Como todo el mundo sabe, nos encontramos en un momento de emergencia climáticas, sociales, lingüísticas, morales, culinarias y sistémicas. Pero como esto es la sección de cultura de un diario, nos centraremos en algunos aspectos que podrían hacer que no muera el catalán (o al menos no muera antes de 50 años)

1. Necesitamos más musica instrumental en catalán. Jazz, bossa-nova, sardana o deep house. Me da igual. Pero necesitamos, y es imperativo, más música instrumental en catalán. ¿Porque a nadie se le había ocurrido antes?

2. Segundo punto, y vagamente polémico: que gobierne el PP. Cuando el Partido Popular está en el Gobierno, su indisimulada oposición en el tema lingüístico es básica para no perder de vista que si pudieran, nos volverían a hacer estudiar en castellano cómo pasó a la generación de nuestros padres, cosa que a menudo parece que se haya olvidado. Tenemos uno síndrome de Estocolmo fuertísimo con el PSOE que a menudo nos ciega y no nos damos cuenta de que como dice el admirado Albert Lloreta, es quien hace de auténtico palo de pajar de la unidad de España, demostrando ser igual de intransigentes con el asunto catalán pero rebajando las penas de (algunos) presos políticos para hacer ver que son de izquierdas.

3. Necesitamos sectas: estoy harto de ver como la gente catalanoparlante de mi alrededor que se dedica al yoga o al coaching cambia automáticamente de idioma en sus redes sociales pasándose al castellano. Y si hablamos de sectas, el asunto ya pasa de castaño oscuro. No conozco a ninguna secta "ni encuentro de nuevas masculinidades" que se anuncie en catalán, dejando de lado la iglesia o los cuatro lepenistas de Ripoll.

4. Tenemos que traducir los discos de nuevo. Me explico, para los jóvenes: los antiguos vinilos, en la antigüedad, venían a menudo con los títulos en castellano (y el título original entre paréntesis). Incluso diría que venían con las letras traducidas. ¿A qué esperamos para hacerlo en todos los cassetes y CDs que entren en el mal anomenat territorio?

5. Jugada maestra inesperada: ¡fichar Toni Cantó! Es bien sabido que el ex actor dispone de un gran dominio de la oratoria y una capacidad imbatible para cambiar de bando, así que encuentro que su fichaje por la Generalitat con un sueldo igual o superior al de Alexander Golovin sería la venganza que sanaría el fichaje de Luis Figo por el Real Madrid el año 2000.

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Red Pèrill, el hombre que quiere salvar el catalán a pelo

6. Que vuelva Pujol: ¿Hubiera hablado Ciutadans en castellano en el Parlamento con Jordi Pujol de presidente? Pensemos en ello.

7. Que nos invada Andorra: Es un argumento muy trillado, pero alguien ha presentado una propuesta seria y mecanografiada. ¡Igual nos llevamos una grata sorpresa y nos damos cuenta de que los habitantes del Principado hace tiempo que esperaban que los catalanes tomáramos la iniciativa porque son muy orgullosos!

8. Opa hostil a Netflix y Disney Plas: Sí, es así como lo pronuncian en los anuncios. Disney Plas. ¿La Generalitat no tiene dinero? Lo sabemos. Hacemos un Verkami o un Patreon y compramos ambas plataformas. Ha llegado la hora de hacerse respetar.

9, Nacionalizar influencers: España lo ha hecho a menudo en la parcela deportiva y no les ha ido demasiado bien porque han tenido poca vista y han fichado a saldos que además han resultado ser drogadictos o zánganos (de hecho ahora sólo recuerdo, a uno: Buenos días, "Juanito" Muehlegg, si todavía estás vivo). Pero hoy en día los verdaderos activos son los influencers o los streamers: propongo nombres así al tun-tun: Ibai Llanos (por supuesto), Dave Chappelle, Barack Obama o Fernandito Romay.

10. Tener uno ejercido propio: Hehehe. ¿Quién se apunta? Yo no.