A principios del siglo XIV, los catalanes abrieron el estrecho de Gibraltar al tráfico naval de las potencias cristianas (cerrado desde la invasión árabe de la Península, 711). A partir de ese momento, las navegaciones —entre escala y escala— se hicieron más largas y la estiba de alimentos y agua para la tripulación se convirtió en la prioridad de los armadores, que planificaban travesías sin motines. Pero, ¿cuáles fueron los productos que se convirtieron en los alimentos habituales, a bordo, de la marinería catalana medieval?