La mala dicció es la tercera pieza de la Trilogia del Lament del dramaturgo Jordi Oriol. La primera, La caiguda d’Amlet (o La caiguda de l'ac) (2007) y la segunda L'Empestat (2015) han sido también acertadamente programadas durante unos días por el Teatre Lliure a fin que el espectador pueda hacer este viaje de catorce años de lamentos y teatro.

Pero centrémonos en La maldición. Quiero decir: La mala adicción. Disculpad!: La mala dicció. Una obra que toma como referente la tragedia shakespeariana de Macbeth para hablar de la palabra y de su poder dramático; su vers(o)atilidad. Porque sí: la obra está en verso. Pero no os asustéis. Es un verso que se entiende de cabo a rabo. Un verso que tiene verdad, que arraiga en nuestra realidad y que gracias a la interpretación y la "buena dicción" de los actores puede tomar un vuelo extraordinario. Unas rimas llenas de humor, poesía e incluso trascendencia. ¿Qué más se puede pedir?

La mala dicciónSe podrá ver en el Teatre Lliure de Gracia hasta el 24 de noviembre.

Por qué valdría la pena verla más de una vez

Los protagonistas de este Macbeth son Marc i Bet, dos personajes de aquí y ahora. Una pareja, un matrimonio o quizás sólo dos actores que creen escuchar voces al inicio de la función cuando la megafonía advierte al público que no se quite la mascarilla durante todo el espectáculo. Quizás hacen ver que la cosa no va con ellos. Les acompaña un tercer personaje que tanto hace las funciones de criado, soldado o músico; lo que haga falta. Un trío de entidades que funciona como un número de payasos. Uno es el cara blanca, el otro el augusto y ella quizás la maestra de ceremonias. Tres comediantes instalados en un escenario o un bosque oscuro lleno de lentejuelas y estrellas de donde es muy difícil salir. Más que nada porque ya es parte. Sus siluetas de pierrot elegantemente vestidos se confunden con el telón que tienen detrás, hecho del mismo tejido que visten. Sólo podemos ver con claridad sus caras, manos y pies desnudos. Como si su cuerpo ya estuviera atrapado en la noche de la ambición.

Tres comediantes en un bosque oscuro lleno de lentejuelas y estrellas de donde es muy difícil salir

Son tantos los combates léxicos y los juegos lingüísticos de la obra con los que se desarrolla la trama que valdría la pena verla una segunda vez. Incluso una tercera. O quizás mejor comprar el texto de la obra que venden en el mismo teatro. El ingenio de algunas frases se nos puede escapar con facilidad, pero enseguida llega otro juego de palabras con el que podemos disfrutar. A pesar de la exquisita metateatralidad del texto, quizás en algunos momentos es un pelo demasiado autorreferencial de la escena catalana y la profesión. Hecho que puede dejar fuera de juego aparte del público. Así y todo, es tanta la agudeza de La mala dicció que hay para todo el mundo y para todos los gustos. Porque una de sus grandes virtudes son sus posibles lecturas e interpretaciones talmente como cualquier palabra, gesto o silencio. No podía ser otra que la capacidad y sensibilidad de Xavier Albertí la que firmara la dirección del espectáculo. Quien también dirigió los dos anteriores de la trilogía.

La compañía Indi Gest, que firma el espectáculo, está llegando a unas cuotas de virtuosismo teatral envidiables. Ojalá no se pierdan en el bosque de Birnam como Macbeth. Hoy por hoy son un sello de garantía escénica. Magnífico Jordi Oriol desde su interpretación socarrona donde personaje (Marc) y autor (padre de la bestia) se confunden. Muy acertada también Paula Malia. Y soberbia la versatilidad y entrega de Carles Pedragosa. Sólo están hasta el día 24 de noviembre en el Lliure de Gracia. Corred a ver este tercer lamento. Y si tenéis oportunidad ved el primero o el segundo. Creedme: son buenos para la mente.