A finales de mayo de 1925, en plena dictadura de Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII era de visita a Catalunya y los pelotones de Bandera Negra, subgrupo politicomilitar del partido independentista entonces clandestino Estat Català, planificaron bajo la dirección de Marcel·lí Perelló y Jaume Compte un atentado para asesinar al monarca. En el pelotón habría figuras como Miquel Badia o Jaume Miravitlles. El plan pensado para el día 29 consistía en lanzar una bomba camuflada en un ramo de flores dentro del vehículo del rey, aprovechando su paso por la plaza de Catalunya, en Barcelona. El encargado de ejecutar el plan era un joven de solo veinte años, pero no se presentó porque en su casa habían descubierto sus planes. Por eso, otro lo sustituyó, pero con la cantidad de gente y que el rey Borbón no abrió ninguna ventana de su coche, el plan pasó al día siguiente. El objectivo sería estallar el tren real en el Garraf, donde iban tanto Alfonso XIII como el dictador Primo de Rivera. Sin embargo, fueron descubiertos y comportó numerosas detenciones de catalanistas.
Este viernes 30 de mayo hace justo cien años de uno de los primeros grandes intentos de atentado contra el poder español por parte del catalanismo del siglo XX. Por eso, varios historiadores y activistas catalanistas, entre ellos los exconsellers Lluís Puig y Josep-Lluís Carod Rovira; el jefe de la oficina del presidente Puigdemont, Josep Lluís Alay; el presidente de la AMI, Jordi Gaseni; el periodista, escritor y columnista de El Nacional.cat, Jaume Clotet; han impulsado un manifiesto y la reedición del libro más autorizado para explicar El Complot del Garraf de Jaume Crexell. Entre ellos también está Lluís Duran, que es doctor en Historia Contemporánea por la Universitat de Barcelona y miembro del Grupo de Investigación en Estudios Nacionales y Políticas Culturales, integrado en la UB.
¿Cómo nace esta iniciativa?
Era un libro que editó Publicacions de l'Abadia de Montserrat, en 1988, y ahora ya era imposible de encontrar. Con motivo del centenario, una serie de personas, entre ellos Tomàs Callau, Jordi Miró y, posteriormente, Rosa Maria Codines, el mismo exconseller Lluís Puig o el Fermí Roviralta, vieron que era interesante poner esta obra al alcance del público. Pero, ahora, con el sello de Rafael Dalmau como editor, esta obra nos enfoca en este hecho anómalo en los usos del movimiento catalanista. La obra incorpora, aparte de las ilustraciones que en su momento escogió Joan Crexell, dos elementos nuevos: el listado que han añadido Callau y Miró de las 109 personas represaliadas y el manifiesto del centenario del complot de Garraf.
El manifiesto está firmado por el exconseller Lluís Puig, el exconseller en cap Carod-Rovira, el presidente del AMI, Jordi Gaseni, entre otros...
Hay por toda Catalunya unas 30 presentaciones. Queríamos acercar al público este acontecimiento especial de la historia de Catalunya, de la historia del independentismo y, al mismo tiempo, hacer un llamamiento a la concienciación nacional. El independentismo ha actuado mucho en la movilización, pero, con las circunstancias actuales, este grupo de amigos que hemos hecho este manifiesto nos parecía que era adecuado volver a pensar quiénes somos, qué hemos hecho, estudiar, formarnos y agruparnos desde este ámbito común que es el conocimiento histórico.
¿Para usted es el mejor libro que explica qué es el complot del Garraf?
Pienso que sí. Hay que entender qué tipo de personaje es el autor del libro. Joan Crexell nos dejó el día de Navidad del año 94. Yo había trabajado con él. Lo recuerdo como una persona muy roja de cara, activista, periodista e historiador que respondió a grandes interrogantes de nuestra historia contemporánea. Interrogantes y grandes acontecimientos que yo pienso que estratégicamente están muy bien conceptuados. Por ejemplo, cómo funcionó el proceso de Jordi Pujol, que es importante para entender la evolución de la oposición democrática. También las campañas por el catalán en la escuela del año 68, 69, 70, porque si no hubiera habido estas campañas no tendríamos el modelo escolar que tenemos ahora. Otro ejemplo es el origen de la bandera independentista. Otro aspecto, quizás más erudito, pero que al paso del tiempo se irá valorando mucho, son las publicaciones clandestinas de la edición catalana durante el franquismo. Crexell era periodista, activista e historiador y enfocaba su trabajo, no desde la gran perspectiva, sino de los objetivos estratégicos. Entonces, el complot de Garraf es uno de estos objetivos estratégicos para entender la evolución del independentismo en una Catalunya que, evidentemente, hace cien años era muy diferente del actual.
De hecho, entonces, en 1925, no se le decía independentismo, sino separatismo...
Sí. El separatismo puede ser el concepto que viene heredado de la lucha colonial antiespañola de Cuba. Los mambises, los patriotas cubanos, eran adjetivados por las autoridades coloniales de ocupación como separatistas. Pero pienso que también hay la idea de separarse de lo que representa España, sea políticamente, pero también intelectual y moralmente. No queremos vivir en España porque nos sentimos separados y diferentes. Y me pienso que hay también esta idea, doble idea, del origen histórico, pero también el origen vivencial. Si fuéramos mirando las trayectorias de los autores del complot del Garraf, también muchos de ellos provienen de ámbitos rurales. Eran jóvenes de ámbitos rurales que venían a una ciudad cosmopolita y, entonces, había como un tipo de choque entre su catalanidad normal y desinhibida en un ámbito en el cual ellos se tenían que ganar y labrar su futuro siendo buenos dependientes o tenderos. Llegan a una ciudad en expansión, pero muy dura socialmente. Es este entorno también de la Catalunya violenta del 1918-1919 hasta la dictadura que hay que inscribir al fenómeno del Complot del Garraf.

¿Más allá de la muerte de Alfonso XIII, qué se buscaba en este complot?
Se mezclan diferentes fenómenos de trascendencia y proyección diferente. Por una parte, hay incluso una persona tan moderada y tan ponderada como era Jaume Bofill i Mates. Como miembro destacado primero de la Lliga y después de Acció Catalana recordaba las palabras que hizo Alfonso XIII en el Palau de la Generalitat el 18 de mayo de 1925 como un insulto a los catalanes.
Este fue el detonante del complot...
Yo creo sí. Una persona tan de orden, republicana y patriota como era Jaume Bofill i Mates recordaba este acontecimiento como un insulto a los catalanes. Fue una forma de decir: ahora te enterarás. Hay otro aspecto, que es que son jóvenes que piden activismo. La estructura de Estat Català en aquel momento estaba en el exilio y la derivada hacia el interior, que es muy jerárquica y comandada por un señor que fue jefe del ejército español, pero que tiene la estructura militar en la cabeza, Francesc Macià, hace que los jóvenes estos pidan activismo. Macià, por eso, los va parando. Consideraba que no era el momento y que no estaban preparados. Pero estos chicos, fruto de dos núcleos diferentes que se autoorganizan, toman la iniciativa. Por lo tanto, tenemos, por una parte, aquello que se llamaría en castellano la afrenta de las palabras en el Palau de la Generalitat d'Alfons XIII: después, la necesidad de activismo de estos dos núcleos pequeños de jóvenes separatistas; y otro ya de alcance más amplio es que por primera vez lo que es el impulso recatalanizador de la Renaixença, que se produce como fenómeno público con los Jocs Florals de 1859, haciendo escuelas catalanas, teatro, editoriales, partidos, instituciones culturales o públicas, todo se detiene. Es como una sobresalto bastante importante. Si en eso añadimos un contexto internacional en el cual hacía pocos años que se había producido la Revolución Rusa, la posterior guerra civil rusa, los intentos espartaquistas, el eximperio alemán, la revuelta de la pascua irlandesa y los enfrentamientos entre el Sindicato Único y el Libre en Barcelona, todo hace unas circunstancias personales generales y particulares del catalanismo bastante proclives a una decisión de este tipo que rompe la dinámica de lo que ha estado corriendo en el catalanismo hasta entonces. Este hecho tan radical anuncia el cambio que se producirá en el catalanismo a partir del 14 de abril del 31.
De hecho, el Complot del Garraf se hace en dos fechas diferentes...
Sí. La ventaja de Crexell es que todavía se encontró a algunos protagonistas que le avalaron la idoneidad y la perspicacia del relato y la investigación que había hecho. Los protagonistas no tienen una estructura. Es demasiado fácil de localizarlos y son personas que no viven en la clandestinidad, hacen su vida y se encuentran para hacer un complot. Sorprende la falta de estructura producto de este tipo de impulso hacia la acción. Producto de eso van intentando diferentes iniciativas para poner fin a la vida de Alfonso XIII. Que si la bomba, que si disparar, que si una bomba en un palacio... Cuando se hacen estas actuaciones, hace falta ser muy precavido, muy frío y darte cuenta de que el coste puede ser la vida, pero darte cuenta de que cuando fracasas no tienes que volver también.
¿Fue el gran primer acto insurreccional del catalanismo?
Desde losJocs Florals y sus derivadas territoriales y a la calle, el catalanismo ha sido un movimiento político y cultural repetidamente represaliado. El cierre de entidades, secuestros de publicaciones y los garrotazos a manifestaciones desde 1899 hasta el establecimiento de la victoria de Primo de Rivera son frecuentes con dos normas que marcan el alcance de la represión. El 1905-1906 hubo la Ley de Jurisdicciones, que tiene un marco legal concreto, que son las ofensas al buen nombre de la patria, del ejército y la marina. En cambio, el decreto de represión del separatismo de septiembre del 23' amplía el abanico de la represión, que puede llegar también a un rector de una parroquia que alabe la lengua catalana, o a un maestro, o un funcionario público. Amplían mucho más la barra represiva y se intensifica. En este contexto de intensificación represiva se entiende mucho más este gesto de unos jóvenes que quedan un poco descolgados del movimiento de Estat Català. Ellos están dispuestos a perder la vida, pero la percepción que tenían del coste de la vida por sus ideales la habían vivido recientemente por las calles de Barcelona de una manera, no diría normal, pero sí habitual. Es importante de pensar que a partir del complot de Prats de Molló y de Garraf la percepción del catalanismo que tendrá el obrerismo y, especialmente la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), cambiará mucho. El obrerismo de la CNT se pensaban que los catalanistas servían para hacer Jocs Florals y eran chicos de buena casa...
¿Que era folclórico, no?
Sí, entonces se encuentran con que durante la dictadura de Primo de Rivera son unos catalanistas que cogen las armas o están dispuestos a acciones contra el régimen como ellos han hecho. La perspectiva sobre estos catalanistas cambia. También muchos de ellos tampoco son hijos de casa buena ni han ido a los jesuitas y son hijos, como muchos dirigentes obreros de la CNT, de campesinos, de aparceros o de ganaderos. Se encuentran en este ámbito de conquistar o hacerse suya Barcelona.

¿Los miembros que efectúan el complot son de Estat Català, pero qué relación tenía Bandera Negra con Estat Català?
Si analizas el libro de Crexell coinciden dos grupos que se encuentran sin jefe y sin ninguna medida de prevención ni clandestinidad. Un grupo es el Grupo de los Siete, que son jóvenes procedentes de Acció Catalana, que sería el equivalente a Convergència hace veinte años. Es decir, un partido de clases medias, demócrata y nacionalista. Este grupo empieza un poco antes de la dictadura de Primo de Rivera y después de la dictadura de Primo de Rivera crean la Sociedad de Estudios Militares. Su intento inicial era no crear terroristas, sino que tenía que estar en un futuro el ejército catalán. Estos jóvenes se encuentran con que llega la dictadura y su partido queda desguazado. Entonces, queda un grupo de jóvenes en que han hecho unos estudios de estrategia militar sin dirección efectiva. Y, por otra parte, está el grupo de Bandera Negra que es como una sección dentro de Estat Català, que esperan unas órdenes insurreccionales que no llegan del exilio.
De Macià...
Sí, entonces, este grupo que ha venido de un partido de orden, como es Acció Catalana, y el grupo que se aleja de Estat Català confluyen y son los dos grupos sin conexión previa que preparan el Complot de Garraf.
¿La influencia de la lucha armada irlandesa cree que es esencial para comprender los métodos de Bandera Negra?
Ahora me situaré fuera del libro y me remitiré a otros estudios que he hecho yo recientemente. Sin la literatura de Àngel Guimerà no se entendería la actitud de jóvenes como este. La vía irlandesa pasa porque antes hay un referente que la gente ha podido ver en teatros de barriada o de poblaciones de Catalunya. Un catalanista radical como Guimerà pone bajo el escenario a personas que están dispuestas al máximo sacrificio por su nación. Puedes leer las crónicas de Irlanda, pero nadie de ellos ha ido. Lo que sí que han visto son las obras de Àngel Guimerà. Hay una confluencia entre lo que hemos visto y lo que hemos leído. Para muchos de ellos Àngel Guimerà es como un referente.
¿Es decir, cree que tiene más relación Àngel Guimerà que la vía irlandesa?
Hay el ejemplo irlandés y otras naciones que en aquel momento se están liberando, pero eso queda lejos. Lo que sí que han visto son las obras de Àngel Guimerà. Han visto a Joan Dalla, L'Ànima és meva o han podido leer sus poemas con más facilidad que un país que es la verde Erin, que queda francamente lejos. Estamos hablando también de una época en la cual la gente no sabe qué es Irlanda, pero, en cambio, sí de que han visto la acción dramática de una obra de Guimerà. A la hora de crear una ética y una voluntad del militante creo que Guimerà tiene mucho que ver con este ejercicio de militancia catalanista tan arriesgada.

¿En el complot, usted cree que se habían tomado medidas del monarca teniendo en cuenta que anteriormente ya había pasado con el Archiduque de Austria?
Con el atentado no se plantean una cosa inaudita en la historia de España. Hay tres intentos de atentado contra Alfonso XIII. Pero anteriormente ya murió Canovas del Castillo en un atentado, también Eduardo Dato, José Canalejas... Y la historia de Europa, de su transformación, empieza con un asesinato de un archiduque de Austria. La percepción que tenían estos jóvenes del magnicidio con la que tenemos nosotros no tiene nada a ver. Nosotros somos de una época que hemos sentido luto por la muerte de Olof Palme, de Isaac Rabin o de Indira Gandhi. Referentes morales que eran asesinados. La perspectiva de esta época es muy diferente. Es la acumulación de mucha frustración y mucha represión y una relación de la persona con la muerte muy diferente de la que tenemos ahora. La idea del sacrificio por los ideales no forma parte de una anécdota, entonces, se vivía así. Militantes de la Federación de Jóvenes Cristianos mueren asesinados en una cuneta dando testimonio de su fe, igual que otros militantes obreros no renuncian a sus ideas libertarias sabiendo que el último grito de su vida es viva la anarquía.
¿Qué pasó con la mayoría de estos integrantes?
Hubo cuatro cadenas perpetuas y unas cuantas condenas de doce años. Sí que es cierto que Miquel Badia fue a una de las prisiones más duras. El Fermí Roviralta lo explica muy bien, que el Miquel Badia que entra en la prisión es un Miquel Badia muy diferente de cuando sale. La prisión lo transforma en una persona más callada y más dura. Si la monarquía no hubiera caído el 14 de abril del 31, estas personas se habrían muerto en la prisión. Son condenas muy duras.
Después llega el indulto, a pesar de los reclamos de la amnistía...
La lucha anti-represiva era un elemento importante en la lucha contra el régimen y se pedía que salieran de la prisión, como también se pedía la libertad para otros presos políticos y sociales o la restitución del patrimonio, cómo puede ser el Centro Autonomista de Dependientes del Comercio y de la Industria, que fue confiscado por el Sindicato Libre. Hay una serie de luchas confluentes que reclama la libertad de los presos y coincide en un año muy importante, que es el retorno del president Macià del exilio. Todo generaba una adhesión incluso superior a lo que serían las filas específicamente republicanas. Los monárquicos juiciosos veían que para intentar restaurar el crédito de la monarquía había que hacer un poco de borrón y cuenta nueva. Llegaron tarde, pero había que ser magnánimo en este sentido para intentar reflotar un régimen que ya era irreflotable porque estaba en el descrédito.
¿Cómo calificaría el impacto de la organización del complot en las futuras organizaciones paramilitares, como Nosaltres Sols o Palestra?
En el periodo 23-30, los implicados en el complot de Garraf no representan la única estrategia del catalanismo. Hay una estrategia mayoritaria que es decir, nos han cerrado el Casal Catalanista, pero algún otro día ya lo volverán a abrir, por lo tanto, terminamos. Esta es una estrategia de vacaciones patrióticas bastante generalizada. Otra es la estrategia de dar a conocer el hecho nacional catalán en las instancias internacionales en Ginebra, en la Sociedad de Naciones. Otra es la que conocemos más nosotros, que es la de resistencia cultural. Es decir, consumir productos en catalán como forma de resistencia, aunque el señor que comprara la última novela de Narcís Oller no fuera lector habitual de novelas. Y la otra es el embate directo con el Estado.
Entonces, hay una reflexión que da origen a Palestra, que también da origen al crecimiento del escultismo y a la Federación de Jóvenes Cristianos como organización de masas, que es decir: tenemos que preparar a los jóvenes para una sociedad conflictiva, democrática, pero sin olvidar que con la fuerza no es suficiente, sino que la fuerza tiene que estar siempre marcada por el juicio y la inteligencia.
Y a partir de aquí, Nosaltres Sols se plantea como una especie de estructura un poco compleja de entender desde los parámetros del independentismo actual. No son un partido, sino que son una organización patriótica que tanto puede hacer prácticas de tiro para sus militantes como una excursión en el Montseny, como cursos de catalán o un baile de sardanas. También tienen una actitud más discreta de carácter militar, pero también la tiene la Confederación Nacional de Trabajo, la tiene Esquerra Republicana con sus pelotones y la tiene los grupos de acción del bloque obrero y campesino. Solo hay una organización que no tiene organización militar, que es la Lliga Regionalista, aunque en muchos mítines están protegidos por requetés carlistas. Con eso quiero decir que incluso los carlistas también tienen una actitud asociativa y política reservada por los jóvenes. Es un fenómeno que se reflexiona muy al final de la dictadura, después del fracaso de Prats de Molló y de Garraf. Unos creen que la fuerza tiene que estar al servicio de la inteligencia y con la cultura, y otros dicen que tenemos que hacer una estructura asociativa cultural y patriótica y de una manera más reservada con una actividad militar.
¿Qué cree que habría pasado si hubiera sacado adelante el complot?
El complot es un planteamiento un poco parecido a lo que se plantean los catalanes de Prats de Molló y Sant Llorenç de Cerdans para entrar en territorio de la Catalunya del Sur. No era como estos atentados que a los europeos nos entristecieron entre los años 1990 y 2000. Era simplemente un asesinato en contra de alguien por un odio por determinadas creencias políticas. Detrás del asesinato del jefe de Estado había un intento ya inmediato de asaltar al poder. No contaban con efectivos y eran incrédulos.
¿Fueron ingenuos?
Yo pienso que sí, porque les podía haber costado muy caro. Tiene una cierta relación con lo que al cabo de un año y pico pasa en Prats de Molló. Entonces, no son solo los jóvenes que se plantean entrar desde Prats de Molló a la Catalunya del Sur, sino que es un planteamiento de entrar, nos buscamos y esperamos qué harán los sindicatos para proclamar una huelga general revolucionaria. Algunos intentan ocupar los principales centros de poder de Barcelona, que después intentará, en noviembre del 26, con una dimensión más detallada, Francesc Macià.
Uno de los grandes interrogantes que hay en el complot es quien es el delator...
Hay unos cuantos personajes, como Talavera o Julià, que pueden desbaratar la operación. También padres que temen, no solo por la salud, sino por la vida de sus hijos. No tenemos acceso a la información policial de la detención en la estación de tren de Garraf que determina la operación de desguace. Según el relato de Crexell, la detención es un poco discreta, no cae nadie abatido y está controlada. Es muy parecido a lo que le pasa a Francesc Macià en Prats de Molló. Es curioso, porque entre las personas que tienen que detener no hay ningún muerto, cosa que con la dinámica de la policía y la guardia civil de finales de la década de 1910 y de principios de 1920 es muy extraño. Si tú miras un poco con la distancia el libro es que es una estructura poco clandestina. Son personas que van al despacho, van a la tienda, la noche se encuentran...
Se toman el complot como un juego...
Sí...

¿Ya para acabar, hay algunos paralelismos con la actualidad?
Yo creo que no. Entre estos jóvenes que arriesgan su vida por Catalunya y la actualidad hay una distancia al cabo de cien años. Hay un elemento, sin embargo, que continúa presente, que es que hay un conjunto de ciudadanos de Catalunya que quieren, como ellos, la independencia de su nación. Este siglo de distancia ha permitido estructurar muchas partes del planeta en regímenes democráticos, legales, de respeto de la vida de las personas. En los últimos cien años podríamos decir que la democracia, el estado de derecho, las libertades para todo el mundo o el estado del bienestar han sido una conquista muy importante por el mundo.
Catalunya también ha cambiado. Podría decir que de estos señores que tengo yo aquí ante la única cosa que no ha cambiado es que pisaríamos la misma tierra, pero esta tierra ha sido, a diferencia de ellos, muy bien urbanizada. Se ha transformado mucho el país como él lo conoció. Ha cambiado lo que hace y piensa el mundo, y ha cambiado mucho el país y también ha cambiado muchísimo el nivel de vida de los catalanes. Estos señores vivían sin estado del bienestar, vivían con unos sueldos justitos y con un régimen de alimentación bastante reiterativo.
Uno de los objetivos con este libro es hacer divulgación del Complot del Garraf. ¿Cree que se ha hecho suficiente?
Es cierto que un acto violento siempre genera una cierta reserva, sin embargo, por el mismo motivo no tendríamos que hablar de la Guerra Civil Española, que todo son actos de violencia, no? Hay mucha bibliografía en torno a un acto de violencia de tres años, como fue la Guerra Civil. En cambio, con respecto al Complot del Garraf, desde el libro de Crexell no se había hablado demasiado más. Pienso que tiene el interés de verlo en perspectiva histórica y de ver que nuestro país era un país complejo y duro y violento, y eso en la actualidad lo tenemos que saber valorar. Muchas personas tenían armas en casa, no solo para que fueran cazadores y porque la caza era una forma de alimento importante para una dieta justita, sino porque formaban parte del Saomatent.
¿Era una forma de hacer política?
También es una forma de autodefensa ciudadana de una policía civil. Personas que no tenían nada que ver con la dictadura eran miembros del Sometent, porque era una responsabilidad casi pública. El independentismo es un movimiento que ya tiene más de cien años de historia, y todavía existe, con su diversidad, sus siglas diversas y eso también permite decir que no somos un movimiento que apareció el 1 de octubre o el 15 de septiembre, sino que es un movimiento con sus sobresaltos y sus sufrimientos, sus represaliados y sus muertos de largo recorrido. Eso es importante que se tenga en cuenta.