Siete años de trayectoria, cientos de conciertos, millones de escuchas y una identidad cada vez más sólida. 31 FAM no es solo uno de los grupos más influyentes de la escena urbana catalana, sino que con R31, un disco conceptual que recrea la programación de una emisora de radio (esta R31) a lo largo de todo un día y con un sonido caleidoscópico que recoge todas las referencias e influencias que esconde su propuesta —del hip hop a la rumba catalana, del trap a la bachata— han dejado claro que están viviendo una de sus mejores etapas creativas.
Publicar un nuevo disco siempre es un momento de vértigo para cualquier artista, pero R31 viene acompañado de una sensación distinta: “Es el álbum”, repiten en Kid Pi, AAA y Koalekay, los tres miembros del colectivo sabadellense de música urbana presentes en la entrevista (faltan Bandam, Lil Didi y Joey C), que hacemos en la terraza de un céntrico hotel barcelonés entre turistas en bañador que aprovechan los primeros rayos de sol primaverales para tomar cócteles y bañarse en una de esas piscinas que son el sueño instagrameable de todo aspirante a influencer. “Es EL ÁLBUM, en mayúsculas”, insisten entre ellos como si esta vez sí hubieran encontrado la esencia definitiva de su sonido. La clave, según explican, ha sido crearlo en una especie de “burbuja” emocional y creativa. Han dejado atrás la rigidez de querer hacer “el disco perfecto” y se han centrado en disfrutar, en jugar, en ser ellos mismos, pero más refinados, más maduros, más conscientes. “No ha sido el disco que nos hemos tomado más en serio, pero sí el más intenso”, dice Kid Pi. No se trata de perder profundidad, sino de cambiar el prisma. Ahora el juego forma parte del discurso, y eso se nota tanto en la música como en el concepto general del proyecto. Definitivamente, els nens del barri han crecido.

31 FAM, els nens del barri han crecido / Foto: Miquel Muñoz
Estáis sintonizando R31
"Mi madre se vuelve loca, pero absolutamente loca, cada vez que sonamos a la radio", descubre entre carcajadas Koalekay. "La primera vez que sonamos en la radio, sin embargo, la recuerdo perfectamente, estaba yendo hacia el gimnasio, Estaba parado en un semáforo y sonó. Brutal". AAA revela que aquella primera vez, sin embargo, el locutor se equivocó y los presentó como Fan 21. “A mí, en cambio, me hizo más ilusión la primera vez que escuché un tema nuestro en una discoteca”. Uno de los aspectos más innovadores de R31 es su estructura. El álbum funciona como si fuera una emisora de radio que acompaña al oyente a lo largo de todo el día: mañana, tarde y noche. Esta idea nace, como explican, de una conversación con Noel Pérez, miembro de su equipo (director creativo de muchos de sus vídeos), que al escuchar la canción Mama, ho sento, vio claramente el hilo conductor. “Bon dia, Catalunya”, decía la letra, recuerda Kid Pi, “y se nos iluminó la bombilla”. De ahí salió el concepto de programación horaria: una emisora ficticia que refleja los distintos momentos vitales de cada miembro del grupo. “Es como una radio donde hay de todo, porque cada uno vive el día a su manera”, dice Koalekay. Y es cierto: el disco es un mosaico de géneros, atmósferas y estados de ánimo que recogen la variedad de sus personalidades. Además, han contado con colaboraciones como las voces de Jordi Basté, Pilarín Bayés, Tomàs Molina o Juliana Canet. “Son personajes que forman parte del imaginario popular de Cataluña y poder tenerlos en el disco es un privilegio”, apunta Kid Pi.
Cuándo hemos intentado complacer demasiado la mirada externa, no nos ha ido bien
Hace tiempo que 31 FAM demuestra que su éxito no es fruto del azar. Su trabajo ha madurado y R31 es una muestra clara: musicalmente explora nuevos sonidos, letras más sugerentes y una producción pulida, pero sin perder el ADN que los hizo destacar. “Esta vez hemos hecho el disco que nos ha dado la gana”, dicen con contundencia. Han sabido liberarse de la presión externa y, al hacerlo, han conectado aún más con su público. El grupo reconoce que la única presión que sienten es la que se ponen a sí mismos, entre ellos, como colectivo. “Cuando hemos intentado complacer demasiado la mirada externa, no nos ha ido bien”, admiten. Ahora, en cambio, han hecho un disco para ellos, para contarse, para entenderse y para dejar una huella genuina. “Y eso el público lo percibe”.

31 FAM acaban de publicar su nuevo disco, R31 / Foto: Miquel Muñoz
Al hablar de su trayectoria, emerge una conciencia clara del camino recorrido. No reniegan de sus primeros temas, aunque algunos ya no los representen tanto. Al contrario: los abrazan como partes fundamentales de quienes son hoy. “¿Enterrar canciones? No hace falta. Todas forman parte de nuestro crecimiento”, explican. Esta mirada madura también se refleja en cómo han cambiado como artistas y como personas. “Ahora juego con mejor cadencia y mejor ritmo”, dice Kid Pi, comparando su forma de expresarse antes y ahora. Hay una evolución lírica, pero también emocional. Son más libres, más cómodos consigo mismos y con lo que pueden aportar. “Si todavía hicieras las mismas barras que cuando tenías 17 años, tendrías un problema”, dice Kid Pi. No es el caso. El grupo ha crecido, ha mutado, ha explorado. Y eso se nota en cada nueva entrega.
R31 es, en muchos sentidos, una culminación. Pero también es un nuevo comienzo. Una declaración de intenciones. Una emisora abierta al mundo que sintoniza con un público cada vez más amplio, pero sin dejar de sonar a casa
Tras conciertos memorables en escenarios como el del Sant Jordi Club de Barcelona y actuaciones especiales en Valencia, Madrid o las Islas, 31 FAM —que presentaron en directo su nuevo trabajo en la sala Razzmatazz de Barcelona el pasado 3 de mayo— sigue manteniendo una actitud agradecida e ilusionada. “Todo lo que venga, con los brazos abiertos, pero ya hemos vivido mucho más de lo que hubiéramos esperado jamás en cien vidas”, dice Kid Pi. Saben que ya han alcanzado metas impensables, y eso les da una calma que se traduce en libertad creativa. R31 es, en muchos sentidos, una culminación. Pero también un nuevo comienzo. Una declaración de intenciones. Una emisora abierta al mundo que sintoniza con un público cada vez más amplio, pero sin dejar de sonar a casa. Al final, como dicen ellos: “Como Catalunya, no hay nada”.