Ser observador internacional no es una cosa fácil. Y todavía menos cuando no eres bienvenido. Eso es precisamente lo que ha pasado en Bielorrusia durante las elecciones presidenciales de este domingo 9 de agosto. Aunque la oposición ha conseguido reunir a un número importante de personas a sus mítines no está previsto que haya cambios. Así pues, el presidente del país, Aleksandr Lukashenko en el poder desde 1994, no tendría que tener problemas para conseguir su sexto mandato.

Los comicios no contarán con observadores internacionales, hecho que agranda todavía más la nube de posible fraude electoral. A pesar de no haber observadores de la OSCE, sí que los habrá de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), una agrupación de exrepúblicas soviéticas lideradas por Rusia, que por otra parte, nunca ha denunciado irregularidades en procesos electorales.

Algunas fotografías sobre como trabajan los observadores se han hecho virales. Encima de un taburete, mirando a través de la ventana del colegio electoral o por un agujerito detrás de la cortina.