No hay ninguna duda que los museos del siglo XXI no serán como los del XX. Y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza está experimentando nuevos formatos para presentar la pintura, con los que se consiga llegar a un público más amplio. Ahora llevan a Barcelona "Entrar en el cuadro", una actividad que permite al visitante una inmersión en un espacio tridimensional en el que puede visualizar tres cuadros que pertenecen a la pinacoteca de los Thyssen. "Entrar en el cuadro" se podrá ver en el vestíbulo del edificio histórico de la Universitat de Barcelona, del miércoles 15 al viernes 17, de 10 a 19h. La actividad es gratuita, pero hay que inscribirse previamente en la web www.entrarenelcuadro.com, porque sólo cuatro personas pueden visualizar simultáneamente las obras. Esta exposición, muy compleja tecnológicamente, ha podido realizarse posible gracias al patrocinio de Endesa.

Cúpulas para sumergirse en el arte

Cuatro iglús de tela están situados en el centro del vestíbulo de la Universitat. En cada uno de ellos se puede ver, y vivir, mediante unas gafas inmersivas, una grabación de un par de minutos en que desfila un montaje sobre los tres cuadros escogidos: Manhattan, de Mondrian; una Naturaleza muerta, de Balthasar Van der Ast; y Les Vessenots en Auvers, de Vincent Van Gogh. Tres obras completamente diferentes que permiten tres experiencias inmersivas radicalmente diversas, en las que se combina la música, la visión 3D, la ventilación e incluso el equilibrio. La experiencia de Manhattan lleva al visitante por las estructuras industriales de la modernidad y lo conduce por las músicas, los rascacielos y el ambiente continuamente ajetreado de Nueva York. La obra de Van Gogh, en cambio, lo conduce por los campos de Francia, en una inmersión en la naturaleza que tanto fascinaba al pintor. En cambio, en el bodegón de Van der Ast, lo que contempla el visitante es una deconstrucción de los elementos de la pintura. Tres abordajes bien diferentes de una obra de arte, usando siempre las mismas tecnologías.

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Foto: Xènia Fuentes / UB.

Con mucho futuro

Con su paso por la Universitat de Barcelona, Entrar en el cuadro cierra su recorrido; no está previsto, por ahora, exhibirla más. Pero Evelio Acevedo, director gerente del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, ha asegurado que su entidad seguirá trabajando en este tipo de experiencias, que se configuran como el futuro del sector museístico. Está convencido de que con estas tecnologías se podrá ampliar el público interesado por el arte y, además, se podrá captar a visitantes cada vez más jóvenes. "Hay que buscar cuál es el sentido de los museos en el siglo XXI, más allá de la simple conservación", ha comentado Acevedo. La directora general de Endesa en Catalunya, Isabel Buesa, ha celebrado poder presentar en Barcelona la actividad que presidió la Noche de los Museos del 2019 en el Thyssen-Bornemisza y que ya ha pasado por Sevilla, El Ferrol, Palma y Zaragoza. Acevedo y Buesa han coincidido en invitar a los barceloneses a acercarse a la plaça Universitat a ver la que para ellos es posible que sea la primera experiencia artística de este tipo, pero que según Acevedo, en el futuro será una forma muy común de adentrarse (virtual, pero también intelectualmente) en el mundo del arte.

Experiencia pionera

Entrar en el cuadro supone un paso adelante hacia una nueva forma de ver el arte, en la línea de lo que proponía, hace poco, la exposición Meet Van Gogh, que también pasó por Barcelona. Ya hace casi un siglo que Walter Benjamin se preguntaba qué sentido tenía la contemplación de obras originales en un museo en un momento en que ya era posible la reproducción perfecta (o casi) de cualquier pieza. Hoy en día las nuevas tecnologías nos permiten ir incluso más allá de la contemplación de una réplica perfecta: incluso se puede ver detalles infinitesimales de una pintura, o incluso lo que no figura en la obra (se puede vincular a otras obras del artista o a otros de su grupo, o a la biografía del creador...). Sin duda, las nuevas tecnologías, y la inmersión mediante el 3D, acabarán incorporándose a los museos y facilitarán otra forma de ver el arte. Ahora bien, no está claro que la vía para extender el arte sea hacer una relectura de ciertos cuadros incorporando músicas y sensaciones que no estaban previstas por su creador original. Este tipo de acompañamiento de la pieza condiciona mucho, también, la experiencia del visitante (al fin, puede pesar más en su percepción la música que ha escogido el técnico, o la habilidad del diseñador gráfico, que la pericia artística de Van Gogh o de Mondrian). Sin duda, con Entrar en el cuadro el visitante podrá disfrutar de una experiencia nueva y descubrirá otra forma de ver el arte. Pero quizás algunos preferirán otras formas de inmersión en las obras artísticas. Al 3D le queda todavía un largo camino en el mundo de la museografía; y parece que estamos al principio del recorrido.

 

Foto de portada: Xènia Fuentes / Universitat de Barcelona