Octavi Vilà i Mayo (Tarragona, 1961). Monje de la orden del Cister desde el 2006. Sacerdote desde el 2015. Y abad del Monasterio de Poblet, también, desde el 2015. Licenciado en Geografía e Historia por la Universitat de Barcelona. Máster en Gestión Cultural por la Universitat Pompeu Fabra. Posgrado en Nuevas Tecnologías de la Información por la Universitat Politècnica de Catalunya. Ha sido secretario y vicepresidente del Arxiu Bibliogràfic de Santes Creus (organismo clave en la recuperación física y espiritual del monasterio cisterciense de Santes Creus) entre 1998 y en el 2005. Ha publicado varios artículos en prensa y trabajos de investigación e investigación historiográfica.

Abad Octavi

El padre abad de Poblet 

Padre abad, mucha gente conoce Poblet, pero, en cambio, poca gente conoce su origen. ¿Cuándo se creó Poblet?

El monasterio de Poblet fue una fundación del conde de Barcelona Ramon Berenguer IV, aproximadamente el año 1150; aunque sobre la fecha concreta ha habido, históricamente, disputas —sobre todo con el monasterio de Santes Creus— por razones de preeminencia. Hay que recordar que Santes Creus fue fundado inicialmente en Valldaura, muy cerca del gran monasterio de Sant Cugat para poder desarrollarse; y, posteriormente, fue trasladado a su emplazamiento definitivo, a la orilla del río Gaià.

¿Y Poblet, por qué fue emplazado en este sitio?

Pensemos que estas tierras de la actual Conca de Barberà fueron un lugar de disputas entre árabes y cristianos durante bastantes años. Si bien no se trataba de guerras con grandes batallas, sino más bien de incursiones y pequeños ataques, sí que es cierto que aquel escenario de inseguridad había provocado la despoblación del territorio y el abandono del cultivo de los campos. A mitad del siglo XII Ramon Berenguer IV consigue el control del territorio —aunque queda el enclave de Siurana bajo dominación musulmana—; y para revitalizar espiritualmente, culturalmente y económicamente aquel nuevo dominio, recurre a una nueva orden monástica, los cistercienses, fundados hacía pocos años, en 1098, en Cister en el norte de Francia. Pidió a la abadía de Fontfreda que viniera a fundar un monasterio, y les cedió las tierras. Y como se hacía tradicionalmente llegaron doce monjes y un abad.

¿Cómo fue el proceso de construcción del monasterio?

Fue lento. Siempre era lento. Aunque la planta de los monasterios cistercienses se repetía de un monasterio a otro, en cada caso había unas especificidades por varios motivos. Aquí en Poblet, curiosamente, tanto por el desnivel del terreno como por la proximidad de la cordillera, se orientó el claustro y el resto de las dependencias hacia la parte norte, cuando lo habitual era hacerlo hacia la parte sur.

Otro detalle desconocido es el origen etimológico del nombre Poblet. ¿Por qué se llamó Poblet?

Hay un origen legendario que hace referencia a un antiguo ermitaño llamado así y que habría sido el primer abad. Las leyendas son siempre bonitas de escuchar y de transmitir porque dicen mucho de la personalidad de un pueblo. Pero lo cierto, o al menos la hipótesis más verosímil, es que en la zona había muchos álamos, en latín Populus Alba, y el nombre derivaría de este.

Sabemos que, durante el siglo XIII, Poblet tuvo un papel destacado en las empresas conquistadoras catalanas de Mallorca y de Valencia. ¿Cuál era el verdadero papel de los abades de Poblet en aquel contexto político y militar?

Poblet fue, desde sus inicios, una fundación real. El rey Alfonso, hijo de Ramon Berenguer IV y de la reina Peronella de Aragón, fue el primer conde de Barcelona y rey de Aragón y también el primero a ser enterrado en Poblet. Años después sería su nieto Jaume I quien querría ser enterrado en Poblet. Y a partir de Pere III todo el resto de reyes hasta Joan II. Eso es todo un indicador de la relación de Poblet con la corona; y, por lo tanto, no es extraño que algunos abades ocuparan sitios de responsabilidad también política. Tres de estos abades fueron presidentes de la Generalitat, y tuvieron un cierto papel como consellers reales. Una evidencia de esta relevancia es la gran presencia en todo el recinto monumental del escudo real con las cuatro barras, que visualiza esta estrecha relación.

Sabemos también que, durante la Edad Media, Poblet poseyó amplias jurisdicciones feudales en Catalunya, en Mallorca y en el País Valencià. ¿En aquel contexto, se puede afirmar que los abades de Poblet actuaron como verdaderos señores feudales?

Sí, evidentemente los abades de Poblet se fueron transformando en señores feudales, dada la amplitud de posesiones territoriales. Y contaron con las atribuciones y poderes que eso significaba; y que dieron lugar, también, a conflictos, pleitos y excesos. Fueron famosos, por ejemplo, los pleitos con la cartuja de Escaladei; curiosamente más numerosos que con los otros dos monasterios cistercienses de la zona: Santes Creus y Vallbona.

Poblet fue panteón real de los condes-reyes catalanoaragoneses desde Alfons Ramon (1196) hasta Joan II (1479). Por lo tanto, fue un monasterio muy vinculado con la casa real. ¿Sin embargo, cuál fue el posicionamiento de los abades de Poblet en la Guerra Civil catalana del siglo XV que enfrentó a las oligarquías del país con la corona?

Las relaciones entre la realeza y el abad y el monasterio de Poblet serían, hasta al inicio del conflicto, las habituales entre cualquier monarca y un monasterio importante que estaba en más panteón real. Durante la etapa del conflicto, el abad fue fray Miquel Delgado, 33.º presidente de la Generalitat, que en un primer momento se mostró muy próximo al gobierno de Barcelona y fue un defensor de la posición de la Diputació frente al rey Joan II. Formó parte de una embajada enviada a la reina Joana para comunicarle que no había otra vía de resolución del conflicto que la liberación del príncipe Carlos de Viana.

¿Lo consiguió?

Sí, lo consiguió, finalmente, de Joan II el día 1 de marzo de 1460. También consiguió que la reina Joana firmara su capitulación. Sin embargo, en cambio, no consiguió el acuerdo entre el rey Joan II y la Diputació, porque no quisieron ceder ni los unos ni los otros. Y una vez muerto el príncipe Carlos de Viana, se fue acercando a Joan II; mientras que una gran parte de la comunidad de Poblet seguía fiel a la Diputació. Después de una ausencia del monasterio retornó a mediados de 1464 y eso implicó el posicionamiento de la comunidad de la parte del rey.

¿Y en la crisis y Revolución dels Segadors (1627-1640) y en la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59), qué enfrentó las instituciones catalanas con la monarquía hispánica?

En los primeros momentos de la guerra contra Felipe IV, la comunidad se mantuvo fiel a la Generalitat. La comunidad tuvo opiniones diversas y el monasterio sufrió las consecuencias directas de la guerra, tanto los estragos de los tercios del rey hispánico como la acción de las bandas de revoltosos catalanes. También las tropas francesas, aliadas de la Generalitat, causaron problemas a la población, y el propio abad Jaume Pallarés, yendo hacia Barcelona, sufrió un asalto por parte de estos. Este conflicto provocó una gran escasez de recursos y el endeudamiento del monasterio.

¿Y en la Guerra de Sucesión (1705-1714), qué puso sobre el campo de batalla el debate entre el modelo de estado foral de los Habsburgo contra el modelo de estado absolutista de los Borbones?

Cuando el 12 de septiembre de 1703 el archiduque Carlos es proclamado rey de España a Viena, el abad del monasterio era Josep Tresánchez, de quien no consta ninguna posición concreta. El año 1704 era elegido abad por aquel cuadrienio el padre Francesc Dorda y de él sí que sabemos que era un encarnizado partidario del candidato austriacista a la corona española. El abad Dorda, que había prestado obediencia a Carlos de Austria en octubre de 1705 cuando es proclamado rey en Barcelona, fue nombrado vicetesorero general; y en 1706, presidente del consejo de hacienda de la cancillería austriacista. El abad Dorda vivía en la corte y acompañaba al rey en sus viajes. Al acabar su mandato como abad, fue nombrado obispo de Solsona, aunque fue bien poco tiempo. Y lo encontramos, de nuevo, en la corte en 1711, cuando Carllos es proclamado emperador.

Queda claro el posicionamiento del abad Dorda. ¿Pero cómo vivió la comunidad monástica aquel conflicto?

La Guerra de Sucesión comportó algunos quebraderos de cabeza a la comunidad, como la acogida a las tropas de Carlos de Austria y las subsiguientes acciones por parte de las tropas de Felipe V, que amenazaron con saquear el monasterio. El sucesor de Dorda, el abad Josep Escuder, consiguió que se levantara el secuestro de los dominios de Poblet en Catalunya y finalmente también los de València, que se habían producido en el transcurso de aquella guerra.

¿Y del abad Dorda, qué se hizo?

Con la caída de Barcelona (1714), Francesc Dorda retornó a Solsona. Pero Felipe V lo declaró obispo intruso y le ordenó abandonar aquella sede. Dorda retornó a Poblet —pero no como abad— y murió a finales de 1716. Fue enterrado en la iglesia, y su tumba fue de las pocas que no serían profanadas durante el periodo de abandono del monasterio entre 1835 y 1940. Otro caso documentado es el del monje Jaume Fortuny, que murió en el exilio austríaco, y fue enterrado en el monasterio de Lilienfeld (en Austria), donde todavía se conserva su lápida sepulcral.

¿Qué tipo de relación, históricamente, han tenido los abades de Poblet con los reyes Borbones españoles de los siglos XVIII, XIX y XX?

Fue más bien escasa, porque el año 1835 la comunidad fue exclaustrada. De 1714 en 1835 Poblet estaba inmerso ya en un periodo de decadencia. Sin embargo, el año 1781 se comunicó al monasterio que, al ser de patronato real, para las elecciones de abad había que presentar una terna al rey.

¿Eso representaba una novedad?

Sí, porque hasta entonces la elección de abad era un tema ceñido a la Congregación, es decir, a la agrupación de los monasterios cistercienses de la Corona de Aragón. Por lo tanto, además de ser un hecho inédito, representaba una intervención directa de Carlos III, autorizado por el papa Pío VI, que culminó con la deposición del, hasta entonces, abad Josep Salvador y el nombramiento de fray Agustí Vázquez de Varela, de habla castellana. Este hecho agravó una división de la comunidad, ya existente, y provocó una oposición al nuevo abad; pero Vázquez de Varela, en todo momento, tuvo el apoyo real. Curiosamente, unos años después, fue nombrado también obispo de Solsona (1793), y murió al cabo de pocos meses (1794).

¿Y con el régimen franquista?

Se ha hablado mucho de la identificación de Poblet con el régimen franquista, oponiéndolo a otros monasterios de Catalunya. Pero el sueño de la restauración de Poblet es fundamentalmente catalán y se fue gestando en las postrimerías del siglo XIX e inicios del siglo XX, con protagonistas como Eduard Toda, Antoni Gaudí, Pau Font de Rubinat, Antoni Rovira i Virgili, Josep Carner o Ventura Gasol. Los momentos políticos no favorecieron la aceleración de este proceso y, por ejemplo, el proyecto de restauración monástica con monjes provenientes de Fontfreda, la casa madre de Poblet l en el siglo XII, no pudo cuajar.

¿Entonces, por qué se ha hablado tanto de la identificación de Poblet con el régimen franquista?

Después de la Guerra Civil y la victoria franquista (1940), cuatro monjes llegados de Italia refundan Poblet, monásticamente hablando. Pocos meses después entrarían las primeras vocaciones catalanas, coincidiendo prácticamente con la muerte de Eduard Toda. Fue entonces cuando se produjo una parte de la restauración del monumento, que, recordémoslo, es propiedad del Estado. En aquel contexto, el general Franco visitó el monasterio el año 1952, con motivo del traslado de los restos de los reyes de Aragón y condes de Barcelona de la catedral de Tarragona en Poblet; y se organizó una ceremonia donde el régimen podríamos decir que se apropió de los símbolos de los condes-reyes para un uso partidista.

Abad Octavi

¿Padre Abat, cuál es el posicionamiento de la comunidad monástica de Poblet en el actual conflicto entre Catalunya y España?

La comunidad como tal no tiene ningún posicionamiento concreto en temas como este y dentro de ella conviven posiciones diversas. Sobre este tema, hay que recordar la situación jurídica del monasterio: propiedad del Estado, gestionado por la Generalitat y con el usufructo a favor de la comunidad.

Pero, sin embargo, es seguro de que la comunidad no es ajena al actual conflicto entre Catalunya y España.

Es obvio que situaciones como la que vivimos son seguidas con preocupación; tantas causas judiciales en marcha, políticos exiliados unos y presos durante bastantes meses otros, no son un signo de normalidad. Creo que sigue siendo válido lo que decíamos en el comunicado conjunto los abades de Montserrat y de Poblet en otoño del 2017: «Nuestros monasterios están fuertemente arraigados en la espiritualidad y la historia de Catalunya. Ni es nuestra intención ni nos corresponde tomar parte por ninguna otra cosa que no sea la paz, el diálogo, las libertades de expresión democrática, la convivencia social y el respeto a los derechos individuales y a los de nuestro pueblo. El derecho a la participación en la vida política y social tiene que ser garantizado, en un estado democrático, por aquellos a los cuales corresponde la responsabilidad de gobierno, que tienen la obligación de interpretar el bien común de su país escuchando la voz de la mayoría y respetando al mismo tiempo la de los que se encuentran en minoría. Con toda humildad pedimos a los gobernantes de Catalunya y de España un ejercicio de máxima prudencia y responsabilidad para un diálogo constructivo.»