El CaixaForum acoge, hasta el 2 de octubre, la exposición Ming. El imperio dorado. Se trata de una exposición que cuenta con magníficos materiales procedentes del Museo de Nanquín (el mayor museo de la China, con un fondo de 400.000 piezas). Esta muestra quiere aproximar China al espectador local a través de una visión panorámica de uno de los momentos de gloria de este imperio. Mediante 126 piezas selectas, se quiere hacer un recorrido por la sociedad, el arte y la cultura de la China de este periodo.

Los Ming: cuando China era grande

Los dieciséis emperadores Ming gobernaron China de 1368 a 1644. Consiguieron derrotar a la dinastía Yuan, instaurada por los mongoles, y trataron de recuperar el orgullo y las tradiciones nacionales. El periodo Ming fue un tiempo de expansión: la población creció, el país se libró de la dominación extranjera, se incrementó la estabilidad, la economía se consolidó y el arte experimentó un crecimiento extraordinario. En realidad, Da Ming, supone "gran resplandor". La dinastía Ming empezó a gobernar en Nanquín, para más tarde desplazarse a Pekín, donde construyeron la fastuosa Ciudad prohibida, donde el emperador, y los altos funcionarios, vivían fastuosamente. Se crearon sofisticados objetos artísticos destinados a esta élite imperial, en base a unas normas muy rígidas, tanto en la cerámica, como en la pintura, en la caligrafía...

La difusión

El modelo social de los emperadores Ming era muy jerárquico. En principio la única movilidad social que existía era mediante los rígidos exámenes para acceder a la función pública. Pero con el incremento del comercio, y con la llegada de la plata americana a través de las Filipinas, a partir del siglo XVI hubo comerciantes que se enriquecieron y empezaron a consumir productos antes reservados a la élite de funcionarios. Y aunque el Estado intentaba impedir el comercio con el exterior, también crecieron las exportaciones. Fueron tiempo en que proliferaron las falsificaciones, y las copias simplificadas...

De la corte al exterior

La exposición se divide en cuatro ámbitos. El primero, "Palacios y murallas" se centra en la vida del emperador y su entorno, un mundo lleno de normas muy rígidas y rituales continuos. El segundo espacio "La sociedad ideal" está dedicado a la jerarquía social, inspirada en los principios de Confucio: en la cima estaban los funcionarios, que eran los que garantizaba el funcionamiento del Estado. Por debajo suyo estbana los ciudadanos que habían pasado por la educación reglada; por debajo suyo los comerciantes y artesanos; y los campesinos. La vida de las mujeres tenía normas todavía más rígidas: se debían a las "tres obediencias": primero tenían que obedecer al padre, después al marido, y posteriormente al hijo. El tercer ámbito "La buena vida" se centra en el enriquecimiento progresivo de los chinos y en la extensión del arte y la cultura entre amplios sectores de la población. El último espacio, "Más allá del imperio" se concentra en las relaciones entre los Ming y el resto del mundo, desde su expansión marítima por África y Asia, en tiempo del almirante Zheng He, hasta la influencia que llegaron a tener al imperio Ming los misioneros y mercaderes europeos establecidos en la zona.

Matteo Ricci

Matteo Ricci (1552-1610) fue un jesuita italiano que llegó a China hacia 1583. Era un gran erudito, un hombre con conocimientos enciclopédicos y con una gran curiosidad intelectual. Quedó fascinado por China, aprendió chino y llegó a ser asesor del emperador Wanli. Fue el primer europeo en visitar la Ciudad Prohibida de Pekín, donde vivían los Ming. Ricci apostó por la evangelización, pero también por la interculturalidad. Estaba convencido de que los chinos podían vivir el cristianismo respetando algunos ritos tradicionales, como los de culto a los antepasados. Ricci consiguió crear algunas comunidades cristianas en China, pero finalmente su proyecto evangelizador fue rechazado por Roma, que envió a China misioneros mucho más intolerantes, que dinamitaron las buenas relaciones entre los cristianos y la corte de los Ming. Hacia 1602, Matteo Ricci hizo un planisferio para el emperador Wanli, en que fusionaba los conocimientos chinos y occidentales del mundo. Hicieron 25 copias. Una de ellas, una obra magnífica, se expone en el CaixaForum, e incluso hay una pantalla interactiva en que se pueden obtener explicaciones adicionales y traducciones de algunos de los textos que figuran en el mapa.

Actividades complementarias

La Obra Social La Caixa ha preparado una serie de actividades sobre la cultura china, coincidiendo con la exposición Ming. El imperio dorado. Con la colaboración de Casa Àsia se ha programado un ciclo de cine chino, los lunes, hasta finales de julio. El 10 de agosto se celebrará la Noche de China, com un desfile chino. También se realizarán talleres: de cocina china, de caligrafía y de ceremonia del te. Y, en el interior de la exposición, hay un espacio infantil, en el que se realiza una actividad para que los niños aprendan la simbología de la cerámica china.

Iniciación a un mundo desconocido

La distancia que separa a China de nuestro mundo es inmensa. No sólo es que tengamos pocos conocimientos del Imperio Ming, sino que muchos elementos de su cultura son difíciles de entender para nosotros. Ming. El imperio dorado facilita una primera aproximación a un mundo que nos es muy desconocido. Ofrece una perspectiva general de su evolución histórica, de sus estructuras sociales y de su cultura. Es muy recomendable sumergirse en este universo, aunque es obvio que saldremos de la exposición con muchos interrogantes. Es difícil valorar la cerámica, la caligrafía, la pintura y el arte chino con los parámetros del arte occidental. Es evidente que con una visita a Ming no bastará. Pero ya es un paso.