Ikea vuelve para salvar a las personas más despistadas que se pasan la vida buscando las llaves, una pulsera, o la cartera. Esta es la escultura Handskalad, diseñada para decorar y recordar.

La escultura de Ikea para los más despistados

La empresa sueca destaca por su empatía con las necesidades concretas de las personas. Este objeto decorativo es un ejemplo de estética noruega y buen gusto minimalista, que quedará genial en una estantería, mesa o cómoda.

Mano articulable Handskalad / IkeaMano articulable Handskalad / Ikea

Se trata de la mano de madera articulable Handskalad, que se puede mover en infinitas posiciones.

A modo decorativo podéis elegir una postura que os haga gracia u os parezca estética, o podéis usarla para sujetar algún objeto, como una vela, un lápiz, una flor o una foto.

Echar una mano para no olvidar llaves o joyas

Pero si queréis sacarle más partido aún y convertirla en vuestra aliada para evitar despistes, las posibilidades son también infinitas.

Puede ser ideal como joyero, colgando de sus dedos pulseras, anillos o colgantes, pero también puede ser más que útil en la entrada de nuestra casa, pudiendo convertirla en guardiana de nuestras llaves, mascarillas, pendientes o incluso cartera.

Mano articulable Handskalad / IkeaEsta escultura para despistados vale 13 euros / Ikea

Todas estas opciones por tan solo 13 euros, para ayudar también a los bolsillos más apurados, la especialidad de la compañía.

La versatilidad de Ikea para un día a día más fácil

Si algo está claro es que Ikea permite desatar nuestra imaginación con sus inventos, que nos dan una gran variedad de facilidades para la vida cotidiana y que diseña sus muebles de una forma  tan versátil que pone en duda los conceptos del interiorismo.

Carrito Raskog / IkeaCarrito y minibar Raskog / Ikea

Los artículos de la empresa sueca son cada vez más combinables, y muchas de sus líneas son multifunción. Comedores que se convierten en despachos, baños más que ordenados, barras de bar en casa o armarios que sirven para ropa o cubertería… El límite lo pone cada uno.