Ya me perdonaréis la ignorancia, pero acabo de descubrir que hay una 'comarca natural' llamada Montserratí. Se trata de la zona situada en el regazo sudeste de la montaña de Montserrat. Una región de la cual forman parte municipios como Martorell (que por su dimensión posiblemente sería la capital), Olesa de Montserrat, Esparreguera, Sant Andreu de la Barca, Gelida... También es pueblo montserratino Collbató. Municipio de 4.544 habitantes (según el censo de 2020), Collbató es la villa que vio nacer al compositor y escritor Amadeu Vives. El fundador del Orfeó Català. Actualmente, uno de sus hijos predilectos es Ferran Palau, uno de los nombres más esenciales de la escena musical catalana en los últimos años. Catedrático en pop metafísico, el autor de joyas polifónicas como Kevin (2019) o Parc (2021) es el primer invitado de La cançó de l'estiu, el podcast musical de Revers de ElNacional.cat.

Ferran Palau / Foto: Sergi Alcàzar

Del almacén al local de ensayo

Ferran Palau nació en Esparreguera, pero si le preguntáis, él os dirá que es de Collbató. Lógico. Llegó con tres años. Ya no se ha marchado. En Collbató ha hecho de peón. En Collbató ha hecho de mozo de almacén. En Collbató ha hecho de guía de las Cuevas del Salitre. En Collbató se ha convertido en uno de los nombres más sugerentes de nuestro universo sonoro. Y eso que, cuando era crío, en la escuela de música le dijeron que no tenía cualidades para dedicarse al gremio de creadores de canciones (él odia la expresión cantautor). Eran los años que decoraba su habitación con pósters de bandas de hardcore melódico como NoFx o No Fun At All. Los años que él también se dedicaba a hilar melodías rabiosas y aceleradas con bandas que no fueron más allá del local de ensayo. La cosa cambió con Anímic.

Una maravillosa rareza

Anímic fue una experiencia exquisita. Una maravillosa rareza. Una banda única y diferente de todo lo que se hacía entonces y se ha seguido haciendo después a la escena musical catalana. Grupo de dark folk pop, su muestrario discográfico suma seis referencias, algunas siempre necesarias de reivindicar, como Himalaya (2009), Hannah (2011), Hannibal (2013) o su último disco, Skin (2017). Y entonces Anímic se difuminó hasta fundirse en negro. No se han separado oficialmente, pero el foco empezó a fijarse en Ferran Palau, que ya hacía años que venía publicando trabajos en solitario.

Ferran Palau / Foto: Sergi Alcàzar

Carrera en solitario

L'aigua del rierol (2012) fue el debut por libre de Ferran Palau. Aquellas primeras canciones resonaban a quien siempre ha sido uno de los grandes referentes, el cantautor de culto Nick Drake. Folk extrasensitivo que seguiría dando vida a los pentagramas de su segundo disco, Santa Ferida (2015). Alguna cosa cambió con la aparición de Blanc (2018), su tercer álbum. Ayudado nuevamente de Jordi Matas, su guitarrista y productor (y también su primo), Ferran Palau empezó a deshacerse de los elementos más prescindibles de sus composiciones. Líneas sencillas que rodeó de atmósferas sintéticas de seda. Polifonía etérea y onírica que alguien tuvo el acierto de bautizar como pop metafísico (dicen que fue Jaume Sisa). Un género irrenunciablemente nuestro también practicado por coetáneos como El Petit de Cal Eril (Joan Pons también es el batería de Ferran Palau), Germà Aire, Isaac Ulam, Marialluïsa, Da Souza, Anna Andreu... Lenguaje creativo que Ferran Palau ha llevado a su máxima expresión con los discos Kevin (2019) y Parc (2022). Viviendo uno de aquellos momentos en que no sabes si estás acabando una etapa o empezando una nueva, este constructor de canciones de una sencillez hiriente cerró el pasado 2021 con Joia, un disco que evoca sus primeras referencias en solitario.

En familia

Durante unos años Ferran Palau vivió en colectivo con el resto de miembros de Anímic. Lo hacían en una casa en los pies de Montserrat. Tiempo después se mudaron a otra casa, ahora mucho más cerca del núcleo de Collbató, pero todavía con unas vistas privilegiadas de la montaña mágica y las cuevas de salitre donde hizo de guía. Poco a poco, se fueron marchando los miembros del grupo. Sólo se quedaron Ferran y Louise Samson, compañera de grupo además de su pareja sentimental, y desde hace un tiempo también su mánager y propietaria de Hidden Track, el sello discográfico con que publica sus discos. Ellos dos y Leo, su hijo.

Una entrevista en el jardín

Ferran Palau durante la entrevista con el periodista Oriol Rodríguez / Foto: Sergi Alcàzar

Ferran Palau está solo en casa, a pesar de que un rato después de llegar, Louise y Leo abrirán sigilosamente la puerta de entrada, y, tímidamente, para no hacer ruido y distraernos, desaparecerán. Nos acoge como protagonista del primer capítulo de La cançó de l'estiu, el podcast con que este verano recorreremos el país entrevistando a los artistas más interesantes de nuestro imaginario musical. Nos debatimos entre pasar dentro o charlar fuera, en el jardín de casa. Es una mañana de cielo clarísimo y un reconfortante frescor de finales de junio. Todo está tranquilo. Nos quedamos fuera. Suena su canción Casa't amb mi y le preguntamos si podría ser la canción del verano de este 2022. Ferran se ríe y ya no hace falta que verbalice ninguna respuesta. ¿Nos escucháis?