El MNAC rebate las mentiras de Aragón y ha recordado que las pinturas de Sijena no han viajado nunca. En un comunicado de este miércoles, el museo ha aclarado que tan solo se han hecho préstamos "puntuales" de pequeños fragmentos en unos años, y en un contexto histórico en el que la disciplina de la conservación preventiva "no tenía el desarrollo actual". Además, hace 28 años que ningún fragmento del conjunto musealizado "ha viajado" y las pinturas ya están excluidas de préstamo. En otras palabras, que el conjunto pictórico "nunca" ha sido objeto de una operación de transporte "parecida o comparable" a la que se llevaría a cabo en caso de ser instalado en el monasterio.
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El propio presidente aragonés, Jorge Azcón, ha sido una de las personas que han difundido estas bolas. Fue al día siguiente de la sentencia del Tribunal Supremo cuando Azcón aseguró que la posibilidad de mover las pinturas estaba acreditada por los supuestos traslados a los que ya habían sido sometidas, haciendo referencia a dos desmontajes completos del conjunto, siete traslados dentro del MNAC y cuatro préstamos temporales para exposiciones en el extranjero. Concretamente, dijo que en 1970, en 1993 y en 1997 viajaron hasta Nueva York, y que en 1984 lo hicieron hasta Londres. "Si este traslado se pudo hacer en 1936 y en 1960, con un desarrollo de la técnica mucho menos avanzado, es de sentido común que en pleno siglo XXI se haga cumpliendo con todas las medidas de seguridad y sin poner en riesgo la integridad de las pinturas murales", añadió. Pero ya sabemos que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Traslado de pequeñas partes
Al respecto, el MNAC ha explicado que el conjunto de las pinturas de la sala capitular del monasterio de Santa María de Sijena "no ha salido nunca del museo", desde su instalación en el Palau de Montjuïc en el año 1961. A partir de aquí, las pinturas se llevaron a las reservas en el año 1987 por mor de las obras de remodelación del edificio; para la reapertura, en 1995, el conjunto se instaló en su ubicación actual, "donde lleva treinta años". A lo largo de estas tres décadas, se ha podido constatar que el emplazamiento escogido, aislado, sin ninguna pared ni aperturas directas al exterior, y tratado para conseguir una calidad del aire y unas condiciones climáticas especialmente estables, es "idóneo" para la conservación de las pinturas, consideradas "las más frágiles de la colección de arte románico".
Todo ello lo ratifica la doctora en ingeniería y conservación preventiva de bienes culturales y presidenta del Comité Científico Internacional de Pintura Mural del ICOMOS, Simona Sajeva, en el informe L'avaluació dels efectes d'eventuals operacions de desmuntatge de la instal·lació actual, transport i remuntatge en la seu d'origen. Dice que el conjunto pictórico "nunca ha sido objeto de una operación de transporte parecida o comparable a la que se llevaría a cabo en el caso de ser instalado en Sijena", y recuerda que solo pequeñas partes de las pinturas han sido prestadas a otros museos. "En todos los casos se ha tratado de porciones reducidas sobre contrachapado (recuadros procedentes, en la mayoría de los casos, del intradós), que garantiza una superficie continua, uniforme y rígida en las pinturas", añade. Del mismo modo, insiste en que estos "préstamos puntuales" se efectuaron en unos años y un contexto en el que la disciplina de la conservación preventiva "no tenía el desarrollo que tiene hoy".
Cambios en la gestión de la conservación
Entre 1970 y 1997, fragmentos que forman parte del intradós participaron en diferentes exposiciones. También lo hizo en 1984 el arco con motivos vegetales, procedente del arrancamiento de 1961. Pero los expertos han podido constatar en los últimos años que el estado de conservación de las pinturas es "extremadamente frágil" gracias a los últimos análisis químicos y físicos, así como a los protocolos de conservación preventiva implementados en las últimas décadas. Por ello "ningún fragmento del conjunto musealizado ha viajado" desde hace 28 años y "las pinturas están excluidas de préstamo".
El MNAC ha recordado que los museos no empiezan a gestionar la conservación de sus colecciones desde el punto de vista de la evaluación de los riesgos hasta los años 90, y que justamente el propio MNAC es el primer museo del Estado que incluye a un profesional dedicado a esta disciplina dentro de su equipo de conservadores y restauradores. "En la comunidad científica, al inicio de siglo ya existe consenso sobre la idea de que la gestión de las colecciones se tiene que realizar a partir de la evaluación de los riesgos, a la vez que se implementan los primeros protocolos que fijan las condiciones que hay que tener en cuenta para los préstamos de obras de arte", señala.