No hace ni un mes que Jordi Solé ganó el premio Prudenci Bertrana y este autor se sintió como un futbolista fichando para el Barça. Periodista y escritor, y con una decena de obras publicadas, el de Sabadell se alzó con el galardón gerundense por la obra L'any que vaig estimar Ava Gardner (Columna), una novela que mezcla realidad y ficción para hacer un perfil íntimo y personal de una de las estrellas de Hollywood más relevantes del siglo XX. La trama se centra en cuando la actriz se estableció en Tossa de Mar para grabar la película Pandora y el holandés errante, y Solé ha estirado este hilo argumental basado en hechos reales para ponerse en la piel de la Gardner más empoderada y generosa, pero también de otros personajes trascendentales en su vida como Mario Cabré o Frank Sinatra.

¿Por qué Ava Gardner?
El libro nace a raíz de una visita a Tossa de Mar que me hizo darme cuenta de como de presente era todavía Ava allí más de setenta años después de haber rodado Pandora y el holandés errante. Una estatua, su foto en muchos escaparates, tiendas con su nombre... Pensé que si había dejado tanta huella seguro que valía la pena explicar cómo había sido su paso por Tossa.

Tú todavía no habías nacido cuando la actriz rodó allí. ¿Cómo llegas a ella?
No, es verdad. Pero ya de pequeño mi abuela me explicaba la historia de sus amores con Mario Cabré. La verdad es que en mi casa siempre había gustado mucho el cine y desde pequeño yo tenía la costumbre de saber como se decían los actores y seguirles la pista. Mi padre hasta tenía una colección de fotos firmadas de estrellas de Hollywood que había recopilado a base de escribir en los estudios de Hollywood y pedirlas.

¿Cómo fue proceso de documentación?
Hoy en día, documentarse es relativamente fácil gracias a Internet. ¡Allí está todo! Solo hay que buscarlo. Además, el Archivo Municipal de Tossa había hecho un trabajo fabuloso de recopilación de material publicado de la época y me lo hicieron llegar muy generosamente, de manera que fue bastante fácil. La única cosa que no pude encontrar fue un artículo de Cecelia Ager, teóricamente publicado en Variety y que según todo el mundo fue el que levantó la liebre en los EE.UU. sobre el asunto entre Ava y Cabré. Por mucho que lo busqué no lo pude encontrar. Me pareció muy curioso, porque incluso me suscribí a la revista para poder consultar su archivo. Pero nada...

¿Qué lectura haces de esta actriz?
Lo primero que hice fue leer su autobiografía y la verdad es que ya me tuvo ganado. Me encontré a una mujer divertida, que tocaba de pies en el suelo, generosa con casi todo el mundo que había conocido. También es verdad que la Ava de Tossa, de 28 años, no es la misma Ava de una década después, cuando se instala en Madrid para vivir su vida a su manera. La de Tossa era más tierna, más naíf, podríamos decir. Pero yo la veo como una mujer empoderada y una estrella de cine en cierta manera avanzada a su tiempo.

Tossa y la Costa Brava tienen un antes y un después de Pandora

¿La Costa Brava se internacionalizó gracias (o por culpa) de ella?
De ella o de la película, sí. Pero totalmente. Collado y la Costa Brava tienen un antes y un después de Pandora. Es gracias a la película que pasan de ser pueblecitos de pescadores que viven del mar y de cultivar un poco la tierra a convertirse en uno de los focos de atracción turística más importantes del mundo.

Visto con perspectiva, ¿la historia ha idealizado demasiado el amor entre Ava Gardner y Frank Sinatra?
Era una relación que hoy calificaríamos de tóxica. Es evidente que ella es la mujer de la vida de él y él, el hombre de la vida de ella. Pero los dos eran demasiado extremos. Sinatra, además, estaba tremendamente inseguro y, a la vez, muy dado a la infidelidad. Y a ella nadie la hacía de menos. De manera que a pesar de estar locos el uno por el otro su historia no salió bien. Triste, pero a la vez tremendamente habitual, me temo.

Has pasado de la novela negra a una historia con tintes románticos. ¿Te has sentido igual de cómodo escribiendo?
Yo he hecho novela negra, histórica, young adult, muchas cosas... No me gusta que me pongan etiquetas, más allá de la de contador de historias. De manera que era cuestión que un día hiciera una de este tipo. Pero sí que es verdad que con este libro he salido de mi zona de confort y ha sido todo un reto. Un reto que ha valido mucho la pena.

La novela negra o la romántica han sido géneros a menudo maltratados o estigmatizados, considerados de segunda. ¿Buscas romper estereotipos?
No especialmente. Los estereotipos existen porque funcionan y, de hecho, romperlos creo que se ha convertido en otro estereotipo por si mismo. Dicho esto, no puedes hacer historias donde todo sea sota, caballo y rey porque a la gente tampoco le gusta. Pero muchas veces un lector prefiere una historia satisfactoria que una historia original. Creo que el ideal es caminar por la fina línea que separa los dos mundos, cogiendo lo mejor de cada uno. La pega es que es más fácil de decir que de hacer.

¿Qué significa ganar el Premio Prudenci Bertrana?
Una pasada. Lo mejor que me ha pasado nunca profesionalmente. Es como ser futbolista y fichar por el Barça. A la vez, miras la lista de los premiados y te coge vértigo. Es un honor y una gran presión, todo de golpe. ¡Pero bienvenida sea, la verdad!

¿Te habías sentido poco valorado como escritor, hasta ahora?
A ver... No nos engañemos: no soy Marcel Proust. Tampoco intento serlo, y creo que eso se tiene que tener en cuenta. Entre otras cosas, porque si solo escribiera Marcel Proust, leería bastante menos gente. A mí me gusta considerarme como un entertainer del mundo del libro. Alguien que explica historias que pueden gustar a mucha gente de una manera que pueda gustar a mucha gente. Pero eso sí: haciéndolo siempre lo mejor que puedo y que sé. Dando siempre el 100% En este sentido, hasta ahora sí que he pensado que mis historias tenían mucho más potencial y que si no vendía más era porque, simplemente, el lector no sabía ni que existieran. Espero que eso cambie a partir de ahora.

¿Ganarse la vida escribiendo es de valientes?
Ganarse la vida escribiendo tus propias historias es cosa de ciencia ficción. En catalán solo lo consiguen cuatro. Uno, dos, tres, cuatro. Yo me la gano, pero escribiendo encargos: colecciones de quiosco, básicamente. Que si mitología, que si que clásicos adaptados para niños, que si malvados célebres... Ahora, gracias a los dioses, ya tengo otro que me tendrá ocupado todo en el 2024. En casa, es la diferencia entre ir justos o hacer vacaciones. ¡O sea que dios salve los encargos!

Ganarse la vida escribiendo tus propias historias es cosa de ciencia ficción; en catalán solo lo consiguen cuatro

Has publicado tanto en castellano como en catalán. ¿Has notado diferencias de oportunidad entre los dos mercados literarios?
Es obvio que el castellano tiene más lectores, pero, básicamente, funciona todo igual. Por desgracia para el escritor, los objetivos de las editoriales y los suyos no son exactamente los mismos. Los dos quieren vender, por descontado; la pega es que la editorial tiene suficiente vendiendo unos centenares de libros del tuyo para recuperar la inversión. En cambio, el autor cobra solo un 10% del PVP. ¡Y cada libro te cuesta una cantidad de trabajo! Tienes que vender miles y miles para hacer un sueldo digno. Y eso no pasa casi nunca, ni en catalán, ni en castellano. Somos los campesinos de las letras...

¿Crees que actualmente hay sobreproducción de libros?
Si te dijera que sí, ¿qué querría decir? Que los otros no tienen derecho a publicar sus historias. ¿No tengo yo? ¿Tendría que haber un cupo? ¿Y según qué criterio? ¿El de los críticos? ¿El del público? Ahora bien, es una evidencia que hay muchas novedades. Muchísimas. Y que si no estás bien colocado en la librería, es como si no existieras. Eso es un hecho. Pero si los libros se publican, debe ser por algún motivo. Esta es una buena pregunta para la editorial, no para un escritor que solo intenta ganarse la vida haciendo lo que le gusta.

Acaban de dar el Premio Planeta. ¿Qué harías con un millón de euros?
¡Pagar!