Después de tres años de silencio discográfico, Lux llega como una especie de epifanía. Rosalía ha vuelto a mirar hacia dentro, pero esta vez el viaje interior toma forma de oratorio contemporáneo. El disco, previsto para el 7 de noviembre, es el resultado de casi dos años de grabaciones entre Londres, Los Ángeles y Montserrat. Fuentes cercanas al proyecto explican que la artista catalana ha trabajado con la London Symphony Orchestra, bajo la dirección del compositor islandés Daníel Bjarnason, con quien ha buscado “una arquitectura sonora más espiritual que electrónica”. Quienes ya han escuchado fragmentos hablan de un álbum dividido en cuatro movimientos, como una misa moderna, con piezas que combinan el silencio y la intensidad, la orquesta y la voz desnuda. Títulos como Porcelana, Mio Cristo, Berghain o La Perla sugieren una travesía por la fragilidad, la fe y el deseo, mientras que Memòria —una de las composiciones más esperadas— recuperaría elementos del cante jondo para fundirlos con texturas corales. El lema “Lux = Love”, que ha aparecido en los carteles promocionales, parece condensar su sentido: luz como metáfora de amor, de redención y de conocimiento.

🙏🏻'Lux', el nuevo álbum de Rosalía, se publicará el próximo 7 de noviembre
 

Las voces con las que Rosalía ha visto la luz

A diferencia de Motomami, que funcionaba como un laboratorio de autoafirmación individual, Lux se abre al colectivo. Aparecen voces de mujeres que representan geografías y tradiciones diversas: la islandesa Björk, uno de los grandes referentes de Rosalía con quien ya ha colaborado anteriormente), la portuguesa Carminho, la flamenca Estrella Morente y la catalana, otro nombre que la de Sant Esteve Sesrovires siempre ha destacado como norte en su brújula creativa, Sílvia Pérez Cruz. Todas comparten una misma idea: la de la voz como puente entre la tierra y el cielo. Rosalía parece querer dialogar con ellas desde la admiración y la complicidad, convirtiendo el disco en un espacio de encuentro intergeneracional e intercultural.

La colaboración de la Escolanía de Montserrat marca un retorno consciente a la raíz catalana y espiritual, una manera de conectar la cultura de origen con una proyección universal. Como si Rosalía quisiera consagrar su propia misa en lengua propia.

La colaboración más simbólica, sin embargo, no proviene de la cultura pop ni del flamenco. Y es que son infinitos los rumores, tantos que ya se da por cierto, que la Escolania de Montserrat, montaña sagrada de Cataluña, de la que se disfruta de unas vistas privilegiadas desde Sant Esteve Sesrovires, también ha participado en alguno de los tramos de la grabación de Lux. Dicen las filtraciones que el histórico coro de niños del monasterio aparece en al menos dos piezas.

Rosalia times square / @wssmghrb
Rosalia publicará su nuevo disco, Lux, el próximo 7 de noviembre / Foto: @wssmghrb

También participa el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana, que aporta una densidad casi cinematográfica. Esta presencia coral no es anecdótica: marca un retorno consciente a la raíz catalana y espiritual, una manera de conectar la cultura de origen con una proyección universal. Como si Rosalía quisiera consagrar su propia misa en lengua propia.

Si El mal querer la situó como innovadora del flamenco y Motomami como fuerza disruptiva global, este nuevo trabajo podría convertirla en una autora de pleno derecho dentro del canon contemporáneo

Con Lux, Rosalía juega un partido más grande que el del pop. Si El mal querer la situó como innovadora del flamenco y Motomami como fuerza disruptiva global, este nuevo trabajo podría convertirla en una autora de pleno derecho dentro del canon contemporáneo. El disco se aleja del hit inmediato para apostar por la experiencia completa, por la idea de obra. En un mercado dominado por la velocidad, la repetición y los algoritmos, Rosalía se atreve a proponer un álbum que exige atención y silencio. A nivel internacional, la crítica ya lo señala como uno de los lanzamientos más esperados del año. Algunos medios apuntan que Lux podría consolidarla como “la primera artista pop capaz de integrar la mística mediterránea en un discurso global”.