El Institut d'Estudis Catalans (IEC) está de fiesta: ha presentado la nueva Gramàtica de la llengua catalana. Esta obra, que a partir de ahora tendrá valor normativo, quiere completar y actualizar la Gramàtica catalana de Pompeu Fabra, de 1918, que ha estado en vigor durante 98 años. Joandomènec Ros, presidente del Institut, ha asegurado que, ahora, el catalán tiene una gramática "más integradora y más democrática". Más integradora, porque se muestra más atenta a las variantes dialectales de la lengua, y más democrática porque tiende a reconocer los usos verbales de los hablantes sin estigmatizarlos. Esta gramática, dirigida por Manuel Pérez Saldanya y Gemma Rigau, es una obra colectiva, que ha contado con el trabajo conjunto de todos los miembros de la Secció Filològica del IEC, y que además ha sido muy debatida por el conjunto del Institut. El trabajo de elaboración de esta Gramàtica se ha alargado durante casi veinte años, y algunos de los filólogos que lo habían impulsado, como Joan Solà, Antoni Maria Badia i Margarit o Jordi Carbonell, ya están muertos. Todo este esfuerzo colectivo ha sido posible gracias al apoyo financiero de la Generalitat de Catalunya, la Diputació de Barcelona y la Obra Social La Caixa.

Atención a los diferentes dialectos

Maria Teresa Cabré, directora de la Secció Filològica del IEC ha querido dejar claro que "no se ha dado prioridad a un dialecto por encima del otro", y eso "le permitirá su identificación con los hablantes de todo el territorio". Manuel Pérez ha asegurado que con este trabajo pretendían "que todos los hablantes puedan verse reflejados", y apunta que este volumen "deja constancia de todo aquello que compartimos, pero también de aquello que nos diferencia"; por ejemplo, apunta el reconocimiento de variantes baleares como el "contra jo", cuando hasta ahora se recomendaba el "contra mi". Pérez, que es valenciano, ha reconocido que "Había gente que no se sentía lo suficiente representada en cómo se habían normativizado sus hablas", pero ha asegurado que "ahora encontrarán en la nueva gramática la tranquilidad de poder identificar su forma de hablar con la norma". Cabré ha insistido en que este texto "Refuerza la identidad del hablante con la lengua, y con eso refuerza la unidad de la lengua". Ahora bien, Pérez Saldanya ha insistido en que la unidad de la lengua no la hace únicamente la gramática, y ha llamado a los catalanohablantes a sentir como suyas las variantes del catalán que no les son propias, para "contribuir a la unidad de una lengua común".

Atención a la lengua real

Gemma Rigau ha asegurado que "Tras la gramática hay una descripción de la lengua que realmente se utiliza". La voluntad del equipo de redacción de este texto era describir el funcionamiento actual de la lengua, más que establecer normas de corrección: "No interesa tanto decir lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer, sino ver cómo funciona la lengua y potenciar sus formas más adecuadas". Mediante una revisión de la obra de los autores más destacados de las diferentes zonas, se ha tratado de observar cuál es la lengua que se utiliza actualmente. Por ejemplo, en la nueva Gramática se acepta el uso de "bastante", porque ya se ha normalizado por completo su utilización.

La hora del relevo

Gemma Rigau ha afirmado que están muy satisfechos de presentar el "relevo" de la gramática de Pompeu Fabra. Asegura que, de la misma forma que la gramática de Fabra era una gramática propia de su tiempo, esta gramática es el fruto de su tiempo, y gracias a eso ha podido aprovechar algunos avances lingüísticos, por ejemplo en las transcripciones. Esta quiere ser una "obra consensuada", pensada básicamente para ser útil "a las generaciones que suben". Rigau ha reconocido que el proceso de elaboración había sido muy lento, por esta vocación de consenso, pero también porque faltaba investigación sobre los diferentes dialectos y ha habido que hacer investigación de primera mano. Entre los ocho miembros de la comisión usaban habitualmente diferentes dialectos, pero sin embargo, en varias ocasiones ha habido que recurrir al trabajo de campo. "Gracias a eso hemos podido ir más allá de Fabra", afirma Rigau. En esta tarea de investigación se ha contado con la ayuda de una treintena de expertos externos al IEC, que han colaborado con el equipo con sugerencias y con la revisión del texto definitivo.

Y ahora...

La Gramática del IEC ya está en las librerias. Esta gramática, de un poco más de 1.400 páginas, no es un instrumento útil para la gente sin formación filológica. Gemma Rigau reconoce que este texto complejo "necesitará mediadores", que faciliten su acceso a los hablantes. En principio se da un periodo de 4 años para la aplicación de estas nuevas normas, y con eso se dará tiempo a reelaborar los libros de texto, adaptar los sistemas de corrección de las editoriales y los medios de comunicación y, sobre todo, para divulgar la nueva gramática... Por eso el IEC ya ha empezado a poner en marcha programas para presentar la gramática a los profesores de primaria y secundaria, y también a los técnicos de la Generalitat. Estos cursos se multiplicarán el año próximo con el fin de llegar a nuevos públicos: escritores, correctores, periodistas... Y también se está pensando en la elaboración de versiones simplificadas de la Gramàtica del IEC. Dentro de un año, aproximadamente, saldrá una Gramàtica essencial de la llengua catalana, donde se presentarán de forma simplificada las normas gramaticales, e incluso se está planteando la posibilidad de difundir una Gramàtica bàsica de la llengua catalana. Y se ha previsto colgar estas obras en internet, con el fin de facilitar la consulta.

Sin polémica

Durante los primeros meses de 2017, el Institut d'Estudios Catalans publicará la nueva Ortografia de la llengua catalana. Y con este volumen la Secció Filològica del IEC cerrará un proceso de actualización de las reglas que rigen la lengua catalana que ha durado décadas. Joandomènec Ros reconoce que el anuncio de estas medidas ha provocado "un cierto alboroto" pero confía en qué "cuando el tiempo ponga las cosas en su sitio no será tan preocupante". En realidad, asegura que, a diferencia de la Ortografía, que es más conflictiva, la Gramática no es tan susceptible de provocar debates.