Londinium (actualmente Londres), año 410. Las últimas tropas romanas abandonaban la ciudad, última posesión de la Loba Capitolina en la isla de Britania, y ponían fin a una larga etapa de dominación de cinco siglos que había transformado radicalmente la fisonomía de aquella sociedad. Desde que Julio César había invadido Britania y la había incorporado a los dominios de Roma (54 a.C. – 43 a.C.), la romanización de la sociedad indígena había sido tan intensa (sobre todo en el cuadrante suroriental de la isla) que el latín se había convertido en la lengua del territorio. Durante aquellos cuatro siglos largos de dominación romana (43 a.C. – 410 d.C.) el latín fue la lengua única de las élites y del conjunto de las clases urbanas (tanto las de procedencia romana como las de origen indígena), especialmente en Londinium, que con 15.000 habitantes era la gran ciudad de la isla.

Reconstrucción virtual de Londinium. Fuente Vanderbilt University

Reconstrucción virtual de Londinium / Fuente: Vanderbilt University

Una lengua inglesa de la familia de las lenguas latinas

Y su evolución, en el transcurso de aquellos cuatro siglos largos, culminaría con el nacimiento de una lengua propia, cuando menos, con unas características propias. Un latín vulgar británico que estaría vivo y activo hasta la centuria del 600 (dos siglos largos después de que el último legionario romano abandonara Londinium). Aquella etapa del inglés románico (siglos V, VI y VII), que los historiadores ingleses han llamado "periodo oscuro" por la escasez de datos y de testimonios, coincidiría con una etapa de crisis profunda del modelo de poblamiento urbano (tanto en Britania como en el conjunto de Europa). Y el inglés románico (muy similar a las lenguas latinas vulgares que, poco después, se convertirían en el francés, el poitevin-santongés, el occitano gascón o el gallego) desaparecería misteriosamente. ¿Qué pasó con aquel inglés de raíz latina?

La romanización de Britania

El latín británico clavaba sus raíces en la conquista romana (siglo I a.C.). Según la historiografía inglesa, los romanos conquistaron ―con relativa rapidez― el valle del Támesis y desplegaron, con bastante comodidad, su aparato de dominación. Pasado un siglo, la ciudad de Londinium y la campiña inglesa (sobre todo los núcleos urbanos) ya eran de lengua latina. No obstante, la misma investigación advierte que en las zonas rurales se conservó la lengua indígena, una lengua céltica denominada britónico, y que este paisaje de bilingüismo (latín urbano y britónico rural) se habría mantenido durante toda la etapa de dominación romana. Paradójicamente, la desaparición del britónico ―en beneficio del latín― se produciría con posterioridad a la desintegración del Imperio romano, coincidiendo con el proceso de evangelización del mundo rural inglés.

Reconstrucción idealizada de la villa romana de Great Witcombe. Gloucester. Fuente English Heritage

Reconstrucción idealizada de la villa romana de Great Witcombe, Gloucester / Fuente: English Heritage

La etapa dorada del latín británico

Por lo tanto, y siempre con las reservas que impone la escasez de datos y testimonios, podríamos decir que la etapa dorada del latín británico sería entre los siglos V y VII. Desde el 410 habían desaparecido todos los vínculos políticos, económicos y culturales con Roma; pero, paradójicamente, el latín local se había mantenido como la lengua del poder, de la cultura y de la religión. Y, a pesar de la fuerte contracción que durante aquella etapa sufrieron las ciudades (no olvidemos que, también, era la lengua de las clases urbanas), se acabaría imponiendo plenamente en buena parte de Britania. A pesar del intenso y acalorado debate que siempre ha suscitado esta cuestión, podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que el latín británico (el latín vulgar de Inglaterra en proceso evolutivo) fue, durante esta etapa, la lengua mayoritaria de aquella sociedad.

Mapa de las conquistas germánicas de Britània. Font Atlas of Roman Britain

Mapa de las conquistas germánicas de Britania / Fuente: Atlas of Roman Britain

El solapamiento del latín británico

El abandono romano de la isla de Britania (410) vino seguido de un periodo convulso, causado por la ausencia de un poder militar fuerte, que culminaría con las invasiones de los pueblos germánicos continentales (los ángulos y los jutos, procedentes de la península de Jutlandia, y los sajones, procedentes del valle del río Elba). Y, a diferencia de lo que pasó en el sur de Europa (con los visigodos en la península Ibérica, con los ostrogodos en la península italiana o con los francos en los valles de los ríos Sena y Loira), las persistentes y masivas invasiones germánicas modificarían sustancialmente la composición étnica de Britania. Y, de rebote, la lengua de aquellas sociedades. A partir de la centuria del 400, las lenguas germánicas de los invasores progresarían a gran velocidad, solapando el latín británico hasta el punto que a finales de la centuria del 600 ya habría desaparecido.

Representación de los invasores germanics (siglo VI). Font Historical Association of England

Representación de los invasores germánicos (siglo VI) / Fuente: Historical Association of England

¿Qué habría pasado si se hubiera conservado el latín británico?

Los escasos documentos de la época apuntan a que la evolución del latín británico habría dado como resultado una lengua muy similar, por ejemplo, al actual dialecto normando del francés. Es decir, que en caso de que el latín británico se hubiera transportado hasta la modernidad, nos encontraríamos ―muy probablemente― que el francés y el inglés serían la misma lengua, con ciertas diferencias dialectales. Y si bien es cierto que el inapelable curso de la historia conduciría la lengua de los ingleses hacia al mundo cultural germánico (las invasiones vikingas de los siglos IX y X intensificarían la germanización de la cultura inglesa), también lo es que el inglés moderno es la lengua germánica más próxima a las lenguas latinas. Una cuarta parte del léxico del inglés moderno proviene del latín británico: es la herencia de aquella primigenia y desconocida lengua inglesa de raíz latina.