Montevideo, 1 de marzo de 1868. Hace 155 años. Llorenç Batlle i Grau (Montevideo, 1810), hijo de los comerciantes Josep Batlle Carreó y Gertrudis Grau Font, originarios de Sitges, era nombrado octavo presidente constitucional de la República de Uruguay. Poco antes había ganado las elecciones legislativas como líder del Partido Colorado, la fuerza política liberal que desde la independencia de Uruguay (1828) se ha disputado los gobiernos del país con el Partido Blanco, de ideología conservadora. Llorenç Batlle no sería el primer presidente uruguayo de origen catalán. Lo precedían Joan Francesc Giró (cuarto presidente constitucional, 1852-1853) y Josep Maria Pla (presidente accidental, 1856). Pero sí que sería el primero de una estirpe de origen catalán que dio cuatro presidentes democráticos a la República de Uruguay. Los Batlle son los Kennedy uruguayos.

Los presidentes de origen catalán Giró, Plan|Plano y Alcalde. Fuente Wikimedia Commons y Enciclopedia Cubana en Red
Los presidentes de origen catalán Giró, Pla y Batlle / Fuente: Wikimedia Commons i Enciclopedia Cubana en Red

¿De dónde venían los Batlle?

Según las fuentes documentales, los primeros Batlle que se establecen en América (los padres de Llorenç), habrían llegado al territorio de la Banda Oriental (el nombre que recibía Uruguay durante la dominación colonial española) el año 1800. En aquel momento, aquel territorio era un gran productor de materia prima destinada a la industria textil catalana (algodón, lana, pieles, chinchillas para los tintes). Y, al mismo tiempo, las oligarquías de aquella sociedad demandaban los productos de lujo que se fabricaban en Catalunya; fabricados, en buena parte, para satisfacer a aquellos mercados (indianas, alcoholes destilados de gran calidad, armas). La presencia de comerciantes catalanes en Montevideo o en Colonia del Sacramento (las dos grandes ciudades de la Banda Oriental), obedecía a esta doble dirección. Y los Batlle primigenios, originarios de Sitges, forman parte de este paisaje.

Montevideo (1848). Fuente Archivo Histórico Nacional
Montevideo (1848) / Fuente: Archivo Histórico Nacional

Los Batlle primigenios y la independencia de Uruguay

Llorenç Batlle nació en Montevideo, en aquel momento (1810), una pequeña ciudad colonial de 15.000 habitantes, pero con una intensa actividad económica y al borde de los grandes acontecimientos políticos que cambiarían para siempre su historia. En 1814 los revolucionarios expulsaron al virrey español. En 1816 las fuerzas coloniales portuguesas invadieron la ciudad y la anexionaron al Brasil. Y en 1828 se convertía en la capital de la nueva República de Uruguay. Pero lo que aquí nos interesa es la trayectoria de los Batlle primigenios durante aquellos convulsos años. Y las fuentes documentales revelan que, a diferencia de otros comerciantes catalanes de la ciudad, no participaron en aquella lucha por la independencia. Todo lo contrario: en 1814 se exiliaron en Río de Janeiro, entonces capital de la colonia portuguesa de Brasil, y en 1820 se establecieron en Barcelona.

Montevideo (1910). Fuente Centro de Fotografía de Montevideo
Montevideo (1910) / Fuente: Centro de Fotografía de Montevideo

Llorenç Batlle, de Barcelona a Montevideo

Llorenç Batlle, octavo presidente constitucional de Uruguay y pionero de la saga de los Batlle, era catalanohablante. La lengua familiar de los Batlle era el catalán (los catalanes que emigraban a América siempre conservaban la lengua) y su paisaje de adolescencia y de juventud fue en catalán. Llorenç vivió en Barcelona entre 1820 y 1831 (entre los 10 y los 21 años) y, aunque el catalán estaba proscrito desde la ocupación borbónica de 1714, la lengua de las casas y de la calle era el catalán. Pero el año 1831 su vida dio un paseo radical. Volvió a Montevideo con el propósito de recuperar el patrimonio familiar requisado por el primer gobierno independiente (1814) y, sorprendente y totalmente a diferencia de lo que había hecho su padre, se implicó en los movimientos políticos del país. En este caso, de consolidación de la joven república uruguaya.

El primero y el segundo Batlle presidentes, y el aura transformada del viejo Batlle

La carrera de Batlle dibujó una trayectoria fulgurante. En 1833 ingresaba en el ejército de la joven república. En 1845 ganaba la categoría de héroe de guerra. En 1847 era nombrado ministro de Marina. Y en 1868 ganaba las elecciones presidenciales. Esta exitosa trayectoria se explica por la inteligencia política del personaje; pero, también, por su privilegiada posición económica y, también, por la hábil operación de marketing que impulsa su carrera: Llorenç Batlle nunca se cansó de repetir que su padre había sido uno de los fundadores de la milicia Compañía de Miñones de Catalunya, que combatió con éxito contra la ocupación británica de la ciudad (1807). Casado con Amalia Ordóñez, hija de una poderosa familia criolla de la ciudad, serían los padres de José Pablo, 19.º y 21.º presidente constitucional (1903- 1907 y 1911-1915).

Montevideo (1930). Font Archivo Municipal de Montevideo.
Montevideo (1930) / Fuente: Archivo Municipal de Montevideo

José Pablo, "el heredero"

La presidencia de Llorenç fue convulsa y tumultuosa. Su talante autoritario acabaría precipitando una revuelta que se saldaría con un decepcionante final de legislatura y el descrédito más absoluto de su figura política (1872). Pero la semilla de la sucesión ya estaba sembrada. Y germinó pocos años después. Juan Bautista Idiarte, 17.º presidente constitucional, era asesinado el 25 de agosto de 1897. Y Juan Lindolfo Cuesta (1897-1899) y José Pablo Batlle (1899), en su condición de presidentes del Senado, asumían la presidencia de la nación hasta agotar el mandato del difunto Idiarte (1899). Aquella experiencia resultaría decisiva y, en 1903, emulaba a su padre ganando las elecciones y convirtiéndose en el 19.º presidente constitucional. Repetiría victoria en 1911 y sería el primer candidato que ganaba dos elecciones presidenciales.

José Pablo, el impulsor de la saga

La obra política del segundo de los Batlle sería de una dimensión extraordinariamente superior a la de su padre. Durante sus mandatos implementó políticas con el objetivo de mejorar la competitividad del sector industrial y disminuir la dependencia económica exterior. Nacionalizó la banca y las aseguradoras para acabar con las crisis cíclicas provocadas por la especulación inmobiliaria. Promovió la enseñanza pública y universal. Prohibió el trabajo infantil; legisló una baja laboral posparto de cuarenta días; se limitó la jornada laboral a ocho horas (ocho años antes que en Catalunya, país pionero en Europa); y se creó una caja pública de cotizaciones para pagar las bajas por invalidez y las pensiones de jubilación (emulando Alemania, 1889, y los Estados Unidos, 1909, estados pioneros de este sistema).

El presidente Batlle, sentado en el extremo derecho. A su lado, con sombrero, el ministro Diego Pons, hijo de mallorquines. Fuente Wikimedia Commons
El presidente Batlle, sentado en el extremo derecho. A su lado, con sombrero, el ministro Diego Pons, hijo de mallorquines / Fuente: Wikimedia Commons

Los herederos: el tercero y cuarto Batlle

La obra política de José Pablo convirtió Uruguay en un país puntero, a nivel mundial, en parámetros como progreso social, calidad educativa, protección a la sociedad o prosperidad económica. Luis Batlle Berres, hijo de José Pablo, nieto de Llorenç y bisnieto de Josep, impulsaría su carrera en la grupa de esta bonanza, y sería elegido 30.º presidente constitucional (1947-1951). Y, más contemporáneamente, Jorge Batlle Ibáñez, hijo de Luis, nieto de José Pablo, bisnieto de Llorenç y tataranieto de Josep, sería elegido 38.º presidente constitucional. Uruguay es el único país del mundo que ha tenido seis presidentes de origen catalán (cuatro de la estirpe Batlle). Y Montevideo es la única ciudad del mundo que, después de la Guerra Civil española, construyó una estatua en memoria de Lluís Companys, president de Catalunya asesinado por el régimen franquista español.