Siete mil curriculums llegaron a El Español durante los meses anteriores a su lanzamiento. Apenas era un blog. Los remitentes aspiraban a uno de los setenta puestos de trabajo que ofrecía el nuevo digital, un proyecto ingeniado por María Ramírez y Eduardo Suárez, dos periodistas que se habían hecho un nombre propio –al margen de ser hija y yerno de Pedro J. Ramírez, el exdirector de El Mundo y que sería el director de la cosa.

María y Eduardo entrevistaron a la mayoría de los candidatos hasta conformar la redacción que querían. Eran los fundadores y deseaban asegurarse de que el proyecto sería el suyo: un digital diferente, centrado en información de contexto, reportajes en profundidad, visualización de datos y selección de las mejores historias de otros. "Periodismo a fuego lento", decían.

Buena parte de aquellos entrevistados siguen en la redacción. Sus entrevistadores no. Este lunes, María Ramírez se ha despedido de El Español. Tres meses antes lo había hecho Eduardo Suárez. Les espera la cobertura de la campaña presidencial de los EEUU. Los ha fichado Univisión, donde ya colaboraban.

Con la salida de María Ramírez, El Español deja definitivamente de ser el original.

La fractura ya se había formalizado antes, el pasado 25 de junio. Ese día, la junta general de accionistas cambió el nombre de la sociedad editora del digital. Desaparecía "NoHaceFaltaPapel, SA" y aparecía "El León del Español, SA". María Ramírez era administradora única de #NoHaceFaltaPapel, el mismo nombre del blog donde escribía con Suárez sobre innovación en periodismo y donde iban almacenando ideas para su proyecto desde el 2014. No lo es de la nueva sociedad.

El cambio de razón social es la metáfora perfecta de que poca cosa queda de la idea original. Al menos, María recupera su marca. Cortesía de la casa.

Crisis en cámara lenta

Entre el inicio de año y la marcha de María Ramírez han abandonado El Español –o han sido despedidos– una docena larga de profesionales, que habían acudido con el afán de seguir el proyecto original. Entre ellos figuran algunos de los reporteros con más garra de la redacción. Ana Tudela, por ejemplo, fue despedida el pasado 4 de febrero:

Uno de los cinco primeros contratados por los promotores, Jordi Pérez Colomé, se marchó a El País a principios de junio. También han dejado el digital dos jefes de áreas muy sensibles, el del equipo de visualización de datos, Antonio Delgado, el 25 de mayo, y el de redes sociales, Juan F. Cia, el 1 de junio. Esteban Urreiztieta ha regresado a El Mundo. La productora 93metros, responsable del peculiar estilo audiovisual, no renovó el contrato, vencido en abril pasado.

Hay más nombres. Algunos se han marchado sin saber dónde irían a parar. Todos recibieron el apoyo entusiasta de sus compañeros del sector joven de la redacción.

El proyecto había levantado una expectación nunca vista. De entrada batió el récord mundial de crowdfunding para un medio de comunicación: reunió donaciones populares por valor de 3,6 millones de euros, el doble de lo que nunca se había hecho.

Talento

A medida que se iban los profesionales jóvenes asociados a la idea original, han quedado los periodistas más vinculados a Pedro J. Ramírez, casi todos procedentes de El Mundo y casi todos veteranos. Es decir, personas menos atadas a las ideas originales del tándem fundador, que atrajeron mucho talento joven de origen digital, no papelero. La tensión entre los dos sectores de la redacción ha crecido desde el pasado mes de febrero. Se ha podido leer entre líneas en algunos tuits y, sobre todo, en los blogs de Maria Ramírez y de Eduardo Suárez.

En su blog Yuzu, Ramírez ;colgó en enero un post titulado "Planeta Piruleta" donde listaba las piezas que habían generado más lectores a El Español. Se trataba (exacto) del tipo de reportaje en profundidad que defendía el proyecto original.

"La historia más leída del año de vida de este diario es el relato de un escalador en busca de su chica después del terremoto de Nepal", arranca. Tras una larga lista de piezas que un periodista alfa juzgaría "periodismo blando", concluye: "No es el 'planeta Piruleta'. Es España en el 2015 y será España en el 2016". "Planeta Piruleta" es el país donde viven María y Eduardo, según decía irónicamente Fernando Baeta, uno de los pretorianos de Pedro J.

Antes había llegado la crítica subterránea a La Edición, una versión de El Español de pago sólo para tabletas, que reproduce la forma de consumo de un diario impreso. Hay más, sobre todo "El Huevo y el Nido", publicado dos días después del despido de Ana Tudela, donde defiende a los profesionales innovadores que habían reunido en la redacción. Muchos de los que nombra ya no trabajan allí.

Gato por liebre

Un mes después de marcharse, Suárez publicó un post en su blog donde explica el proceso de creación del proyecto. Tácitamente y sin nombres, describe en qué cree que se ha convertido el digital. Algunas frases son bastante elocuentes. "Destruir [el tono de un medio] es tan sencillo como lanzar a la red un titular ofensivo, publicar un artículo con faltas de ortografía o escribir informaciones tendenciosas con el único objetivo de ganar tráfico o reforzar tu línea editorial", remacha.

Más adelante, añade: "Dan gato por liebre o no cumplen lo que prometen en el titular" y también habla de "malgastar el tiempo de [la audiencia] con historias superfluas o poco relevantes. Nunca tuvo mucho sentido dedicar tus recursos a replicar las exclusivas de otros o transcribir sin más las palabras de los políticos". Sobran comentarios.

Suárez ha tenido espíritu para lanzar Politibot, un bot (automatismo) informativo via Telegram sobre las pasadas elecciones generales.

El rumor que ahora corre por la redacción de El Español es que el ERE de El Mundo permitirá a Pedro J. recuperar otros de sus pretorianos sin necesidad de pagar el traspaso, como se diría en la jerga futbolística. Llegan con las indemnizaciones cobradas y, por tanto, con menos miedo de fracasar. Otra versión dice que el director de El Español quiere evitar que estos periodistas acaben en el digital que prepara Casimiro García Abadillo, quien lo relevó en la dirección de El Mundo y con quien también acabó enfrentado.

Este proyecto, en el que también están embarcados Victoria Prego y Fernando Mas, dos veteranos de El Mundo que tampoco acabaron bien con Pedro J., se añade al digital OK Diario, dirigido por Eduardo Inda, otro ex pretoriano de Ramírez. Inda, que le hace la competencia con armas todavía peores, es uno de los periodistas beneficiados con las filtraciones de informes policiales falsos para ensuciar, entre otros, el exalcalde de Barcelona, Xavier Trias, o a Podemos. OK Diario, con una plantilla dos tercios inferior, tiene un tráfico de usuarios parecido a El Español.

Cordón sanitario

Además, los de Pedro J. se quejan que teles y radios les excluyen del circuito tertuliano madrileño y atribuyen el montaje de esta especie de cordón sanitario al gobierno del PP, enfrentado con el exdirector de El Mundo desde que hizo público el caso Bárcenas.

Todo eso, que irrita enormemente a Pedro J., ha excitado su pulsión retro y súpercompetitiva, que impulsa la reorientación de El Español, no compartida por los que se han marchado –empezando por los fundadores– ni por unos cuantos de los periodistas que siguen allí. Entre estos últimos figuran algunos que reconocen que el proyecto es personal y no les importa pagar el precio. Otros están más apurados: quieren marcharse pero el mercado no se mueve.

La opinión más extendida es que todo es lógico y humano: sin el freno de los que impulsaban otro tipo de proyecto, Pedro J. hace aquello que ha hecho toda la vida con su gente de toda la vida. Por ejemplo cruzar contenidos con Libertad Digital, de Federico Jiménez Losantos, o probar a hacer ediciones con cabeceras regionales, como Diario de Avisos, de Tenerife, o reproducir Orbyt con La Edición. Es el tipo de estrategia de producto que ya aplicó en Diario16 y, sobre todo, en El Mundo. Es lo que sabe hacer.

Quizá todo esto no es una crisis de proyecto. Pero también es lo que más se parece.