Dicen que la Terra Alta es la zona vinícola más remota de Catalunya, pero que precisamente este es su encanto más particular: quien descubre sus vinos, sus paisajes y sus personas, no la olvida. Ubicada en el sur del Principat, en la zona fronteriza con Aragón y el País Valencià, esta Denominación de Origen reconocida públicamente desde el año 1982 tiene unos orígenes vitivinícolas que se remontan a hacer casi mil años, cuando los caballeros y los monjes de la Orden del Templo, a través de las Costumbres de Orta o de las Costumbres de Miravet, empezaron a dejar constancia del cultivo de la viña. En la actualidad, la región considerada el reino de la Garnacha Blanca está formada por una sesentena de bodegas adscritas a la Denominación de Origen Terra Alta, que engloba un cultivo de unas 6.000 has de viña comprendidas en doce municipios de la comarca.

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La espectacularidad de los paisajes de la Terra Alta (DON Terra Alta)

El paisaje que inspiró a Picasso

El valor paisajístico de la Terra Alta es único, motivo por el cual hace pocos años la UNESCO reconoció la zona como Reserva de la Biosfera. Por una parte, las sierras calcáreas de los Ports, la sierra de Pàndols y la sierra de Cavalls; de la otra, la llanura y la meseta de la comarca, donde horizontes eternos de viña y olivo, con terrazas y bancales, dotan de color un paisaje típicamente mediterráneo capaz de hacer las delicias de cualquier pintor impresionista. No fue el impresionismo, sin embargo, sino el cubismo el estilo artístico que, según los estudiosos del arte, se gestó en la Terra Alta en torno a los años veinte del sXX: un joven Pablo Picasso hizo una larga estancia en Horta de Sant Joan, donde la morfología de la sierra de los Ports inspiró las figuras cúbicas y geométricas que dotarían de personalidad para siempre su obra.

Poniéndonos más prosaicos y menos poéticos, las viñas de esta DO —la más meridional de todas denominaciones catalanas— integran un paisaje mediterráneo serpenteado por pequeños ríos que se abren paso entre escarpadas montañas de roca, bosques de encina, pino carrasco y cultivos típicos de las orillas del "Mare Nostrum" como el almendro o el olivo.

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Horta de Sant Joan, uno de los pueblos más monumentales de Catalunya.

El kilómetro cero de la Garnacha Blanca

¿Es posible que en una de las comarcas más pequeñas y olvidadas de Catalunya exista el 33% del cultivo mundial de Garnacha Blanca? No sólo es posible, sino que además este cultivo es de una calidad altísima, elogiada por sumilleres, críticos y un público que desde hace décadas sabe valorar la riqueza vinícola de esta variedad autóctona, un tipo de uva que en la Terra Alta, más que una variedad, es parte del patrimonio geográfico y cultural de la zona: la importancia de la Garnacha y una cultura específica de entender su elaboración hacen de estos vinos los que mejor expresan el terruño y la cultura de la DO Terra Alta. Además, si la Garnacha Blanca es más que una variedad es, principalmente, porque es la variedad que mejor se adapta al clima regional (Mediterráneo seco), alcanzando todo su esplendor perfumas, carácter, personalidad y matices. Aparte, en la zona también predominan la Garnacha Negra, la Garnacha Peluda, el Macabeo, la Parellada y la Morenillo, una variedad de uva negra de una personalidad singularísima.

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Los vinos de la Terra Alta transmiten la personalidad del terreno calcáreo en el cual han nacido, ya que la fuerza y el carácter de herencia milenaria son uno de los rasgos más característicos, tanto de los blancos como de los negros y, también, de los vinos dulces. Si los blancos son vinos de color pálido, aroma fresco y un paso en boca amplio y equilibrado, los vinos tintos destacan por su carácter mediterráneo, con elevada intensidad colorante y predominio de los aromas de fruta.

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La Garnacha Blanca, patrimonio vinícola de la Terra Alta (DO Terra Alta)

Las rutas del vino

La Ruta del Vino de la Terra Alta es una invitación a descubrir no solo el vino de esta zona tan particular, sino también todo aquello que se esconde tras su elaboración: sus paisajes, sus viñas, sus bodegas y las personas que día tras día trabajan para hacer que el distintivo "Terra Alta" sea sinónimo de prestigio mundial. La Feria del aceite nuevo y el vino joven de Bot, la Feria del vino de Batea o la Muestra de vinos DO Terra Alta de Gandesa son tres de las fechas señaladas en el calendario, pero durante todo el año son diversas las actividades y propuestas de enoturismo con las cuales disfrutar de la Terra Alta y descubrir, por ejemplo, por qué algunas de las bodegas más particulares de la zona como la histórica Bodega Cooperativa de Gandesa o la Cooperativa de Pinell de Brai son considerados una "Catedral del Vino".

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Una imagen de la Finca El Mas, de la bodega Edetària, una de las bodegas más importantes de Gandesa. (DO Terra Alta)

Descubrir los paisajes del vino en bicicleta es la propuesta que agrupa la pasión por la Garnatxa Blanca y, a su tiempo, el descubrimiento de la Vía Verde, una ruta que resigue la antigua vía del ferrocarril y que atraviesa gran parte la comarca. Esta actividad ha sido creada con el fin de ofrecer el mejor de la Terra Alta, puesto que une paisaje, gastronomía, Vía Verde, cicloturismo y enoturisme. ¿Cuál es el recorrido? Salida desde Gandesa, siguiendo por el camino rural de las Guardioles hasta Bot. En Bot, enlazamos con la Vía Verde de la Terra Alta hasta la Fontcalda. El recorrido tiene 16 kilometras con una dificultad baja y con vistas en las montañas del Parque Natural dels Ports, Agulla de Bot, la Plana i Migdia, el cim de Puig Cavaller y a los diferentes tipos de cultivos típicos de la Terra Alta, como son las viñas, los almendros o los olivos. Durante el tramo de la Vía Verde, disfrutaréis del espectacular recorrido por túneles, la antigua estación de ferrocarril de Prat de Comte, puentes y el río Canaletes como acompañante hasta llegar a La Fontcalda, lugar que destaca por su singular belleza; aprovecharemos para pasear, disfrutar y relajarnos un rato por estos parajes.

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Si lo que se quiere es fusionar la pasión por el vino con la del aceite, la Ruta del Aceite Terra Alta es una opción muy interesante, puesto que se trata de una ruta que bordea campos de olivos y permite sumergirse en la tradición agrícola de la comarca. El recorrido es circular, por lo tanto se puede iniciar en cualquier de los pueblos por donde transcurre: Arnes (donde hay un molino del aceite convertido recientemente en punto de información turística), Horta de Sant Joan (donde se puede visitar el monumental olivo El Parot), Bot, Caseres, Batea, la Pobla de Massaluca, Orilla-roja, la Fatarella, Vilalba, Corbera y Gandesa (donde se puede visitar el espacio del vino y del aceite). Pinell de Brai (donde sobresale la bodega cooperativa modernista de Cèsar Martinell en el interior del cual se encuentra un antiguo molino) es la última parada antes de pasar por Prat de Comte y cerrar la ruta circular.

Con la colaboración de:

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