Ni la nieve, ni tampoco el frío ni la lluvia, han detenido las manifestaciones por la escuela catalana. La ola de frío siberiano, que ha venido acompañada de un intenso temporal de nieve en muchas comarcas de Catalunya, ha obligado a cortar carreteras, ha dejado los camiones sin poder circular por el territorio y ha provocado que 85.000 alumnos no pudieran ir a clase; eso sí, no ha parado el espíritu reivindicativo de muchos catalanes.

Pueblos del interior, donde la lluvia todavía no ha deshecho del todo la nieve, se han podido ver escenas de postal. Niños y padres se han reunido bajo la nieve para exigir que no se toque el modelo de inmersión lingüística.