Cuatro profesores de historia de diferentes universidades, José Babiano, Gutmaro Gómez, Antonio Míguez y Javier Tébar, se han reunido para hacer un análisis, documentado y sistemático, sobre la represión franquista: Verdugos impunes. El franquismo y la violación sistémica de los derechos humanos, que ahora publica una editorial que darrerament ha consolidado su posición en el campo de los estudios históricos: Pasado & Presente. La conclusión más importante de esta obra es que la represión franquista no fue un elemento aislado del régimen, llevado a cabo por individuos fuera de control, sino que la violación de derechos humanos fue un elemento básico de la política franquista, organizado y sistematizado desde la misma cúpula del régimen. El franquismo, como tal, no podía sobrevivir sin represión.

Desapasionado

Verdugos impunes es un libro que ahorra la vertiente humana, la más punzante, de la represión. Hay pocos testimonios de fusilados, de torturados, de violadas... En esta obra encontraremos, sobre todo, leyes, decretos, decisiones de Consejos de Ministros, instrucciones de las autoridades policiales... Los cuatro autores recogen un volumen impresionante de material burocrático relativo a la represión que deja bien clara la implicación global de las autoridades franquista en una práctica de aplastamiento sistemático del enemigo mediante la supresión de las libertades, las multas, las expropiaciones, el encarcelamiento, la tortura, la pena de muerte... En esta obra breve, pero contundente, se demuestra sobradamente que los abusos contra los derechos humanos fueron un componente estructural del régimen franquista, y no la práctica aislada y fuera de control de algunos particulares.

Vencedores y vencidos

Los autores demuestran que desde julio de 1936, los golpistas estaban dispuesto al exterminio de los "enemigos de España", una denominación difusa que agrupaba catalanistas, republicanos, anticlericales, sindicalistas, homosexuales, feministas, masones... Los bandos de guerra ya suponían una limitación de los derechos de los no afectos al régimen, y eso se iría consolidando con el tiempo, aunque se intentó esconder los orígenes fascistas del sistema con el bautizo del régimen como "democracia orgánica". La finalidad del franquismo fue, siempre, eliminar todo tipo de disidencia, y por eso no sólo se recortaron derechos civiles, como la libertad de reunión o de expresión, sino también derechos lingüísticos, el matrimonio civil, la libertad de circulación, los derechos de la mujer...

40 años de represión

Lo que a menudo ha sorprendido más a los especialistas en historia es la larga duración de la represión iniciada durante la guerra civil. Hasta 1969 no se decretó la amnistía por los "crímenes" de la guerra civil. Los autores de estos obra explican que la represión constituye la base del régimen franquista. No se puede entender su supervivencia sin la gigantesca maquinaria de terror puesta en marcha en el mismo momento del estallido del conflicto... En realidad, el sistema de represión, después de la guerra, en vez de reducirse, lo que hace es perfeccionarse. La violencia engendra una legislación violenta para convertirse "en violencia de derecho". Y esta violencia se selló con la amnistía del 77, que protegía específicamente a los verdugos. Y esta amnistía es uno de los puntales de la transición que, de otra manera, con toda probabilidad, no hubiera podido avanzar.

Hechos, hechos y hechos

Más de 600.000 procesados por tribunales militares, 31.000 niños de los vencidos tutelados por el Estado, 5.000 españoles muertos en los campos de concentración nazis ante la pasividad del régimen, centenares de muertes por acciones policiales, torturas de forma cotidiana... Este libro constituye una magnífica síntesis, completa y contrastada, de las prácticas represivas del régimen franquista. Verdugos impunes nos facilita un auténtico alud de cifras, que dejan clara la vertiente represiva del régimen. Sólo al fin de este sumario de crímenes, frío e impecable, los autores toman posición, y lo hacen, claramente, en contra de la impunidad facilitada, según ellos, no tanto por la Ley de Amnistía, sino por la interpretación que hace de ella la judicatura. Par los cuatro historiadores, hay un "vacío ético" derivado del vacío legal. Y concluyen que si España no se plantea ni siquiera si es necesaria una revisión a fondo de la Ley de Amnistía, es que no ha asumido su pasado como lo han hecho los otros países europeos.