Andreas Malm es periodista, escritor y activista sueco, conocido por ser una de las voces internacionales más relevantes en los debates sobre el cambio climático. Es profesor de Ecología Humana de la Universidad de Lund, y miembro del consejo editorial de la revista Historical Materialism. Formó parte del grupo Klimax, que lleva a cabo acciones de desobediencia civil y sabotaje como estrategia de lucha contra el cambio climático. Su investigación se centra en las relaciones de poder y la crisis climática. Como Capital Fósil (Capitán Swing, 2020), el libro basado en su tesis doctoral, donde explica que el cambio climático empieza a raíz del tránsito de la energía hidráulica a la fósil a principios del siglo XIX en la industria algodonera británica. Ha publicado también varios libros sobre la economía política del cambio climático como The Progress of This Storm: Nature and Society in en Warming World Black Fuel: On the Dangers of Fossil Fascism.

Andreas Malm Escritor - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

Uno de los argumentos para el cambio de la energía hidráulica a la fósil a principios del siglo XIX fue el coste de esta nueva energía, supuestamente más barata. Pero en el libro explicas que no había escasez de agua, ¿por lo tanto?

Una de las grandes ventajas de la energía de vapor era su movilidad en el espacio. Eso significaba que si se tenía una fábrica impulsada por una máquina de vapor, se podía situar en una ciudad donde se podía encontrar trabajadores baratos y disciplinados, mano de obra, mientras que en el campo podía haber agua barata y abundante. Otra ventaja de la energía de vapor era que era independiente del clima, podías simplemente pulsar un botón y arrancar el motor, apagarlo y parar la rueda maestra, y acelerarla añadiendo más carbón, para que el pistón fuese más rápido. En cambio, la rueda de agua estaba sometida a las oscilaciones del río, no había forma que el propietario de la fábrica pudiera controlar el caudal del río.

Resumiendo, la máquina de vapor dio al capital una mayor libertad con el tiempo, la libertad de maximizar la producción que en aquel momento era muy rentable. Resumiendo.

¿Y todo eso se traslada a la actualidad?

Sí, no funciona de la misma manera, obviamente han pasado dos siglos, pero algunos aspectos son bastante similares. Por ejemplo, las emisiones que produce China. Se ha convertido en el país explotador de CO₂ más grande del mundo y, con diferencia, en el mayor consumidor de carbón. Estas emisiones empezaron cuando algunas industrias manufactureras del mundo se trasladaron a China, para hacer uso de la mano de obra barata y disciplinada que se podía encontrar allí, en torno al año 2000 y se basaron en el suministro de energía proporcionado por el estado chino. Utilizaban el carbón de las profundidades del noroeste de China y lo transportaban a la costa donde se encontraban los trabajadores.

Tienen una responsabilidad clave por haber creado el problema del cambio climático, mantenerlo y empeorarlo.

¿Entonces quién es el culpable? ¿El capitalismo en sí o aquellos que mueven los hilos para que funcione?

Las dos cosas. El capitalismo es una estructura de producción motriz que tiene reglas, principios o mecanismos que atrapan a los actores en sus redes. El problema ahora mismo son las corporaciones que se benefician de la producción de petróleo, gas y carbón. Tienen una responsabilidad clave por haber creado el problema del cambio climático, mantenerlo y empeorarlo.

Si analizamos la contribución de China al cambio climático y señalamos a actores más específicos que el capitalismo en su conjunto, las empresas chinas de petróleo y carbón tienen una responsabilidad significativa en lo que está pasando. La expansión del carbón en China ha estado al mismo tiempo estrechamente ligada a la expansión de la industria manufacturera que exporta productos básicos globalmente, a Europa, etc. Es complicado.

Han pasado unos años desde que presentaste la tesis. ¿Mirándola ahora, te has planteado escribir una continuación modificando o añadiendo alguna cosa?

En realidad no, por descontado que no lo escribiría exactamente igual pero nada importante en el relato histórico. Sí que es cierto que uno de los desajustes entre el enfoque de Capital Fósil y la situación actual, es que el libro está muy centrado en el lado de la demanda. Es decir, en por qué las manufacturas que consumían energía pasaron de una fuente a otra. Pero el lado de la oferta, es decir, las empresas que producen energía y la suministran, está ausente en el libro en gran manera, y eso es porque en mi investigación histórica no encontré ninguna evidencia. Ninguna donde se demuestre que las empresas de carbón hayan jugado un papel importante en la transición, como por ejemplo, haciendo publicidad, 'lobbing' o tratando de influir en los fabricantes para cambiar al carbón.

¿Y cómo lo solucionamos al fin y al cabo? Tú defiendes la revolución ecocomunista.

Ahora el foco del movimiento en el planeta y gran parte del problema político está en el lado de la oferta. Las compañías de petróleo, gas y carbón tienen un papel muy importante en el mantenimiento de los negocios como hasta ahora. Están en el centro de la situación actual y es necesario que cierren. Es un reto muy grande.

Además, no hay una única solución. La transición hacia una economía menos destructiva para el medio ambiente sería increíblemente multifacética. Una de las principales soluciones sería tener estas empresas bajo control y sin nuevas inversiones. Eso significa ejercer un mayor grado de control público, sobre estas empresas. Sea regulándolas o asumiéndolas, nacionalizándolas y transformándolas en entidades diferentes. Es una demanda muy simple, pero también entra en conflicto directo con lo que están haciendo estas empresas, que es expandirse.

Como Noruega que no para hacerlo. ¿Propondrías para ellos la "economía de guerra"?

Noruega es un terrible ejemplo de lo que no se tiene que hacer. En 2019 inauguraron el yacimiento de petróleo más grande hasta entonces visto en el norte de Europa, que se supone que estará extrayendo petróleo hasta el año 2070, ¡una locura! Además, el sector petrolero noruego sigue ampliando y licenciando nuevos yacimientos que invitan a inversores a crear más plataformas, y todo eso tiene que parar. Lo cual no entra en los planes del país. Porque el capitalismo noruego está ahora completamente basado en la industria del petróleo y el gas. Bastante de éste está bajo control y propiedad del estado. El gobierno podría posiblemente ordenar a esta empresa que deje de extraer petróleo y gas y que en lugar de eso cambie, se adapte, modifique su maquinaria, sus complejos tecnológicos y sus habilidades petroquímicas para capturar CO₂ de la atmósfera y llevarlo de vuelta a la tierra para limpiarla. Pero no hay beneficio en eso.

Andreas Malm Escritor - Sergi Alcàzar

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La extrema derecha, donde ha estado en el poder, ha hecho todo lo posible para exacerbar el problema.

¿Crees que el hecho del auge de la extrema derecha, que está ligada al negacionismo del cambio climático, está haciendo que se retrase un posible cambio para el planeta?

Sí, por descontado. Hablo de eso en uno de mis últimos libros que escribí con el Colectivo Zetkin, Black Fuel: On the Dangers of Fossil Fascism. La extrema derecha, donde ha estado en el poder, ha hecho todo lo posible para exacerbar el problema. Noruega es un caso. El partido de extrema derecha del país se hizo con el departamento nacional de energía, donde se controla la industria del petróleo y el gas, entre 2013 y el año pasado, e hicieron todo lo posible para acelerar la producción. Lo mismo en Polonia con el carbón, con Donald Trump en Estados Unidos y el peor de todos los casos posiblemente Bolsonaro en Brasil. Están empeorando el problema sin duda.

¿Europa está haciendo bien impulsando la transición a las renovables, o volvemos al engaño de la Inglaterra del siglo XIX?

No creo que Europa esté inmersa en una transición real hacia las energías renovables. No estamos cerrando las fuentes de combustible fósil y sustituyéndolas por energías renovables. Hay una gran cantidad de capacidad solar y eólica añadida, pero una transición significa cerrar los combustibles fósiles. Obviamente, en algunos países europeos se puede ver que el sector de los combustibles fósiles está disminuyendo, pero es más complicado que todo eso.

¿Estamos entonces en el primer paso?

Sí, en el mejor de los casos es el primer paso. Pero no podemos relajarnos y confiar en que los estados inicien y lleven a cabo esta transición, dando por descontado que ocurrirá. Lo más probable es que se siga actuando como hasta ahora, y que los estados afronten la crisis climática con energía solar y eólica.

¿Son entonces las renovables la solución?

No es "la" solución, pero es parte de la solución. No podemos imaginar una economía sin energía, pero tenemos que imaginar una economía sin combustibles fósiles. Eso significa que tenemos que sustituir la energía fósil por otra cosa. Lo maravilloso de la eólica y la solar es que las tecnologías son ahora tan competentes y avanzadas que se puede producir mucha energía de forma muy barata. Así que, hoy por hoy, el cambio es cada vez más adecuado desde el punto de vista técnico. El conflicto es que hay enormes beneficios para las empresas en la industria del combustible fósil para seguir extrayéndolo.

¡Y sin cesar hasta que nos quedamos sin!

Exacto, que será mucho después de que el planeta esté en llamas.

En Europa cada país hace lo que le interesa económicamente hablando. Noruega, Alemania o Dinamarca difieren mucho entre ellos.

Sí, absolutamente. Dinamarca es un ejemplo interesante. Es un país loco. Hace poco tomaron una decisión en la que no habría más licencias para la extracción de petróleo en el sector. Pero ahora con la salida del Reino Unido por el Brexit, Dinamarca es el país dentro de la Unión Europea que tiene la mayor industria de petróleo y gas en su propio territorio. Así que es muy significativo que Dinamarca diga que no lo ampliarán más.

Andreas Malm Escritor - Sergi Alcàzar

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Ha llegado el momento de considerar tácticas de acción más directa como la destrucción y el sabotaje propiamente dichos.

Han surgido movimientos ecologistas, como Extinction Rebellion o Klimax, al cual perteneciste hace años, que defienden la desobediencia civil y las acciones de sabotaje como estrategias de lucha. ¿Son también un paso para frenar el cambio climático?

Sí. Hace mucho tiempo que participo en este tipo de acción climática, creo que es lo correcto y que tendríamos que hacerlo en mayor escala. También escribí un libro titulado 'Como volar un oleoducto' que sostiene que ha llegado el momento de considerar tácticas de acción más directa como la destrucción y el sabotaje propiamente dichos.

En Capital Fósil también explicas como en el siglo XIX en Inglaterra hubo incendios provocados en fábricas, destrucción de maquinaria... todo como protesta por el cambio que se estaba produciendo. Hoy día, vemos que ha aumentado el activismo ecologista, pero ¿y los resultados?

Los resultados hasta ahora han sido decepcionantes en el sentido que estamos muy lejos de nuestro objetivo. Lo que ha conseguido el movimiento climático mundial, es una serie de victorias locales. Sabemos que podemos ganar en algunas luchas, pero necesitamos dar un paso masivo y conseguir más victorias.

El movimiento climático en 2019 fue muy educado y tímido.

Ni que tu compatriota Greta Thunberg vaya a la cumbre por el cambio climático ha hecho cambiar la actitud de los gobernantes. ¿Qué propones que tienen que hacer a los jóvenes activistas y las próximas generaciones?

En el 2019 muchos jóvenes en Europa se acercaron al movimiento climático con Fridays for Future. Toda esta oleada acaba cuando estalló la pandemia. Pero eso no significa que la preocupación de la gente sobre el tema climático haya desaparecido. Bastantes de los jóvenes que se politizaron en 2019 en torno a este tema se radicalizarán en los próximos años.

Se está ampliando el aeropuerto aquí en Barcelona, Berlín y Londres, se están construyendo nuevos oleoductos en Italia y Alemania... y cuándo vean que eso continúa, o bien se desesperarán y se rendirán o bien se enfadarán y llegarán a la conclusión de que hay que intentar otra cosa. Dar un paso adelante y escalar las tácticas en comparación con lo que hicieron en 2019. El movimiento climático en el 2019 fue muy educado y tímido.

¿A qué te refieres con mejorar las tácticas?
Participar en más tácticas de acción directa. Ir a por los bancos. Extinction Rebellion está haciendo eso ahora en el Reino Unido. Han escalado un poco, poniendo en marcha una campaña donde van a las sedes de algunos de los principales bancos que están invirtiendo billones de libras y dólares en las extracciones de combustibles fósiles y rompen las ventanas como forma de protesta. Creo que veremos más de eso.