El blues de Beale Street, la película de Barry Jenkins que consiguió una estatuilla en los últimos Oscar, ha conseguido volver a poner de actualidad al escritor afro-americano James Baldwin (1924-1987). 45 años después de su publicación, por fin, la novela que mujer título en la película ha sido publicada en catalán, en Edicions de 1984, en una traducción de Oriol Ampuero. Desdichadamente, cuatro décadas después de su publicación, la obra de Baldwin sobre el racismo mantiene toda su actualidad.

¿Quién vigila a los que nos vigilan?

Baldwin explica una historia de odio y de amor en el Harlem de los años 1970. Un negro es encarcelado injustamente, acusado falsamente de un delito que no ha cometido. Y la policía, la fiscalía y los tribunales contribuyen a tejer una acusación que es obviamente falsa. Una historia que nos remite a lo que sigue pasando, hoy en día, en los mismos Estados Unidos, en Brasil, o incluso mucho más cerca... Y Baldwin construye una tremenda denuncia de esta injusticia, sin dejar de hacer una espléndida novela, porque no era un simple escritor, sino también un decidido defensor de la causa de los derechos civiles. A los 24 años huyó de Estados Unidos para escapar de la discriminación y se instaló en Francia, pero a finales de los años 1950 volvió a su país para combatir el racismo. Colaboró con líderes negros como Malcolm X o Martin Luther King y publicó destacadas obras, narrativas o de ensayo, sobre la discriminación en Estados Unidos. Aunque volvió a vivir en Francia, donde murió, siempre mantuvo una estrecha relación con los intelectuales afroamericanos (de Nina Simone a Josephine Baker, pasando por Harry Belafonte, Sidney Poitier o Ray Charles). Pero mantuvo también una fluida relación con autores y pensadores franceses, como Marguerite Yourcenar o Yves Montand.

La eclosión del amor

El contrapunto a esta trama tan vieja y tan actual es una historia de amor. La de Fonny, el encarcelado, y su novia embarazada, Tish, dispuesta a hacerlo todo para salvar a su hombre. Una tremenda historia de amor en unas condiciones insoportables. James Baldwin en Estados Unidos, no sólo fue discriminado como negro, sino también como homosexual (lo que explicaría a La habitación de Giovanni). Los amores cargados de dificultades, entre hombres, entre gente de varias razas, o entre personas con dificultades, fueron un elemento recurrente de sus obras. Por lo que sabemos, también de su vida.

Monumento a la solidaridad

Pero en El blues de Beale Street Fonny no sólo tendrá el apoyo de Tish. La familia de la chica lo dará todo para intentar salvar al acusado de la prisión. No ahorrarán tiempo, esfuerzos ni dinero para rescatar a uno de los suyos. Incluso cometerán ilegalidades, convencidos de que no se puede dejar de hacer nada para salvar a un familiar. No es extraño que Baldwin fuera uno de los intelectuales más espiados por el FBI, que recogió un extensísimo dossier sobre sus actividades "subversivas".

La mujer al frente

Baldwin construye una historia en que el protagonismo real no está tanto en manos del hombre, Fonny, como de la mujer, Tish... Mientras el hombre se queda forzosamente inmovilizado, es la mujer la responsable de mantener la relación y de asegurar que vaya adelante, al igual que pasaba, y pasa, en tantas y tantas familias afroamericanas, a pesar del machismo imperante en la comunidad. Tish es un modelo de mujer, aunque Baldwin no apueste por un sistema individualista liberal, sino que claramente muestra su admiración por la fortaleza de las estructuras familiares. Pero, además, en un tiempo en que la "interseccionalitat" se ha puesto de moda, Baldwin se muestra como un absoluto precursor, ya que en El blues de Beale Street explica las complejas relaciones entre raza y clase y entre raza y género. No acepta una reducción simplista a blanco y negro, sino que explica los múltiples matices que afectan a las relaciones raciales.

Una deuda

James Baldwin fue muy traducido al castellano en los años 1960, gracias a las editoriales Lumen y Versal. En catalán tan sólo llegaron dos textos: un libro de fotografías de Richard Avedon con textos suyos, Res personal, y un ensayo sobre las protestas contra el racismo contra los afroamericanos, La propera vegada el foc. Después, no volvió a publicarse nada en catalán. Sabe mal, porque Baldwin nunca olvidó las injusticias imperantes en el Estado español. En el blues de Beale Street, a pesar de que está ambientado al Harlem de los años setenta, incluye una crítica al régimen de Franco. Publicar, por fin, en catalán, El blues de Beale Street no sólo es un acto de justicia, sino un completo acierto a nivel literario, porque la novela de Baldwin es de una tremenda solidez. Hollywood, de nuevo, ha facilitado la recuperación de un autor mítico.