Este viernes llega a los cines la película 100 metros, de Marcel Barrena, inspirada en la historia real de Ramón Arroyo, un enfermo de esclerosis múltiple que participó en una de las pruebas deportivas más duras del planeta. Barrena es novel en el cine de ficción, pero hace un par de años presentó el documental Mi pétit, sobre un joven con silla de ruedas que viajaba por todo el mundo (un filme que recibió un Gaudí). En 100 metros Barrena ha querido hacer una película para demostrar en el mundo "que rendirse nunca es una opción".

Un guion convincente

El guion respeta en lo básico la historia de Ramon Arroyo. Un ejecutivo que tiene grandes éxitos profesionales, con una vida familiar muy feliz, es diagnosticado de esclerosis múltiple. Empieza a tener problemas de coordinación, y le advierten que es posible que al cabo de un año no pueda andar ni cien metros. Él, que no es un individuo especialmente deportista, se presenta como un reto participar en la que es considerada la prueba deportiva más difícil de la historia, la ironman, integrada por 3,86 km de natación, 180 km de ciclismo y 42,2 km de carrera a pie. Una prueba que puede llegar a durar 17 horas y que sólo está al alcance de unos pocos deportistas. Su mujer le ofrece su pleno apoyo, sin el cual le hubiera sido imposible salir adelante. El protagonista es entrenado por su suegro, un antiguo ciclista que ha abandonado el deporte y que tiene una vida completamente marginal. Los dos tienen una relación pésima al principio de la película, pero irá cambiando a medida que el protagonista se acerca a la prueba.

Realismo

100 metros ha sido filmada con el asesoramiento de Ramón Arroyo, y también con la colaboración de varios enfermos de esclerosis y de enfermedades degenerativas, como lo que hacen de extras. El Instituto Guttman ha participado decisivamente en este proyecto. En realidad, la película está dedicada a todas las personas que viven con esclerosis múltiple y pretende dar visibilidad a los afectados por esta enfermedad, que a menudo tienen muchos problemas a causa de la incomprensión que sufren.

Errejalde i Rovira

Los actores centrales de la película son Dani Rovira, como Ramón, Alexandra Jiménez, como su esposa, y Karra Elejalde, como su suegro. Karra Elejalde, desde el principio, formaba parte de los planes del director, que no acababa de encontrar al protagonista de la obra. Fue Karra Elejalde, suegro de Rovira en 8 apellidos vascos y 8 apellidos catalanes, quien sugirió el nombre de Rovira para que actuara de nuevo como su yerno, en una obra de un tono muy diferente a los 8 apellidos. 100 metros tiene un fondo dramático, pero a pesar de todo, cuenta con un punto irónico, especialmente en la relación entre Ramón y su suegro, que tiene muchos paralelismos con la relación que tienen en 8 apellidos.

Funciona

100 metros es una obra que funciona con los parámetros de las películas de su tipo. Dicen que estas películas son decisivas como apoyo a aquellas personas que afrontan una enfermedad de este tipo, aunque en el fondo no dejan de retratar casos excepcionales que no se corresponden en absoluto con las vivencias de la mayoría de los afectados. El guion parte de una historia muy potente, y sabe sacar muy buen provecho de este capital. En la relación entre el protagonista y su suegro en ocasiones cae en ciertas estridencias, exagerando los aspectos cómicos de la relación. Pero globalmente la película responde a aquello que el director pretendía, con un final absolutamente previsible y un recurso continuo a la lágrima fácil. Y alcanza aquello que estaba previsto: conmover en el lector, con una historia clásica de superación personal a través del deporte. Y la historia queda reforzada, obviamente, por el hecho de partir de hechos reales.