El poeta Fernando Macarro Castillo, más conocido por su seudónimo Marcos Ana, ha muerto este jueves en Madrid, a los 96 años. Marcos Ana había sido uno de los presos políticos que más tiempo pasó en la prisión, durante el franquismo. Fue encarcelado en 1939, después de la guerra, por haber sido comisario político de la 44 Brigada Mixta. Lo encerraron en la prisión con 19 años y salió con 41, gracias a las presiones de Amnistía Internacional, que lo convirtió en un símbolo de los presos de conciencia. Al ser excarcelado, continuó con su lucha política. Él afirmaba que "Lo más importante era ser más fuerte que el odio de mis enemigos. Eso lo he conseguido".

Una vida militante

Tras ser liberado, Marcos Ana huyó a Francia donde se integró a la lucha antifranquista a través del Centro de Información y Solidaridad (CISE), que él dirigía. Militó siempre en el Partido Comunista. Recibió diferentes premios a la defensa de los derechos humanos, por su actitud contraria a la venganza. Él afirmaba que "La única venganza a la que yo aspiro se a ver triunfantes los nobles ideales de libertad y justicia social".

La justicia franquista y sus seguidores

Algunos medios conservadores, como Libertad Digital, han protestado por los homenajes a Marcos Ana de diversos líderes políticos y diferentes medios de comunicación, y han recordado, como lo han hecho otras veces en los últimos años, que el dirigente comunista fue condenado por el asesinato de diversas personas en Alcalá de Henares, entre ellas un sacerdote, un labrador y un cartero. Pero esta acusación es muy controvertida. En la Causa General, la recopilación de los crímenes de los republicanos realizados por el franquismo tras la guerra civil, se incluye a otras personas como autores de estos asesinatos, pero no figura Marcos Ana. Y en la tesis doctoral de Julián Vadillo sobre el movimento obrero en Alcalá de Henares, se desmiente taxativamente la implicación del poeta en estos hechos. El dirigente comunista habría sido condenado, básicamente, por sus opiniones políticas y no por su implicación en estos asesinatos.

La prisión como referente

Fernando Macarro empezó a escribir poesías comprometidas en la prisión, y las firmaba como Marcos Ana. Su universo literario está marcado por su experiencia en la prisión, donde el poeta consumió toda su juventud. Muchos de sus poemas son un canto al mundo que está más allá de los barrotes del presidio: al mar, a los bosques, al amor... Cuando salió de la prisión siguió escribiendo poesía dedicada a la libertad, para más adelante dedicarse al ensayo y a la autobiografía. Marcos Ana era todo un referente de la literatura antifranquista y tuvo amistad con poetas de izquierda, como Rafael Alberti o el chileno Pablo Neruda.

Llegir Marcos Ana

Marcos Ana, durante el franquismo, tuvo que publicar sus libros en el extranjero: en Brasil, en Argentina... En la actualidad se pueden encontrar tres libros suyos en venta: Decidme cómo es un árbol: memoria de la prisión y la vida (editorial Umbriel), donde explica su paso por la prisión, su exilio posterior, y su visión del mundo; Vale la pena luchar (Espada), un texto reciente donde el poeta expresa su indignación por el rumbo del mundo y el país, y reivindica la necesidad de compromiso y de luchas sociales; y una pequeñísima antología de su poesía en el V Premio Internacional de Poesía "Villa de Oria", 2010.

Decidme cómo es un árbol

Uno de los poemas más emblemáticos de Marcos Ana es Decidme cómo es un árbol, un texto que fue musicado por Extremoduro:

Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,

habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire
recítame un horizonte sin cerradura
y sin llave como la choza de un pobre
decidme como es el beso de una mujer
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo
Aún las noches se perfuman de enamorados
que tiemblan de pasión bajo la luna
o sólo queda esta fosa?
la luz de una cerradura
y la canción de mi rosa
22 años, ya olvidé
la dimensión de las cosas
su olor, su aroma
escribo a tientas el mar,
el campo, el bosque, digo bosque
y he perdido la geometría del árbol.
Hablo por hablar asuntos
que los años me olvidaron,
no puedo seguir
escucho los pasos del funcionario.