Cuando la poeta Alba Donati (Lucca, 1960) explicó a Romano Montroni, el emblemático director de las librerías italianas Feltrinelli que quería abrir una librería en su pueblo, el editor se mostró totalmente dispuesto. "¿Cuántos habitantes tiene?", le preguntó. Cuando Donati le confesó que solo eran 180, la tildó de loca. Pero a pesar de estas y muchas otras palabras descorazonadoras, esta autora italiana, que tenía también una larga trayectoria en el mundo editorial, no se dio por vencida. Y pocos años después, en diciembre del 2019, conseguía abrir la librería Sopra la penna en una calle apartada de su minúsculo pueblo de infancia, Lucignana, cumpliendo así lo que había estado su sueño desde que era pequeña.

De esta experiencia ha salido La llibreria del turó (La Mecedora, Lumen), un dietario que mezcla memoria narrativa y observación cotidiana y que cubre medio año de su vida al frente del proyecto. Donati explica los intríngulis de su iniciativa y como la pequeña librería se convirtió en una especie de fenómeno que hacía que habitantes de toda Italia hicieran centenares de kilómetros para visitarla. Y también, claro está, las dificultades y obstáculos que se encontró durante el camino, como el incendio que la devastó cuando hacía, solo dos meses que había abierto. El resultado es una declaración de amor total a los libros y la literatura, que traslada al lector a un universo luminoso y optimista. Pero también una crónica del potencial de la solidaridad colectiva para desbordar las fronteras de aquello que se concibe como posible.

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Alba Donati acaba de publicar La llibreria del turó / Foto: Montse Giralt

Una crónica del potencial de la solidaridad colectiva para desbordar las fronteras de aquello que se concibe como posible

Una historia de amor a las buhardillas

"Cada niña es infeliz a su manera y yo lo fui mucho", explica la autora solo empezar La llibreria del turó. Quizás por eso su reino era la buhardilla de la casa solariega donde creció, lugar en que hacía de maestra y recitaba poemas a un grupo de alumnos imaginarios. Su amor por los libros, pues, germinó en la infancia y se expandió durante toda su trayectoria como editora y crítica literaria en varias editoriales de Florencia, como poeta y también al frente de la escuela de escritura Fenysia. Pero a pesar de vivir en esta ciudad italiana durante décadas, nunca olvidó su Lucignana natal, un pequeño pueblo de la provincia italiana de Lucca, en el norte de la Toscana. "Siempre he tenido este sueño: hacer alguna cosa en Lucigniana", explica. "Primero quería hacer un festival literario. Y después nació esta idea de la librería de manera casual", añade.

Siempre he tenido este sueño: hacer alguna cosa a Lucigniana. Primero quería hacer un festival literario. Y después nació esta idea de la librería de manera casual

Donati no duda a definirse como optimista, una calidad que dice que ha sido clave para hacer realidad el proyecto. "En un momento determinado entendí que era muy importante hacer realmente aquello que deseaba. Trabajar en el mundo editorial es muy bonito, pero siempre estás haciendo aquello que te dice otro", afirma. Y es así que empezó a dedicar todos sus esfuerzos por ponerla en marcha. Después de un largo proceso de trabajo y algunas dudas, la librería se inauguró en diciembre del 2019, justo antes de que estallara la pandemia, con una pequeña fiesta llena de optimismo: "cuando llegó un autocar con treinta mujeres que habían hecho más de trescientos kilómetros para venir pensé: '¿qué está pasando?'", explica. El éxito se empezaba a vislumbrar.

Una reconstrucción forzada

La felicidad inicial por la consecución, sin embargo, duró poco. Dos meses después de que la Sopra la penna se pusiera en marcha, un incendio accidental quemó la mitad durante la noche y destruyó una gran cantidad de los libros que había, incluso poniendo en duda el proyecto. "Durante un día fue horroroso", dice la autora. "Mi cara abatida salía en la portada de todos los diarios de la provincia de Lucca". Y aquí es cuando intervino la solidaridad colectiva, que el desastre del incendio despertó tanto dentro del pueblo como mucho más allá de sus fronteras. Sus amigas fueron las primeras a ofrecerse a ayudarla. Después siguió la gente del pueblo, extraños como Tessa, una italiana que llegó con un coche lleno de libros y se ofreció a hacer una donación de 10.000 euros. Y finalmente una campaña de crowdfunding por Internet, que sumó el apoyo económico de gente de todas partes. En conjunto, fueron "una serie de pequeños milagros", como los define Donati, que consiguieron que recuperar el proyecto fuera posible.

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Alba Donati, la poeta que ha obrado un milagro / Foto: Montse Giralt

"Ha sido relativamente fácil porque he tenido la sensación que todo el mundo nos quería ayudar", dice. Explica también que ha sentido siempre que en el pueblo nunca estaba sola: "en un poema que tengo hablo de Lucignana como una casa", evoca. "Es como si fueran un pasillo de mi casa, hay un diálogo ininterrumpido con las personas". Y suma a todo, la belleza natural de un paisaje como el de la Toscana, al cual la librería mira directamente.

Primacía de las autoras

La Sopra la penna funciona con una curiosidad: autores y autoras suelen estar separados y en secciones diferentes de sus estanterías. Donati afirma que hombres y mujeres son muy diferentes y que las mujeres han sido calladas durante demasiado tiempo, mientras apunta también que el éxito de la librería ha sido mucho más destacable entre el público femenino. "El 85% de las visitantes que tenemos son mujeres", explica sin ninguna muestra de sorpresa. También defiende que las mujeres están menos atadas a la tradición y que, por lo tanto, pueden tener más libertad para crear.

La Sopra la penna funciona con una curiosidad: autores y autoras suelen estar separados y en secciones diferentes de sus estanterías

Se trata de una visión que aparece en el texto con pinceladas que muestran su admiración para escritoras como Sylvia Plath, Virginia Woolf, Emily Dickinson o Elsa Morante. Y que a veces entronca con observaciones cotidianas llenas de humor, que evocan la atmósfera cotidiana de Lucignana, un pueblo que, según la autora, también destaca por una tradición antifascista que ha ido pasando de generación en generación y con la cual ella entró en contacto a través de su familia. "Siempre ha sido un pueblo muy pobre, de personas que trabajaban la tierra, de señores que vivían en grandes ciudades", dice.

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Sopra la penna, la pequeña gran librería de Alba Donati

La librería sigue, pues, con las puertas abiertas más de tres años después de abrir las puertas, acogiendo a los visitantes que se sienten interesados por la capacidad de los libros para triunfar incluso en los lugares remotos. En Internet, acumula centenares de reseñas, la mayoría de las cuales coinciden en destacar lo mismo: Donati ha conseguido crear un lugar que parecía imposible que pudiera existir.