No hay muchas plazas porticadas en Barcelona. Todo el mundo ha pasado por la plaza Reial, pero mucho pocos conocen la plaza Masadas. Gracias a eso este lugar se conserva como una plaza de barrio, abierta, sobre todo, a los vecinos. Para llegar tomaremos el metro hasta Sagrera, cruzaremos la plaza de la Assemblea de Catalunya y continuaremos por la calle Coll, que nos llevará directamente a esta plaza cerrada al tráfico. Se trata de un gran espacio porticado, ideal para hacer el vermú o para relajarse en las duras horas de sol, en verano. Eso sí: esta plaza se remodeló en tiempo del alcalde Maragall: es una plaza dura, y tan sólo unos solitarios ciruelos le dan un toque de color.

La fuente de la plaza Masadas. Fotografía: Sergi Alcàzar.

La Sagrera no es la Meridiana

Para muchos barceloneses, la Sagrera se identifica con la Meridiana: una gran vía que tan sólo sirve para entrar y salir de Barcelona; una especie de autopista rodeada de inmensos hormigueros de gran altura donde es difícil saber quien|quién vive. Pero detrás de la Meridiana, se oculta un barrio de verdad, con tiendas, placitas, niños que juegan y abuelos que pasean. Y en la plaza Masadas el barrio muestra su cara más amable. En esta zona vivían muchos trabajadores de la fábrica de la vecina Pegaso, y conserva el aire de barrio obrero. Es, pues, una zona modesta, pero con una profunda vida de barrio.

Plaza Masadas. Fotografía: Sergi Alcàzar.

Columnas truncadas

Cuando se construyó la plaza Masadas, todos los edificios eran muy similares: todos eran blancos, todos eran de la misma altura y todos tenían soportales de las mismas dimensiones. Una muestra de orden y de equilibrio, al más puro estilo neoclásico. Pero en los años sesenta, en una de las esquinas, se derribó uno de los edificios antiguos para construir uno nuevo. La nueva casa no mantuvo la estructura de la plaza: era más alta que el resto, era de color rosa y no tenía porches. Y, a pesar de todo, el arquitecto dejó enteras dos de las tres columnas del soportal del viejo edificio, no se sabe si en secreta protesta por el aberrante encargo.

Un antiguo mercado

Según el historiador Joan Pallarès-Personat, autor de El quilòmetre sagrat. Històries de la Sagrera a través dels seus carrers​, la plaza Masadas se construyó a finales del siglo XIX, sobre los terrenos de la masía Can Massades, cuando la ciudad estaba en pleno crecimiento. El tranvía de Sant Andreu serviría para conectar esta zona con el centro de la ciudad. En medio de la plaza Masadas se estableció un mercado, muy precario; en 1955 se derribó y se construyó el nuevo Mercado de la Sagrera, que estuvo en funcionamiento hasta los años 1990, cuando no aguantó la competencia de los supermercados. El derribo del mercado convirtió una plaza estrecha y poco acogedora, llena de suciedad y ruidos, en un magnífico sitio para pasar el rato.

Terrazas en la plaza Masadas. Fotografía: Sergi Alcàzar.

Vida de barrio

En la plaza Masadas hay unos cuantos bares agradables, con sus terrassetes, pero no encontraremos restaurantes de diseño. Eso sí, hay un pequeño local, el Empanat, donde podemos probar las hamburguesas más originales: incluso las de cocodrilo o canguro. No es fácil encontrar mesa, porque la plaza es el |sitio preferido de encuentro de la gente del barrio. A veces, no muy a menudo, se organizan conciertos. Es también el lugar donde se celebran algunas ferias (aunque el célebre mercado de juguetes y maquetas de cada primer domingo de mes se ha desplazado a la vecina plaza de la Assemblea de Catalunya).

Parque de la Pegaso. Fotografía: Canaán. Wikipedia.

El parque de la Pegaso

La antigua fábrica ENASA, donde se fabricaban los camiones Pegaso, era el lugar donde trabajaban muchos de los habitantes de la Sagrera y Sant Andreu. Desde 1986 es un parque, el Parque de la Pegaso, donde sólo se conservan algunos elemento simbólicos de la antigua fábrica. Lo más destacado de este parque es que tiene una zona con una vegetación exuberante, que es atravesada por un canal. Varios puentes muy originales permiten cruzar de lado a lado del canal. Hay una gran variedad de especies vegetales, pero destacan los sauces, los bambúes y los chopos. Eso crea una atmósfera muy tropical, inusual en Barcelona. Además de esta área boscosa y un poco salvaje, el parque de la Pegaso tiene una gran área de juegos infantiles, sin vegetación