Los 'foguerons' de Sa Pobla no han faltado a la cita y por 26º año han calentado una docena de plazas y calles de la Vila de Gràcia de Barcelona. La cultura popular y la gastronomía de Mallorca han desembarcado una vez más para celebrar la festividad de Sant Antoni en la Festa Major d'Hivern de Gràcia. El encendido de los 'foguerons', este año de actualidad política con algún número 155 entre las ramas y las maderas, ha dado el pistoletazo de salida a la fiesta, que ha reunido centenares de graciencs, barceloneses y turistas, especialmente en las concurridas plazas de la Virreina y del Diamant. "Llevamos 26 años celebrando la fiesta de Sant Antoni de Sa Pobla en versión gracienca. Se trata de una hermandad que nos permite mantener, comparar y compartir aquello que nos acerca más allá de la lengua y de la cultura: el hecho cotidiano", ha señalado Emeteri Frago, presidente de la asociación 'El Cargol Graciós', organizadores de la festividad.

"Aquí se trata de encontrarnos, comer juntos, cantar glosas, tocar la zambomba y escuchar a los xeremiers", ha enumerado Frago. "Con eso intentamos fortalecer nuestros lazos de comunicación y de relación. Sobre todo porque hay mucho camino para hacer juntos y construir proyectos culturales y de ciudadanía en torno al Mediterráneo y del fuego", ha asegurado el presidente de la asociación 'El Cargol Graciós'. Además, en la plaza del Diamant también se ha hecho una cata gastronómica de productos mallorquines.

Año 1992: Origen de las hogueras en Gràcia

El mallorquín Antoni Torrens propuso en 1992 encender un 'fogueró' en la plaza del Diamant para que sus hijos, que estudiaban en Barcelona, vivieran la festividad de Sant Antoni como en su natal Sa Pobla. El gesto gustó y arraigó entre los gracienses, que desde entonces han incorporado esta tradición a las celebraciones de la Vila en un acto de hermandad con la población mallorquina. Con el paso del tiempo aquella hoguera solitaria se ha convertido en hogueras en doce lugares de la Vila de Gràcia (9 calles y 3 plazas -este año como gran novedad la emblemática plaza del Sol-) que se encargan de iluminar y dar calor a la siempre fría noche del último sábado del mes de enero. Como agradecimiento y reconocimiento, Torrens obtuvo la Medalla de Honor de la Ciudad de Barcelona en 1997.