha más, la edición catalana de El País, que no lleva una sola línea en portada ni en el interior, donde sí abre espacio a un reportaje en tres columnas sobre la desaparición del hurón y dos columnas más al hecho que la SER Catalunya —una radio del mismo grupo que el diario— amplía una hora su matinal. Esta página se completa con la esquela de... Carme Junyent. Qué tristeza.

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