Nueva Isabela (actualmente Santo Domingo, isla de la Española), 5 de agosto de 1498. Hace 525 años. Bartomeu Colom ordenaba la construcción de la que sería la primera ciudad civil europea en el Nuevo Continente. Con anterioridad, la administración colombina había fundado los asentamientos de Fuerte Natividad (1492), La Isabela (1493), Fuerte Santo Tomás (1493) y La Vega (1493). Pero ninguno de estos establecimientos había sido creado para asumir las funciones de ciudad civil. Nueva Isabela se planeó para acoger los edificios de la administración colombina y las residencias urbanas de las oligarquías coloniales. Un plano en retícula (calles paralelas y perpendiculares) con un espacio central (una gran plaza que reuniría todo el poder: el político, el militar y el religioso). Y el catalán Miquel de Ballester sería nombrado alcalde. El primero de la historia de América.

Colom y Santàngel. Fuente: Metropolitan Museum of Art (Nueva York) y Museo Naval (Madrid)
Colom y Santàngel / Fuente: Metropolitan Museum of Art (Nueva York) y Museo Naval (Madrid)

¿De dónde venía Miquel de Ballester?

Nuestro protagonista nació en Tarragona el año 1459. Era hijo de Joan de Ballester, miembro de una estirpe de altos funcionarios de las cancillerías reales de Alfonso el Magnánimo y de Juan II, originarios de Manacor (Mallorca), y de Francina de Taranau, miembro de una poderosa familia de comerciantes de origen judío de Barcelona y de Tarragona. Los Taranau se habían bautizado durante el goteo constante de conversiones, entre los terribles pogromos de 1391 y el Decreto de expulsión de la Alhambra de 1492. Esta particularidad es muy reveladora, porque fue una pauta conductual muy habitual entre las élites de la comunidad judía catalanovalenciana. Por lo tanto, para resumirlo, podríamos decir que la cuna de Ballester era el resultado de la unión de dos estirpes: una políticamente muy poderosa y la otra económicamente muy potente.

¿Qué era Miquel de Ballester?

Eso explicaría el destino de Ballester. El joven Miquel se inició en el mundo de los negocios de la mano de los Taranau y se convirtió en un potente armador que, desde el puerto de Tarragona, surcaba las rutas marítimas que unían Catalunya, Valencia y Nápoles con la Baja Andalucía castellana y con las Canarias. Esta actividad y su filiación Ballester lo acercarían a poderosos personajes de la época, como el cardenal Rodrigo de Borja, obispo de Mallorca (1471), primer arzobispo de Valencia (1492) y pontífice de Roma (1492). Una parte importante de la riqueza de los Borja, que había propulsado a Alfonso y Rodrigo al sitial de San Pedro, procedía de una enorme propiedad en Gandía que cultivaba caña de azúcar. Aquel preciado alimento —que en aquella época era un producto de gran lujo— sería estibado y distribuido por toda Europa por las naves del armador Ballester.

Fernando el Católico y el papa Borja / Fuente Kunsthistorisches Museum (Viena) y Galeria dei Uffizzi (Florencia)
Fernando el Católico y el papa Borja / Fuente Kunsthistorisches Museum (Viena) y Galeria dei Uffizzi (Florencia)

¿Cómo llega Ballester a la empresa colombina?

El triángulo Colón-Fernando el Católico-papa Borja es bien conocido. Es lo que explica el protagonismo de una serie de personajes catalanes y valencianos en la empresa colombina, tanto en el primero como en el segundo viaje. Las tres naves pioneras no se botaron con la bisutería de la Católica, sino con la financiación millonaria del banquero valenciano Lluís de Santàngel, tesorero real. La misión de trasplantar la Iglesia católica al Nuevo Mundo (construcción de templos, evangelización de la sociedad autóctona y creación de las primeras jerarquías) se encargó a los religiosos leridanos Bernat Boïl y Ramón Pané, y el primer "comisario" europeo en América fue el ampurdanés Pere Bertran de Margarit. Todos estos personajes tenían en común una amistad personal con el rey Fernando o con el papa Borja... ¡¡¡o con los dos a la vez!!! Ballester era uno de estos.

¿Cómo llega Ballester a América?

Miquel de Ballester formaría parte de la tripulación catalanovalenciana que a mediados de mayo de 1493 se embarcaron en la Marigalant (la nave capitana del segundo viaje que salió desde el puerto de Barcelona). La Marigalant era, con toda probabilidad, una nave mercante que había sido adquirida en un puerto del Cantábrico y que había sido adaptada y armada en los Astilleros de Barcelona para un viaje transoceánico. El coste de esta adaptación y abastecimiento fue sufragado por un grupo de armadores catalanes. En aquella lista no está Miquel de Ballester, y este detalle podría resultar muy contradictorio. Pero tampoco están Boïl, Pané o Bertran. Ni tampoco está Antoni de Torres, secretario de Santàngel y capitán de la Marigalant, que es la figura que resuelve ese misterio: la gente más próxima al rey o al pontífice participaron en la inversión con abastecimientos y proyectos.

Fragmento de un mapa del Atlántico. Atlas Miller (siglo XVI) / Fuente: Bibliothèque nationale de France
Fragmento de un mapa del Atlántico. Atlas Miller (siglo XVI) / Fuente: Bibliothèque nationale de France

El primer empresario antes que el primer alcalde

El recorrido de Ballestero durante los primeros años de la colonización (1493-1514) nos revela de una manera bastante precisa el cometido del tarraconense en aquella empresa. Ballester fue el primer particular que creó un aparato de producción y comercialización en el Nuevo Mundo. Una enorme plantación de caña de azúcar en Concepción de la Vega (1502) y, posteriormente, otra en San Cristóbal (1514) destinadas a la producción y exportación de aquel preciado alimento. Esta sería su contribución a la empresa colonizadora. Pero lo más revelador de esta historia sería el método de producción que utilizó Ballester. El tarraconense confió el aparato productivo al maestro azucarero Aguiló (también descendiente de judíos conversos), que había hecho venir desde Artà (Mallorca). Ballester y Aguiló implantaron la técnica del pisado, que a los dominios de la monarquía hispánica solo se utilizaba en la plantación de azúcar de los Borja, en Gandía. Se cerraba el círculo.

Representación de un trepig (1752) / Fuente: Encyclopédie de Diderot et d'Alembert
Representación de un pisado (1752) / Fuente: Encyclopédie de Diderot et d'Alembert

El primer alcalde

Cuando el convoy del segundo viaje llegó a Fuerte Natividad (el único emplazamiento creado durante el primer viaje), se encontraron el asentamiento arrasado. Colón ordenó navegar unas treinta millas al este y crear un nuevo asentamiento: La Isabela (1493). El primer gobernador de La Isabela sería el valenciano Antoni de Torres (el secretario y hombre de confianza de Santàngel y de los Colón). Pero La Isabela no pasó nunca de la categoría de puerto fortificado. Ni La Vega ni Fuerte Santo Tomás pasaron nunca de la categoría de fábrica fortificada y de avanzada militar, respectivamente. La primera ciudad americana, creada como una réplica del modelo urbano europeo, sería Nueva Isabela (1498), y después Santo Domingo. Y el primer alcalde de aquella ciudad pionera sería Ballester, amigo personal de los Colón, del rey Fernando y del papa Borja. Catalán y empresario pionero y exitoso. Se cerraba el círculo.