La pandemia de la Covid-19 ha impactado en muchos ámbitos de nuestra sociedad y la salud mental no ha escapado a esta circunstancia. En Catalunya más de una cuarta parte de la población mayor de 14 años tiene malestar emocional, y la ansiedad y la depresión son los principales problemas de salud crónicos en este ámbito.

La Generalitat de Catalunya es sensible a esta realidad, y a través del Departament de Salut, ha decidido hacer una clara apuesta por la salud mental en esta legislatura, con un incremento del presupuesto de 80 millones de euros.

Esta inversión servirá para potenciar estrategias desde todos los ámbitos para transformar la atención a la salud mental con nuevas maneras de hacer: con proactividad, creatividad, accesibilidad y proximidad. Todo, para conseguir un abordaje preventivo, enfocado a la comunidad y orientado a la recuperación de las personas.

Una de las actuaciones más relevantes de Salut para revertir esta situación es el Plan de prevención del suicidio de Catalunya 2021-2025, que se marca un doble objetivo: por una parte, reducir, para el 2030, la tasa de tentativas y muerte por suicidio en más de un 15% y en más de un 20% en los grupos prioritarios; de la otra, reducir el estigma social que tiene este hecho mediante actuaciones de tipo comunitario. De hecho, el estigma y el desconocimiento qué el suicidio es un problema de salud son barreras que retrasan el acceso a una ayuda efectiva.

El nuevo Plan es fruto de la participación de unos 300 profesionales de diferentes ámbitos y se articula como una estrategia nacional de prevención por lo que se considera una prioridad de salud pública: de hecho, el suicidio es la principal causa de muerte no natural y la segunda causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 29 años en Catalunya.

El suicidio es la principal causa de muerte no natural y la segunda causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 29 años en Catalunya

Suicidi (4)

¿Cómo se actuará?

En primer lugar, el plan promoverá medidas de prevención y control de la conducta suicida, para responder adecuadamente a cada situación y rebajar el estigma y el desconocimiento social con respecto al suicidio para mejorar el acceso a los servicios de ayuda. También se propone, romper tabúes y enfatizar el acompañamiento y el apoyo a los supervivientes y a su entorno, así como también se activarán los circuitos de derivación a recursos de apoyo comunitarios, como las entidades de supervivientes.

El nuevo Plan también potenciará los puntos de activación y la mejora de la calidad del Codi Risc Suïcidi, un instrumento pionero y clave en Catalunya vigente desde el 2014 para monitorar y seguir a las personas con conductas suicidas. Se revisará el procedimiento del Código en los servicios de urgencias generales y otros servicios asistenciales, que no son de salud mental, para identificar la adecuación a las buenas prácticas basadas en la evidencia científica. También se articulará el teléfono del 061 Salut Respon, herramienta transversal del sistema de salud, como vía para la atención no presencial al apoyo y al acompañamiento en casos de riesgo de suicidio, para dar una respuesta lo más personalizada posible y, si hace falta, mejorar la accesibilidad del sistema sanitario.

Por otra parte, el Plan incluye un conjunto de actuaciones de prevención multisectoriales, como potenciar la formación de profesionales de atención primaria y comunitaria, de educación social y de centros penitenciarios y justicia juvenil, o implementar un servicio para los supervivientes, entre otros. Por último, también se reforzarán acciones para mejorar la detección y el abordaje de la conducta suicida en determinados colectivos de mayor riesgo potencial, como los casos de personas víctimas de violencia, abuso y/o situaciones límite, así como también personas mayores, personas con enfermedades crónicas y discapacidades, personas con dolor y enfermedad avanzada.

En Catalunya, durante el 2019, se produjeron 441 muertes por suicidio, de los cuales el 73% fueron hombres y más de 2.600 personas sufrieron las consecuencias traumáticas y de duelo. El suicidio presenta también un gradiente social claro: la tasa de suicidios es más alta en las personas en condiciones socioeconómicas desfavorables y la tasa de tentativas de suicidios tiene un mayor predominio en las mujeres.

El Plan también propone articular un sistema de información de todas las conductas suicidas y no sólo las tentativas, en tiempo real para poder evaluar la efectividad del plan y mejorar la calidad de la atención a las personas en riesgo y los supervivientes.