Una pregunta recurrente del cierre de una campaña electoral es a qué dedican los políticos la jornada de reflexión, después de quince días pateando el territorio para pedir el voto. El president de la Generalitat y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès, explicó a los periodistas que dedicaría el sábado a hacer croquetas, lo cual no dejó de sorprender. Tantos comentarios suscitó el propósito sabatino del president, que todo acabó con el compromiso de Aragonès que dejaría probar sus croquetas a los representantes de la prensa. Y dicho y hecho. Este martes al acabar la rueda de prensa del Govern, las croquetas han aparecido en el habitual aperitivo de despedida del curso.

El aperitivo de final de curso es una de aquellas citas que dan pie a aquello que en Madrid se denominan corrillos y que en Catalunya se tendrían que llamar rotlles, dónde se supone que entre patata frita y patata frita corren los off the record y las confesiones de los políticos en la recta final antes de coger vacaciones. Este martes, novedades no ha habido y de confesiones, menos; pero sí han aparecido las famosas croquetas. Croquetas de pulled de cerdo, como ha explicado el president, hechas durante la jornada electoral. "Y congeladas", según se ha apresurado a explicar para tranquilizar a los presentes.

Las croquetas en cuestión, servidas en la Sala Torres Garcia, ofrecían el habitual aspecto de las croquetas caseras, más bien irregular y habían sido cocinadas en el Palau. La cata no ha provocado precisamente una explosión de entusiasmo, pero ya se sabe que las comidas congeladas tienen estas cosas.

Croquetas aragonés
Imagen de las croquetas elaboradas por Pere Aragonès