Las Glorias Cabareteras no tienen pelos en la lengua. Y es justamente por eso —y por su evidente estilo genuino encima de los escenarios— que se han ganado un espacio en este cajón de sastre que es la escena cultural de nuestra casa. El dueto formado por Glòria Martínez y Marta Bernal nació en un pasillo del metro de Barcelona, y juntas se han hecho a sí mismas con una propuesta sórdida y un discurso provocador. Estas vedettes, que se pasean cómodamente entre la realidad y la ficción, no tienen filtro, y tanto se enfrentan con el espectador como ponen verde un panorama teatral catalán todavía receloso de programar espectáculos como el suyo. Y, sin embargo, han conseguido ser referentes en lo que hacen y ser colaboradoras habituales del Late Xou de Marc Giró. Este próximo sábado 21 de octubre actúan en el marco del Festival Escena Poblenou.

Para quien no os conozca: ¿quiénes son Las Glorias Cabareteras?
Dos vedettes de las de antes: ni cantamos, ni bailamos ni actuamos bien. Eso sí, rajando no nos gana nadie.

Explicadme un poco vuestra trayectoria desde vuestros inicios
Empezamos en 2006 en la parada de metro del Paralelo, en el punto de Músicos en el Metro. Nos poníamos un poco finas por los bares de los alrededores y bajábamos a hacer el show. Y así conocimos a Nati, la tercera Gloria, y nos animamos a presentar un pequeño esquema de 15 minutos en el teatro Riereta, en una rueda de cabaré. De aquí pasamos a los sótanos de un bar musical, la Sala Monasterio, e íbamos haciendo. Nati se marchó muy poco después, y cuando nos convertimos en dúo también cambiamos el show y lo convertimos en lo que es ahora. Empezamos criticando mucho el teatro catalán y nos fueron llamando de aquí y allí, y hasta hoy. Nunca hemos buscado bolos. Han venido por redes y el boca oreja.

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Foto: Eva Blanch

Ahora actuáis en el Escena Poblenou. ¿Qué haréis?
Lo de siempre. Siempre es igual y siempre es diferente, porque el 90% del show es interacción con el público y lo que dan de sí. Si no funciona, es culpa suya. Siempre decimos que el show es un ser vivo y va mutando. Como nos dijo un dramaturgo que amamos mucho, Jordi Prat i Coll: "Hacéis siempre la misma mierda pero nunca hace el mismo olor".

¿Hay denuncia en vuestra propuesta artística?
Como improvisamos y decimos lo que nos pasa por la cabeza, hay denuncias de todo. Pero no vamos con el carné de "show de humor y de pensar", ¡qué rollo eso! Ya se lo encontrarán. De hecho alguna vez hemos despotricado del lugar donde estábamos y no se lo han tomado muy bien, pero es nuestro modus operandi.

¿Por qué es más difícil que vuestra propuesta se programe en la sala grande del TNC, por ejemplo, que en un centro cívico?
Tampoco hace falta. Ya hemos actuado en las escalinatas y tuvimos bastante —qué horror—. Algún director nos ha visto cutres, y normal, porque solo entienden el cabaré con K, el que es culto; el cabaré más barriobajero se lo han mirado por encima. Actuar en el Teatre Nacional sería como hacer la gracia de actuar en un escenario gigante y solo utilizar un metro cuadrado, pero más allá de eso, no nos hace falta. Somos nómadas y bastante libres. Les propusimos hacer el Espai Lab —es decir, actuar en los lavabos del TNC—, pero la idea no cuajó. Después lo hará uno en el Mercat de les Flores y dirán: "oh!"

¿El arte vedette sigue siendo visto como cultura de segunda?
No creemos ni que se considere cultura. Entretenimiento, y ya. De hecho, siempre decimos que tenemos un show con un nivel cultural muy alto, pero que lo hemos tenido que bajar porque el público no lo entiende.

Algún director nos ha visto cutres, y normal, porque solo entienden el cabaré con K, el que es culto

¿Os han ridiculizado por vuestro trabajo?
Pobrecitos. Más bien lo hacemos nosotros con ellos. La verdad de que el público siempre ha sido agradecido. Alguna borracha en el TNC lo intentó, pero salió escaldada. Respetamos a las borrachas; a las pijas sobradas, no. Algún actorcillo —acostumbra a ser tío— nos mira con aquel paternalismo y te dice frases como: "¿Vais haciendo cositas,no?" Va, tira. Da penita cuando intentan animar diciendo: "Ey, quizás podríais ir a la asociación de actores..." Sí, claro que sí, cariña.

Gloria: Tengo una hermana que de vez en cuando me pregunta: "¿Cuándo haréis alguna cosa seria?"

¿Os sentís impostoras, dentro de la escena?
Somos las mejores en lo nuestro. ¿Qué es lo nuestro? No lo sabemos, pero lo que hacemos, lo hacemos muy bien. Impostoras no. Es algo propio que nos sale como nos sale, y entonces tampoco creo que tengamos la sensación de usurpar nada.

¿Qué cosas os indignan?
En escena, la falta de honestidad, la gente que intenta vender la moto. Ahora hay una tendencia a lo cutre, al "hacemos mierda", que acostumbra a venir de gente que no se lo cree. Es solo pose y los ves enseguida. El pijerío escondido de cosa cutre. Fuera de escena, también la falta de empatía y el clasismo. El aprovechamiento y falta de cuidados hacia los vulnerables, sean personas o perretes.

¿Hay elitismo o clasismo dentro del mundo del teatro en catalán?
Como en todas las capas de la sociedad. Ya se lo harán. Hemos estado siempre muy lejos del mundillo y de las familias teatrales.

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Tanto en el arte como en la vida, ¿hay algún límite que no queráis pasar para no cerraros puertas?
Los límites son los de sentido común y la propia manera de ser. Al final, en escena, hacemos una versión extrema de quien somos. Si en la vida no te ríes del físico de nadie, en escena ya no te saldrá. No tenemos conciencia de ponernos ningún límite.

¿Qué opináis sobre que Àngel Llàcer haya vetado a los críticos teatrales a su última obra?
Que le tendrías que preguntar a él porque lo hace. ¡Esta entrevista es para hablar de nosotras! Ya ha salido demasiado por todos los sitios.

¿Vivimos en una sociedad carrinclona?
Marta: He leído definiciones que dicen que es ser cursi, rancia y pasada de moda. Soy carrinclona.

Glòria: Un poco pasadas de moda estamos. Y, como sociedad, yo creo que en algunas cosas estamos estancadas. Hay todavía mucho clasismo y apesta a naftalina. En otros creo que la sociedad avanza, no soy totalmente pesimista. Ahora que ya tengo un poco de perspectiva, pienso en cosas que se hacían en los 90 y digo: tela lo que se ha adelantado.

¿Podéis vivir solo de Las Glorias Cabareteras?
Marta
: No. Tampoco ha sido nunca el objetivo. Nos gusta demasiado la vida. Imagina que estamos programadas cada fin de semana en un teatro. Me muero.

Glòria: Siempre hemos tenido que combinarlo con un trabajo serio, pero con alegría. ¿Quizás más adelante, ¿quién sabe?

El día que Pawlosky nos dijo "ustedes son muy buenas y vedettes de verdad" fue bastante glorioso

¿De qué referentes habéis bebido?
Las travestis de antaño, las del Cangrejo. Faemino y Cansado, La Pawlosky, la Maña, Mary Santpere, Rosa Maria Sardà cuando hacía el Ahí te quiero ver, Lina Morgan, Guillermina Mota, Lloll Bertran.

Glòria: En casa, mi padre escuchaba muchos cassettes de Gila, Eugenio... Ahora recuerdo algunas cosas de aquellas grabaciones y pienso: "¡Madre mía! Eran machistas y faltones, pero queda en el inconsciente. Recuerdo que cuando yo era pequeña mi hermano fue al Molino a ver a La Maña, en medio del show él se estaba meando y, destrangis, fue al lavabo. La Maña lo vio y paró el espectáculo hasta que volvió. "¿Té has lavao laso manos?", le dijo. Era pequeña y pensé: "¡Qué divertido! ¡Yo quiero ver eso!"

¿Qué sería llegar a la gloria para vosotras?
El día que Pawlosky nos dijo "ustedes son muy buenas y vedettes de verdad" fue bastante glorioso.

¿Queréis añadir alguna cosa más?
¡Hay humor más allá del stand up! Larga vida a las vedettes.