Llegan las fiestas de Navidad y los Reyes y los juguetes vuelven a ser protagonistas. Es por eso que la Agència Catalana del Consum (ACC) lleva a cabo las actuaciones necesarias para garantizar que las empresas que producen, distribuyen o comercializan juguetes, cumplan la normativa de protección de los intereses generales de los consumidores. Precisamente, los juguetes —junto con el material eléctrico— son los productos sobre los cuales se realizan más actuaciones y en los cuales se producen más retiradas y más destrucciones de unidades.

Durante el 2017 se retiraron del mercado un total de 5.853 juguetes por incumplimientos en el etiquetado y en los requisitos de seguridad

El ACC hace campañas de inspección durante todo el año con el objetivo de velar por la seguridad de los juguetes y con estas se recogen muestras de productos para analizarlos y verificar que sean seguros. Tan pronto como se tiene conocimiento del riesgo de un producto, se adoptan las medidas adecuadas y proporcionadas al nivel de riesgo: prohibición temporal de la comercialización, inmovilización cautelar, retirada del producto, comiso y destrucción, etc.

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La Agència Catalana del Consum (ACC) vela para que las empresas que producen, distribuyen o comercializan juguetes cumplan la normativa de seguridad

Por eso es importante concienciar a los consumidores para que siempre que compren cualquier producto, y muy especialmente cuando se trata de juguetes o productos dirigidos a los niños, lo hagan en establecimientos de confianza y presten mucha atención al etiquetado. Además, hay que conservar siempre los tickets y las facturas por si hubiera que reclamar.

Consejos de compra y de uso

A la hora de escoger un juguete, la Agència Catalana del Consum nos da seis consejos relacionados con la seguridad, la fabricación, los valores y los contenidos de los juegos.

Antes de comprar un juguete, la ACC nos aconseja que nos fijemos en las posibles restricciones de edad, para escoger siempre productos apropiados para la edad y las capacidades del niño; que rompamos los estereotipos sexistas a la hora de escoger un juguete para un niño o una niña; que valoremos los aspectos educativos y evitemos los contenidos violentos.

Si se puede, escojamos juguetes fabricados con materiales renovables como cartón o madera, que usualmente tienen un impacto ambiental más bajo en el proceso de fabricación.

Con respecto a la seguridad, hace falta ir con cuidado con los productos que tengan elementos pequeños que se puedan desmontar, ya que podrían tragárselos, o aquellos que tengan partes cortantes, especialmente si son para menores de 36 meses. Las pilas de los juguetes eléctricos tienen que quedar ocultas con una tapa segura que no permita que los niños puedan acceder a ellas.

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Además, los productos dirigidos a los niños tienen que estar fabricados con materiales de baja combustibilidad. Y es recomendable retirar los envoltorios (bolsas de plástico, etc.), ya que pueden provocar asfixia.

Cuando tenemos el juguete escogido, hace falta leer y seguir las instrucciones y las advertencias del fabricante.

El etiquetado

A la hora de comprar juguetes, tenemos que fijarnos que el etiquetado contenga los datos mínimos obligatorios. De entrada, en la etiqueta tiene que constar el nombre y la marca del producto, la razón social y la dirección del responsable del juguete (fabricante, importador o vendedor). También tiene que tener la marca CE, que significa que el juguete cumple las exigencias esenciales de seguridad contenidas en las normas comunitarias. Con esta marca, el fabricante declara que el producto cumple todos los requisitos aplicables a la seguridad y asume la plena responsabilidad. Por lo tanto, rechacemos los juguetes que no la lleven.

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Finalmente, la etiqueta del juguete tiene que incluir un número de lote, serie, modelo o cualquier otro elemento que permita la identificación, así como las instrucciones y advertencias de uso y restricciones de edad, si hay. En caso de que el juguete presente restricciones de uso, se tienen que advertir los posibles riesgos, así como la forma de evitarlos –por ejemplo, la necesidad de asegurarse que el juguete se utiliza solo bajo la supervisión de un adulto– y se tienen que indicar aspectos como el rango de edad recomendada.

Red de alertas de productos inseguros

La red europea de alertas, denominada Rapex, tiene la finalidad de transmitir rápidamente cualquier información sobre la existencia de un riesgo relacionado con un producto, así como las medidas de restricción adoptadas entre los diversos organismos de consumo nacionales y del resto de países de la UE. El objetivo es garantizar un nivel alto de protección de la salud y de la seguridad de los consumidores. El punto de contacto de la red de alertas en Catalunya es la Agència Catalana del Consum.

El objetivo es garantizar un nivel alto de protección de la salud y de la seguridad de los consumidores

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El año 2017 la Agència Catalana del Consumo publicó 143 alertas de productos inseguros, de las cuales 14 correspondían a juguetes. Con respecto a los productos alertados en el conjunto de la Unión Europea, en el 2017 se publicaron 824 alertas de juguetes, el porcentaje más alto para productos alertados (un 28,3% del total, que fue de 2.912 alertas). En cuanto al origen de los juguetes alertados, el 60% provenían de países asiáticos.

Juguetes retirados del mercado

Gracias a la actuación del ACC, durante el 2017 se retiraron del mercado un total de 5.853 juguetes por incumplimientos en el etiquetado y en los requisitos de seguridad, entre ellos disfraces y pelucas, juguetes magnéticos, juegos de experimentos químicos o productos dirigidos a menores de 36 meses.

Algunos de los riesgos que se detectan más habitualmente en los juguetes son la presencia de piezas pequeñas

Algunos de los riesgos que se detectan más habitualmente en los juguetes son la presencia de piezas pequeñas –o de partes que se pueden desprender– en productos dirigidos a menores de 36 meses, con el consiguiente riesgo de asfixia; disfraces con lazos o cuerdas en la zona del cuello que pueden causar un ahogamiento; juguetes con partes cortantes; pelucas que no están fabricadas con materiales de baja combustibilidad; juguetes eléctricos que no tienen las pilas en un espacio cerrado y no accesible para los niños o juegos que incorporan imanes pequeños, y con un flujo magnético alto, que pueden provocar perforaciones intestinales en caso de ingestión accidental.

 

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