La red no perdona. El País ha hecho un cambio de portada en su edición impresa en diez minutos y todavía menos tiempo han tardado en destacarlo algunos tuiteros:

No es tan extraño que un diario cambie su primera página de la versión impresa de una edición a otra. En este caso, además, lo que han hecho es variar el título principal de la primera edición por uno de los textos que figuraban entre los subtítulos en la segunda edición. Sencillamente: tenían ya las ideas y han repensado cuál era la principal. Para unos tenía más peso la decisión del PSOE de buscar alternativa a Rajoy y para otros el rechazo de Ciudadanos y Podemos a esta opción.

El debate periodístico, sin embargo, no tiene nada que ver. En esa discusión de portada han pesado las penas y trabajos de la prensa impresa para no aparecer desactualizada. El País ya había publicado la tarde del domingo, en su web, que el PSOE da luz verde a Sánchez para buscar un acuerdo con C's y Podemos. Pero la siguiente noticia –el rechazo a ese acuerdo de los potenciales socios– llegó más tarde y, por lo tanto, era de más actualidad. ¿Cuál manda en el papel? Ese es el asunto.

El País no ha hecho nada peculiar ni secreto. El pasado día 1 de septiembre, The Wall Street Journal, biblia de las noticias financieras en EE.UU., hizo dos ediciones con dos titulares contradictorios sobre Trump y sus propuestas sobre inmigración:

No se trata, como dice la tuitera (una profesora de universidad), de ediciones para dos segmentos de población diferentes, como corrió por las redes. Lo que pasó es que se imprimieron a diferentes horas (los EE.UU. continentales recorren cuatro husos horarios). Así lo explicó Colleen Schwartz, la Vicepresidenta de Comunicación del diario. La edición titulada "Trump rebaja el tono" se hizo horas antes de que el candidato republicano pronunciara otro discurso donde volvió a usar los estereotipos xenófobos de siempre. La edición que recogía estos hechos se titula "Trump va fuerte con el Muro [con México]".

Una vez más, el hecho de que este diario apoye a los republicanos en sus editoriales y que sea "el diario de los mercados" y propiedad del magnate Rupert Murdoch, hizo bueno el rumor por encima de los hechos, el sentido común y la historia del WSJ.

Lo extraño del caso de El País es que este debate de portada, natural y ordinario, se haya transparentado de esta manera. Los diarios son muy cerrados a la hora de explicar sus tráficos internos –y no digamos a mostrarlos–. Una redacción es una comunidad muy insular y más cuando se trata de la confección de la portada. Esta circunstancia genera un ambiente de secretismo desproporcionado hacia el exterior. Peor todavía si, como estos días (meses, años...) la suspicacia hacia los diarios es grande. Muchos ciudadanos los ven como un parlamento paralelo, un actor político no electo con su propia agenda –y no se puede decir que no lo merezcan–.

Si a todo eso se añade que siempre hay alguien de guardia en las redes y un nivel de picardía y sarcasmo grandes... el resultado es que un incidente relativo como este de la "doble portada" se transforma en una conspiración y sus protagonistas son sometidos a rigores severos en tuits como este:

Es seguramente injusto. Pero no es país ni momento para distraerse.