El 28 de abril de 2025, España y Portugal quedaron a oscuras por culpa de una interrupción generalizada del suministro eléctrico. Ese día ha pasado a la historia por el gran apagón y porque la gente solamente pudo saber qué sucedía gracias a las radios analógicas. Para muchos, fue una simple anécdota que les permitió salir antes del trabajo. Para otros, fue un indicio claro de conspiración global que encendió todas las alarmas. Curiosamente, dos días después se estrenó la serie de televisión El Eternauta, que partía de una premisa apocalíptica similar. Ninguna campaña de marketing podría haberlo orquestado mejor y la frase “lo viejo funciona” se convirtió de inmediato en un fenómeno viral. Además, se trataba de la esperada adaptación de un cómic argentino legendario, que se había publicado entre 1957 y 1959 en la revista Hora Cero Semanal. Una obra envuelta en mil leyendas y con múltiples lecturas políticas, sobre todo después de la desaparición de su guionista durante la dictadura presidida por la Junta Militar. Aprovechando el éxito de la serie, Planeta Cómic recupera esta epopeya en un lujoso volumen que vuelve a demostrar el poder de unas viñetas que abandonaron los códigos anglosajones de la ciencia ficción dominantes en plena Guerra Fría y los trasladaron al Cono Sur, proponiendo una narrativa desde la periferia. Hemos hablado con Martín Oesterheld, nieto del guionista del cómic y productor ejecutivo de la serie de Netflix para conocer los secretos que se esconden detrás de un título que, durante años, se consideró maldito e inadaptable.

El Eternauta es un cómic que ha ido pasando de generación en generación desde su aparición en 1957. ¿Cuándo lo descubres y qué te impactó más al leerlo?
Por un lado, está el aspecto de ritual familiar. Los abuelos lo dejan en herencia a los nietos y los padres lo dejan a los hijos. Luego están las múltiples lecturas de la obra. Es un clásico, en tanto que cada vez que lo lees descubres cosas nuevas. En mi caso, nunca tuve un primer momento de El Eternauta porque estuvo muy vinculado con mi historia personal y familiar. El mismo día que desaparecieron mis padres, me llevaron al lugar donde estaba detenido mi abuelo y nos despedimos. Yo tenía cuatro años. No recuerdo la cara de mis padres, pero sí recuerdo ese momento con mi abuelo. Mi abuelo había negociado que me llevaran a la casa de mi abuela, porque estaban separados desde hacía dos años. Ella era la única persona de la familia que no tenía vinculación política. Mi abuela acababa de volver de la casa de Beccar, que era el chalet de los suburbios donde habían vivido mis abuelos. Era el mismo chalet californiano de los años cincuenta de El Eternauta. También era donde estaba la editorial Frontera y por donde habían pasado todos los dibujantes de historietas de la época dorada argentina, como Hugo Pratt, Alberto Breccia, Solano López y José Muñoz.

20250627 Martin Oesterheld El Eternauta / Foto: Montse Giralt
Entrevistamos a Martin Oesterheld, nieto del guionista del còmic El Eternauta y productor de la serie de Netflix / Foto: Montse Giralt

El Eternauta es un clásico, en tanto que cada vez que lo lees descubres cosas nuevas

Te criaste con tu abuela y, visto en perspectiva, puede que este cómic sea el gran vínculo con tus parientes asesinados durante la dictadura...
Mi familia estaba en la clandestinidad. Después del golpe de estado, en el año 1976, el ejército hizo un atentado al chalet de El Eternauta. Buscaban a mi abuelo e incendiaron la mitad de su biblioteca. Entonces mi abuela tuvo que cerrar la casa familiar y volver a la casa donde se había criado, en una zona de Buenos Aires que se llama Las Cañitas. En esa época era un lugar medio inhóspito. Allí me crie. Mi lugar de juegos era la casa de atrás, donde habían llevado todo lo que había quedado de Beccar. Lo habían metido en unos cuartos vacíos, donde mi abuela nunca iba porque reconectaba con sus dolores. Todas las respuestas que necesitaba encontrar de mi familia, de alguna manera las tenía en esos cuartos. Allí había unos ficheros de madera con los guiones originales de las historias de mi abuelo y las revistas de Hora Cero. Esos lugares que yo iba viendo tenían un vínculo muy cercano conmigo, pero también estaban determinados por la ficción. Entonces pensaba: “¿Quién es ese personaje que le aparece delante del escritorio a mi abuelo y por qué están en el jardín?”.

Con el paso de los años, te empapaste del legado de tu abuelo y acabaste publicando la primera edición americana de El Eternauta en 2015 a partir de los dibujos originales. ¿Cómo conseguiste recuperar el material en Italia?
El boom de la historieta en Argentina tuvo un punto de contacto con lo que fue el boom de la historieta europea en los años ochenta. Había un tránsito. Entonces se mandaban a Italia los guiones, los fotocromos de impresión y también los originales, porque no había una legislación sobre derechos de autor. Por este motivo, muchos originales quedaron dando vueltas por Italia. Resulta que un coleccionista, que tiene una pequeña editorial en Torino, lo tenía todo. En el 2004 organizó una muestra muy importante sobre mi abuelo en el Museo del Automóvil de Torino y, en cierto momento, nos llevó a un estudio. Entonces abrió unos cajones, de esos donde se guardan planos, y me encontré con los originales de El Eternauta que no había visto jamás.

¿Cómo fue el proceso de edición de esta obra, que ganó el Premio Eisner a la mejor colección o proyecto de archivo de tiras de prensa?
Es una historieta de 1957 y ya había hecho su recorrido, más allá de que en Argentina generara unas coordenadas simbólicas que hablaban de otras cosas. Entonces tiramos un anzuelo con la idea de meterlo en Estados Unidos, que era un país donde todavía no se había editado en inglés. Lo hicimos con Fantagraphic Books, una editorial de culto con sede en Seattle. El editor Gary Groth hizo una edición excepcional, muy cuidada, para dejar claro que esto era importante. En la preventa de Amazon, la prensa especializada le puso cinco estrellas y decían “All time classic”. Pero no lo conocía nadie. Era un clásico que estaba tapado. Finalmente, ganó el Eisner por la edición y por todo lo que significa.

20250627 Martin Oesterheld El Eternauta / Foto: Montse Giralt

Entrevistamos a Martin Oesterheld, nieto del guionista del còmic El Eternauta y productor de la serie de Netflix / Foto: Montse Giralt

La prensa especializada le puso cinco estrellas y decían “All time classic”. Pero no lo conocía nadie. Era un clásico que estaba tapado

Supongo que el éxito en el mercado anglosajón reactivó su interés mediático para adaptarla al cine o como serie de televisión. ¿Por qué no se había hecho antes?
La gente decía: “El Eternauta es una obra maldita. Es una obra inadaptable”. No era ni inadaptable ni maldita, era inproducible en términos materiales y técnicos, sobre todo por las posibilidades para hacer ciencia ficción en Argentina. Pero empezaron a picar en el anzuelo que tiramos y nos llamaron diferentes estudios, representantes de productores y representantes de actores americanos. Las conversaciones fueron muy grandes y me preguntaban: “¿Qué te imaginas?”. Yo puse dos condiciones: tenía que estar hablada en español y filmada en Buenos Aires. Cuando dije eso, la mitad se fueron. Las negociaciones eran muy complejas en términos legales y tuvimos que poner un abogado de derechos de autor que nos recomendaron, Marcos Vergara del Carril. De pronto, lo llamaron para entrar como ejecutivo en la parte legal de Netflix en Los Angeles y me dijo: “Martín, me quiero llevar esta historia y la quiero poner encima de la mesa, a ver qué sucede”. En ese momento estaban cambiando las cabezas creativas de Netflix para Latinoamérica y entró a trabajar como director creativo Francisco Ramos, un mexicano que hizo gran parte de su carrera en España y ya conocía El Eternauta. Cuando se enteró de que estaban disponibles los derechos, dijo: “Vamos a hacerlo”.

Entonces se montó una producción de alto nivel, aunque hubo varios cambios respecto a la historia original. ¿Cómo fue el proceso de adaptación?
Se dio de una manera muy natural que el formato pasara de cine a televisión porque es una historia épica y seriada. Entonces vimos a los directores que se querían acercar al proyecto, pero Bruno Stagnaro garantizaba algo que para mí era muy importante: una historia coral y todo contado a la altura de la calle, hasta que despegan la ciencia ficción y el viaje cósmico del protagonista. Otra decisión básica era decidir entre la época original o la actual. Cuando se decidió por la actual, yo me imaginaba un Juan Salvo más golpeado por la vida. El Eternauta es el relato de un sobreviviente y me gustaba la idea de un personaje gastado, que tiene una segunda oportunidad. Lo imaginaba como un personaje de la generación de las Malvinas. Junto con los 30.000 desaparecidos, tenemos nuestros soldados de Malvinas que fueron los que parieron la democracia que tenemos hoy. La lógica era que, cuando Juan Salvo sale a la nevada mortal con un fusil, de alguna manera está saliendo al campo de batalla de Malvinas. Nos parecía que era una representación importante para imaginar.

20250627 Martin Oesterheld El Eternauta / Foto: Montse Giralt
Entrevistamos a Martin Oesterheld, nieto del guionista del còmic El Eternauta y productor de la serie de Netflix / Foto: Montse Giralt

El Eternauta es el relato de un sobreviviente y me gustaba la idea de un personaje gastado, que tiene una segunda oportunidad

Has participado en la serie como consultor creativo y productor ejecutivo. ¿Cómo fue el rodaje? Para muchos, esta producción está a la par con The Last of Us.
Bruno tiene una capacidad de trabajo impresionante y, de hecho, ahora está preparando la segunda temporada, que es más compleja y demandante técnicamente. Por definición, no hay ningún símbolo que no se salve de la disputa. El símbolo está hecho de mucho y de nada. Es aire. Pero, justamente, estar a la altura de todo lo que significaba era muy importante para Bruno. Siempre dice que, cuando empezó a desarrollar la serie, pensaba: “Le quiero ser fiel a ese chico que leyó El Eternauta por primera vez y quedó enloquecido”. Eso es lo que llevó a establecer todos esos récords de jornadas de trabajo porque había una cosa muy de la obra original: había que sacarle jugo a las carencias y a los límites de la producción. Si nuestro presupuesto llega hasta acá, ¿cómo podemos hacer para llegar un poco más allá? Lo importante, que la hizo competir incluso con The Last of Us con un cuarto de su presupuesto, es que no se trata de otra distopía acumulada que repite lo mismo. Es un poco más apocalíptica.

En la banda sonora encontramos una banda como Manal, pionera del blues en Argentina. Tengo entendido que su inclusión en la serie vino por una casualidad durante el rodaje.
Eso es mentira. Era una idea que tenía Bruno. Al principio, siempre piensa los proyectos con música, incluso los guiones. El rock valvular de los años sesenta y setenta representaba a esos personajes medio viejos porque era su propia música. Además, cuando escuchas a Manal o a Pappo's Blues, ambas tienen un sonido muy actual. Ese rock tiene algo de onda, está bueno. Yo me crie en ese mundo con los hermanos mayores de mis amigos, porque soy hijo único. Ese primer momento del blues y del rock tiene algo rebelde y es muy referencial porque las letras hacen referencia a lo que estás viendo en la pantalla. La canción Porque hoy nací de Manal fue una propuesta mía.

El Eternauta en versión cómic siempre ha tenido lecturas políticas, dependiendo de la época en la que se leyera. ¿Cuál crees que es su valor en la actualidad y qué aporta la serie a este legado?
Mucha gente dice que no podía parar de emocionarse cuando la veía. Primero, por ver finalmente ese imaginario en la pantalla. Segundo, por todo lo que representa, que es lo que sucedió en la sociedad argentina entre el cómic y la serie. Entonces pasaban cosas geniales. Por ejemplo, se estrenó un día a las cuatro de la mañana y la gente se juntaba como si fuera la final del Mundial. Había una cosa muy mundialista y se juntaban familias enteras para verla. El abuelo, el padre y el nieto veían la temporada entera. Fue una cosa totalmente única y muy especial.

20250627 Martin Oesterheld El Eternauta / Foto: Montse Giralt
Entrevistamos a Martin Oesterheld, nieto del guionista del còmic El Eternauta y productor de la serie de Netflix / Foto: Montse Giralt

Hay algo en el destino de mi abuelo que me genera una cercanía, justamente como El Eternauta. Peleó como un hombre común, no como un escritor

El éxito de la serie ha sido espectacular y ya está todo preparado para rodar una segunda temporada. ¿Qué podemos esperar?
Este personaje tiene mucho que decir y puede crecer en diferentes sentidos. Muchos chicos dicen que esto tiene que ser un videojuego. ¿Por qué? Porque están las historias que pueden suceder en cualquier otra casa durante la invasión. Está la idea del héroe colectivo, esa épica de la gente común. El Eternauta habla del conjunto, un poco como el destino de mi abuelo. Él decía que no había un héroe antes de la aventura. Sino que la condición del héroe es la aventura. Y, más allá de los libros, él necesitó protagonizar un poco la aventura que había escrito durante tantos años… ponerle cuerpo a esa aventura, que fue lo que lo llevó a terminar desaparecido, peleando contra la dictadura. Hay algo en el destino de mi abuelo que me genera una cercanía, justamente como El Eternauta. Peleó como un hombre común, no como un escritor.