Jean-Luc Godard ha muerto, y el primero que me viene en la cabeza es aquel "ay, Jean-Luc, quiero entenderlo pero no puedo" que Els Amics de les Arts convirtieron en un himno. Siempre me hizo gracia la figura de Godard como consejero|conseller sentimental, un poco a la manera del fantasmagórico Bogart que se le aparecía a Woody Allen en Sueños de un seductor. Y no porque|para que no tinguès éxito con las mujeres (mucho se escribió sobre sus relaciones con Anna Karina o con Anne Wiazemsky), más bien porque|para que el cineasta, abanderado de la Nouvelle Vague, era un payo|tipo tirante a arisco|huraño, de los que te mira con menosprecio|desprecio por encima del hombro.

Sólo hay que ver el delicioso último largometraje de la fabulosa Agnès Varda, Caras y lugares, para entender que la genialidad del creador no se acompañaba precisamente de un carácter fácil. La directora, también parte importantísima de aquella nueva ola|oleada de cineastas que marcaron el cine francés, y mundial, a finales de los años 50, se tomaba una dulce revancha hacia lo que, durante mucho tiempo, fue un amigo íntimo. Godard era, en realidad, todo un especialista en romper relaciones de afecto: lo hizo también con François Truffaut, íntimo en sus tiempos en la redacción de la revista Cahiers du Cinèma. Una serie de cartas alrededor de mediados de 1973, cuando Truffaut acababa de ganar el Oscar por|para La noche americana, pusieron negro sobre blanco un enfrentamiento que no tenía marcha atrás. No tomaremos partido aquí por uno o por el otro... o sí. Sobre su antiguo amigo de adolescencia cinéfila, Truffaut escribió: "Oigo|Siento que ha llegado el momento de decirte que te comportas como una mierda (...) Te prefieres a ti mismo y posees la verdad sobre la vida, la política, el compromiso político, el cine, el amor, todo eso es muy claro para ti y cualquiera que piense diferente es un cretino, incluso si tú no piensas lo mismo en junio que en abril".

jean luc godard 2014
Jean-Luc Godard en una foto del año 2014.

Más allá de una personalidad difícil, la genialidad de Godard está fuera de cualquier duda. Él no hacía películas, él hacía cine. Su capacidad para explicar como a nadie más lo había hecho antes era tan propia del personaje como|cómo su radicalidad conceptual, su militancia política, sus ideas próximas al maoísmo, su debilidad por|para la filosofía y por|para los cigarros, su gusto|sabor por|para la experimentación, su disfrute con la provocación y el insulto o sus inclinaciones revolucionarias, también con un cine aburguesado de lo que había que romper con las estructuras más convencionales: "No se ha podido, o no se ha querido dejar en el cine el papel de la pintura o la literatura. El cine no ha sabido cumplir los deberes. Es una herramienta sobre la cual nos hemos equivocado. No ha tenido el papel de instrumento del pensamiento. Porque era, por descontado, una manera singular de ver el mundo. Pero por|para el hecho de que tuvo enseguida un enorme éxito popular, se privilegió el aspecto espectacular. Muy pronto, la gente sólo utilizó el cine para sus intereses y no se le hizo ejercer su papel primordial. Se extravió", afirmaba.

Para entender el papel revolucionario de Jean-Luc Godard en el cine, y quizás para iniciar a quién no haya visto sus películas, os destacamos un manojo|puñado de entre el centenar de títulos (muchos de ellos cortometrajes y videoassajos) de una larguísima trayectoria.

1
'Al final de la escapada'
1960
7 películas para sobrevivir al cine de Jean-Luc Godard

La película fundacional del movimiento de la Nouvelle Vague, y el debut (seguramente el más relevante de la historia del cine, junto con el Ciudadano Kane de Welles) de un Godard decidido a romper con los códigos narrativos tradicionales. En la película, juega con el cine negro y con el romanticismo marcado por la fatalidad, a partir del encuentro entre un prófugo de la justicia admirador de Humphrey Bogart y una aspirante a escritora que vende diarios por las calles de París. La imagen de la guapísima pareja formada por Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg se convertiría en icono de modernidad.

2
'El desprecio'
1963
7 películas para sobrevivir al cine de Jean-Luc Godard

Una mirada a las crisis conyugales y una reflexión sobre el cine, todo a la vez, y desde el prisma de Godard, con la imagen de Brigitte Bardot semidesnuda y con las escaleras de la casa delante del mar de Curzio Malaparte en Capri, escenario icónico para toda una generación de cinéfilos. Y, abriendo la película, una frase de André Bazin, fundador de Cahiers du Cinema, que forma parte del ideario del director: "El cine sustituye nuestra mirada por un mundo que se ajusta a nuestros deseos".

3
'Banda aparte'
1964
7 películas para sobrevivir al cine de Jean-Luc Godard

La vuelta al Louvre en nueve minutos o la sincronizada coreografía sobre la música de Michel Legrand que inspiró a Tarantino para el baile de Travolta y Uma en Pulp Fiction. Dos escenas que han pasado a la historia del cine y que hacen de Banda aparte una de las cimas de la carrera de un Godard que volvía al cine noir. Y a hacer saltar por los aires cualquier convención de género, poniendo el foco en una relación a tres bandas (dos hombres y Anna Karina, musa y esposa de Godard) marcada por el azar.

 

4
'La Chinoise'
1967
7 películas para sobrevivir al cine de Jean-Luc Godard

Probablemente una de las películas más políticas de Godard, estrenada un año antes de mayo del 68, y que significó la primera colaboración del cineasta y la que sería pareja suya durante una década, Anne Wiazemsky. Ambientada en el París de 1967, relata las inquietudes para cambiar el mundo de un grupo de estudiantes seguidores del maoísmo. Hay que decir que Wiazemsky, años después y ya como respetada escritora, publicaría Un año ajetreado, mostrando la faceta más íntima (la romántica e hipersensible, pero también la colérica y llena de vanidad) de Godard.

5
'Sympathy for the devil'
1968
7 películas para sobrevivir al cine de Jean-Luc Godard

La mirada de Godard a la grabación de un disco de los Rolling Stones (cabe decir que la idea inicial era filmar a los Beatles, pero la banda de Liverpool no lo vio claro) escapaba, como no podía ser de otra manera, a los límites del género documental para convertirse en un poderoso ensayo sobre todo lo que estaba pasando en Europa en aquel convulso 1968. Las manifestaciones de grupos estudiantiles, el discurso contra el consumismo capitalista, las reivindicaciones del Black Power o el mensaje en contra de la Guerra de Vietnam formaban parte de un filme que es toda una rareza conceptual, pero también un insospechado testimonio de una época y de unos potentísimos movimientos contraculturales.

6
'Yo te saludo, María'
1985
7 películas para sobrevivir al cine de Jean-Luc Godard

Los más veteranos recordarán las ruidosas protestas de fieles católicos de todas partes delante de las salas donde se proyectaba esta polémica reinterpretación contemporánea del embarazo de la Virgen María (en Madrid estuvieron a punto de quemar los cines Alphaville, y en Barcelona hubo una concentración de unas tres mil personas delante de la sala). El Papa Juan Pablo II la condenó por herir el sentimiento religioso de los creyentes y el respeto por el sagrado, y en su presentación en el Festival de Cannes alguien tiró un pastel en la cara de un Godard siempre cómodo en la provocación.

7
'Film Socialisme'
2010
7 películas para sobrevivir al cine de Jean-Luc Godard

Uno de los títulos más representativos de la última etapa creativa del cineasta, más próxima al ensayo fílmico y al experimento de pureza desacomplejada. Filmada en vídeo y estructurada en tres partes con forma de sonata, viaja de un crucero por el Mediterráneo con pasajeros como Patti Smith hasta una casa del sur de Francia o donde una familia debate sobre la libertad, la igualdad y la fraternidad, para rematar la arriesgada apuesta con una idea: "La nación no es un país, es un territorio en conflicto".